miércoles, 28 de diciembre de 2016

Ruta Navideña 24D


     Sábado veinticuatro de diciembre, en el lugar de costumbre, cuatro caballeros veleños  acudimos a la cita navideña;  Ilde “El Suegro”-como está en forma-  desde Talavera se nos presenta  montado en “su flamante burricleta”. Sin rumbo fijo, ni nada planificado  para el  día señalado, momentos y rincones de diversión pactamos.

    Comenzamos la etapa, la agradable temperatura también nos acompaña desde el inicio de la festiva jornada; caminos adormilados a nuestro paso, hacia la vasta cañada nos lanzan; en modo distendido marchamos, de todo un poco vamos  hablamos, temas de actualidad  -“no veáis  cómo está el patio”-,   para desperezarnos por el aletargado  llano. Sobre la marcha,  fotografías y vídeos para el recuerdo. El amigo Ilde  “propone juerga” y nos invita pasar a “la tasca de las Carboneras”; se abren las puertas de colores de  la mágica senda y entre muretes de piedras engalanadas,  “cabalgamos ensimismados” y con la boca abierta, ante el torrente de belleza que nos “emboba y atrapa” con  las redes de su correa más delicada. Cristobalón se nos adelanta, quiere secuestrar minutos de gala, con su buen hacer  y la moderna cámara ; escalamos un tramo de “la pina  mata burras” y  en la villa zorrera,  dulces  y  café  para “reponer” y  cuidarnos bien. Reemprendemos la marcha, dejando atrás Mejorada, nos enfilamos hacia el territorio gamón; salvamos los repechos tantas veces reconocidos, damos  vida a los deslucidos cuadros cerreros  y con  “un asalto” en toda regla les propinamos a nuestros amigos y  vecinos; profanamos  “la fortaleza de La   Atalaya” por una ejército de robustas encinas, parapetada;  El monumento de “La Encarnación” y sus ceñidas veredas  y también se quedan sin  “La Cruz del Niño” y otras sendas “más coquetas”. Fotos de rigor y vistazo por aquí, otro por allá, escuchamos armoniosas melodías “bicicleteras”  y nos sentimos privilegiados por la sutil estampa que nos rodea, su sentida calma y embriagadores  olores cerreros que hacia otra dimensión nos elevan. Ángel “El Guerrero” está “to desatao” y toma el timón, apuesta fuerte y  un campo a través nos prepara con bastante ilusión; entre tomillos, piedras escondidas,  chaparras enanas  y enredadas  esparteras, mantenemos el equilibrio, “hacemos el cabra”  y nos echamos unas risas, al final,  es de lo que se trata, de  disfrutar.  Descendemos relajados y muy animados, surcamos la entretenida vereda, pero todavía queremos conquistar la aldea y su lujosa plazoleta. Salimos del circuito ratonero y por la tranquila avenida “una liebre echamos a la mochila”; saludamos a conocidos y amigos gamoninos, en “El Hogar”  brindamos por nuestra camaradería, por muchas rutas y por la agradable compañía. 



    









































































     En definitiva, ruta circular de treinta kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Camino de Velada a Mejorada; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Los Huertos; Senda de Las Carboneras; Camino de Mejorada Gamonal, Subida a la Atalaya de Gamonal; Senda de la Encarnación-Cruz del Niño Perdido; Camino de la “Colá”; Camino de Gamonal a Velada.


  Pd: Cristóbal, muchas gracias por tu aportación fotográfica (2).


  Buen día…………..SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


lunes, 21 de noviembre de 2016

Ruta: Nocturna Cerrera

     Viernes, dieciocho de noviembre, a las veinte y treinta horas, eran la fecha y hora pactada. Miembros de las tres reconocidas escuadras veleñas, estaban invitados a la fiesta nocturna y  cerrera; Once  amigos/as  senderistas, runners y burriclistas acudimos al lugar acordado; bien ataviados,  con ropa de abrigo  “por si acaso”,  potentes  luces y otros achiperres  y  las mochilas a cuestas,  de ganas e ilusiones repletas,  iniciamos la marcha “andarina”  hacia la llamativa oscuridad de los ocultos cerros.

