Domingo
(9-06-2024), cinco caballeros veleños, nos presentamos en el punto de
“quedadas” de las etapas de montaña. El día antes, en las conversaciones de tarde-noche se pacta el inicio de la
temporada montañera por la zona de “Arenas y su periferia”. Con las burricletas
prestas y bien dispuestas para afrontar “la empinada jornada”; logística,
organización y demás preparativos para
desplazarnos a la villa hermanada y vecina. La primera ruta, para tomar el pulso - abrir boca-
una, para calentar y entrar en contacto con las alturas de Gredos.
En
Arenas, situamos el punto de partida a la orilla del río y al lado del patrocinador oficial de la opcional –París-.
Comenzamos la etapa, escalando por “la apenada Condesa”, para enlazar con las
entretenidas pistas del Berrocal; minutos de calentamiento, tomando contacto
con la montaña, disfrutando los primeros repechos “de vuelta a casa”. Un mar de
pinos, que nos dan la bienvenida, robles
salteados, con agradables olores a
hierba “recién desbrozada” en la tendida
subida, acurrucada en el acogedor
pasillo. Ritmo tranquilo por estos lares –no es para hartarse-, esperando y
guardando “por si acaso”. Tras la efímera y divertida bajada encajonada,
aterrizamos en la localidad de La Parra.
Desde
este punto, nos adentramos en la agraciada
subida; ya sabemos cómo va esto; cada cual como pueda, al tran-tran, ya
que tenemos “tela que cortar”. Al fondo, “no hay paisaje”, la niebla está
demasiado baja y tendremos que recrearnos con las vistas que vamos dejando a
ambos lados. Aunque vamos subiendo, vamos “cascando”, intercambiando
impresiones y admirando el entorno que nos rodea –y lo que la grisácea mañana
nos permite ver-. Sobre la marcha y en la segunda cima del día, “socorremos” a
“un burriclista pinchado”, nos da las gracias “me habéis salvado la vida”,
comenta agradecido y nos acompaña unos metros por la próxima ascensión.
A
nuestro paso, más desnivel, fondos grises sin vistas, engullidas por la
voraz niebla, “parece que estamos en
Escocia”, comenta Antonio “Bogue”,
extasiado y fascinado. Una ermita “con persianas”, árboles frutales
cargados en plena ascensión antes de coronar “el alto”, cuando comienzan a caer
las primeras gotas de agua –según la previsión- antes de arribar en el Arenal.
Desde aquí, “ya huele a épica”, está escrito en el ambiente desde que hemos
salido; en el momento en el que nos adentramos en un paraje de intensa y espesa
niebla, para hacer la epopeya más grande y colosal. “Cada cual como pueda”, sin
perdernos de vista, sólo podemos ver a cinco metros, aunque las cerezas las
vemos “más cerca”, exquisitas y frescas, para hacer más llevadera la
descolorida subida. Escuchamos las chorreras caer con fuerza, chozos que
aparecen y desaparecen en la sucesión de curvas, vamos “leyendo” los nombres
“conocidos” que aparecen en el mítico puerto, según van cayendo los kilómetros
en la cuenta atrás de los cartelones indicativos. Marcos “Zoco”, se acomoda en
“su mecánica”, lo importante es que se anime y nos acompañe en las salidas; el
amigo Gabriel “Machaque” escala en “modo diésel”, efectivo y con seguridad…. El
último tramo de puerto, desaparece todavía más, nos recuerda a las grandes
etapas de leyenda; según vamos haciendo cima, “volvemos a bajar” para “coronar
juntos”. Unos minutos para repostar y reponer fuerzas, fruta fresca, bocatas y
barritas varias, (Marcos, no puedes comer más que nosotros jajajajajja) y nos
volvemos a encontrar con David (el burriclista “pinchado”), antes de emprender
el borroso descenso.
¿La
bajada? Desde la experiencia, con muuuuuuucha precaución, algunos compañeros
“con frío”, las curvas desaparecen, los conocidos paisajes hace tiempo que no
se dejan ver, aunque por la escondida bajada, tenemos punto identificados y
esta postal también merece la pena. Cuando nos adentramos en la espesa
arboleda, vamos recogiendo los girones de niebla, el agraciado escenario hace
acto de presencia a media ladera, sumamos “algún repechillo” para entrar en
calor….la sierra, en su mejor versión -esta también cuenta- nunca nos defrauda…..y desde aquí, Martín “El
Fiero” en cabeza, más descenso por
tramos de las Morañegas y el hormigonado de “Las Parcelas”, antes de finalizar
la inauguración la temporada montañera. Al final, para comentar la jugada y
brindar por la dignísima etapa, zumo de cebada fresca y variedad de pinchos,
aunque también “apetezca un caldo
calentito”.
Destacar de la ruta, en primer lugar, la vuelta a la siempre esperada temporada de montaña. En esta ocasión, había previsión de lluvia –que hemos salvado- pero lo que ha hecho más épica la jornada, ha sido la ascensión y descenso del mítico puerto de La Centenera. Con experiencia, oficio, precaución, cabeza y sin arriesgar en exceso, ya que las condiciones meteorológicas así nos “lo avisaban”. “La desconfianza y la precaución son los padres de la seguridad. ”Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco….”
En
definitiva, ruta circular de 45 kms. Los principales caminos transitados han
sido; Paseo de La Triste Condesa- El Berrocal-La Parra- Camino de Los
Marianistas- Alto de Las Machaconas- El Arenal-Puerto de la Centenera-Camino de
Las Morañegas-Las Parcelas-La Parra-Arenas.
Pd: las fotografías están en orden inverso a la realización de la ruta.
Buen
día……..SALUD.
“….mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario