Domingo (10-11-2024), cuatro caballeros nos presentamos en el habitual punto de encuentro; el amigo Francis “Sevilla”, se ha quedado “acamao”, le informamos del recorrido y nos comenta, que sale a nuestro encuentro. Con las burriclestas prestas “pero casi dispuestas”, preparados para otra contienda; les informo a mis compañeros de fatiga, sobre “mi monoplato obligado para evitar llanear” y la propuesta andorrera que me permite; “es hacer cuestas”. Solidarios y comprensibles, los caballeros presentes, aceptan dicha petición, conscientes del “hartón.”
Comenzamos la etapa, temperaturas agradables, templadas, sin movimiento de aire, la orilla se presenta serena, por lo que, auguramos una jornada apacible. Enseguida, nos ponemos a “escalar” por “la tempranera Gamonosa”, sabemos que desde ya, entramos rápidamente en calor, al abrigo del paisaje cerrero y “el aguazo” rezumando en la vistosa alfombra otoñal. En modo distendido, cabalgamos por los compactados caminos y el entretenido sube y baja, antes de entrar en la localidad “zorrera”.
Desde aquí, nos adentramos en “la especial atracción”, la estirada “montaña rusa”, repleta de entretenidos y vertiginosos alicientes; a nuestro paso, los irregulares paisajes y dignos fotogramas, antes de aterrizar en la relajada cañada; amenas conversaciones entre los integrantes que nos guían hasta la acogedora senda, silenciada, sin los rumores del arroyuelo, ni los trinos que hacen mención a su nombre. Por la umbría de la ceñida callejuela, giro de izquierdas y nos ponemos a dibujar garabatos para enlazar varias subidas.
Con tablas en estos escenarios, nos ponemos el mono de faena y nos apretamos “los machos”; “al tran-tran, sin apretar”, vamos cogiendo altura y nos juntamos “el quinteto titular.” Serpenteamos esta llevadera subida, curvas que nos abren hacia agraciadas vistas y de reojo, “asoma la magra picante del día”; subimos “sin desgastarnos” –la mañana es larga-. Esperamos y nos agrupamos en “el observatorio”, para enlazar con la localidad “cagarrache.” Aquí, tramos más relajados y cómodos hasta el conocido arroyo, donde comenzamos a picar “otro poco más”. Cornisas de piedras, el frondoso encinar, camuflando “las cochineras” y el fugaz descenso, para coger impulso y afrontar “la reconquista de La Gran Muralla”; quebrados y empinados tramos de hormigón, que nos ponen a prueba y templan nuestra paciencia. Todavía, viene a mi mente, “la primera vez de esta exigente subida”, entre niebla y una fina lluvia (ya, hace años); Martín “El Fiero”, también lo comenta, “subiendo sin forzar, ni te enteras….”, mientras “planeamos futuras batallas.” Nos agrupamos en la cima y entramos en la ermita de la población, para hidratarnos y tomar un algo, para reponer fuerzas, mientras comentamos sobre gastronomía ibérica y de paso, preparamos la mesa.
Después del breve descanso, “nos remangamos” para continuar “con el repóquer de subidas.” Después de callejear, el efímero descenso, orientado hacia la lustrosa Sierra de Gredos en la soleada mañana; entre chaparas y encinas, algunas vacas “repanchingadas” en mitad de camino, antes de “currarnos” los exigentes repechones que nos reciben con los brazos abiertos; “esta magra si que tiene una exquisita beta blanca”; el amigo Roberto “El Bueno”, nos amenaza, “al final, me vengo con la eléctrica” y Alberto “El Maestro Ceramista”, lidera en cabeza. Sin perder de vista la retaguardia, vamos llegando a tramos más benévolos que nos permiten hablar y “dejar de bufar.” De uno en uno vamos coronando y esperamos, inmortalizamos –una vez más- estos lares y cuando emprendemos el relajado camino de vuelta, “comentando los porcentajes” nos tragamos el disimulado badén; ¡¡¡zas, llantazo!!!, y pinchazo que se anota “El Relatero”. Unos minutos para solucionar el entuerto al sol y “arriando velas”; atravesamos las villas vecinas y sin más novedades por el solicitado camino, clausuramos la jornada has la próxima semana (si el tiempo y las circunstancias lo permiten.)
Destacar de la ruta, la mañana tranquila que hemos tenido, agradables temperaturas –en pleno invierno- y la espectacular ruta de subidas (55 kms sin salir de Segurilla) que hemos realizado. “El que se conquista a sí mismo es el guerrero más poderoso….”
Resumiendo, ruta circular de 55 kms (1100 m. D+), los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorada, Camino de los Huertos, Camino de la Herrería, Cañada Real Leonesa Oriental, Senda del Ruisesor, Subida del Vertedero, Camino del Hituero- El Riscal, Camino de las Cochineras, Camino de Buenaventura (Gran Muralla), Camino del Vertedero-Camino del Mojosal, Camino de Valdecolmenares-Segurilla-Mejorada-Velada.
SALUD………………………..y TIEMPO.
“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…”
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