      En nuestra divertida  andanza,  a cada paso dado,  el humor nos acompaña; atrás, dejamos las luces de la villa y en la plácida nocturnidad, “los descarriados  iluminados”   nos adentramos;  salvamos tramos empinados, cubiertos de avena loca y altos pastos entre  un laberinto de gigantescas piedras por la disimulada cuesta;  joviales  chácharas –de retos y otros sueños-  amenizan la marcha en la parte delantera y también escuchamos sonoras risas por la ilusionada retaguardia. En el alcornocal camuflado,  buscamos el apagado manantial, inmortalizamos este momento, mientras,  algunos compañeros respiran y después de la repentina subida,  “parece que les sobra la parte de arriba”. Nos perdemos por el pasadizo lúgubre de encinas y chaparras y  desde el angosto sendero,  el museo de piedra  vigila impasible la marcha serena, mientras,  con nuestra presencia,  damos luz y colorido al tenue decorado. Una vez más, ¿cuántas irán ya?  “conquistamos los cerros gamones”; rápida parada y  fotos de rigor en la derruida Ermita, testigo muda de nuestras clandestinas  aventuras y de  taitantos  días para recordar. Salimos a la ancha pista y por los discontinuos subes y bajas, hay algunas “paradas obligadas”, no llevamos prisa pero mantenemos bien el paso y cuando hay que esperar, esperamos;   nos encontramos “una caterva de sapos” de todos los tamaños, reconocemos otras especies y   con las repentinas apariciones, tenemos algún  susto incorporado. Después de coronar,  hacemos un giro brusco y nos colamos en la  estrecha y entretenida   senda; escuchamos comentarios varios y  a la  desconocida  trocha, encumbramos.  Antes de abandonar  la hospitalaria morada, improvisamos una rústica terraza para “papear” y a la andorga engañar; bocatas de jamón, picantes pimientos, tortilla de patatas  y otros manjares nos hacen reposar y por cortesía del amigo Chema, el turrón blando, para endulzarnos  y la jornada ensalzar. Divertidos momentos pasamos,  mientras “repostamos”  nos recuperamos; más sustos por  los misteriosos ruidos que proceden de los vallados  y las vacas  fantasmas que hacia nosotros  vienen en tropel  y a más de uno,  de sus imaginarios asientos  les levantan ; risas y bromas para animar la velada  y al buen ambiente  también alimentar.


     


































































































      
      Después del  buen yantar, reemprendemos la marcha; nos quejamos de las agradables temperaturas que nos acompañan, echando de menos “las generosas  pelonas” y  el termómetro bajo cero, mientras vamos sumando kilómetros ; desde el reposado trono,  rescatamos   la quietud de la noche y recolectamos los exquisitos frutos del silencio: "La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón". En la apagada noche sin estrellas, allá a lo lejos, avistamos las nítidas luces veleñas, pero antes de clausurar la jornada, “por  el centro de alto rendimiento” tenemos que divagar. Pasos estrechos nos embelesan, piedras multiformes desfilan a nuestro paso y  hacen las delicias de los osados senderistas y los expectantes flashes se disparan para las mejores instantáneas enmarcar;  divertidas anécdotas se esconden entre sus pateadas  veredas e  indescifrables sensaciones que brotan de los eminentes recovecos, permanecerán ocultas a los sentidos de los menos doctos. Nos encaramamos en el empedrado altar, echamos un vistazo hacia el más allá “y algunos, por unos euros, cochinillo y cerveza fresca  a Oropesa se atreverían a  llegar”. Después de tantos  delirios y otras bolerías, comenzamos el descenso por “El canto del cuervo”;  con cuidado por el terreno quebrado y  bastante  suelto; cruzamos la zona del “Barbú” y en el camino de Los Perales “se hace la artificial luz ”. A media noche,  arribamos en la desierta villa, hay amagos de estiramientos y al  finalizar la etapa senderista, resumen de los mejores momentos, frutos secos y refrigerios en la posada abierta  y después de los distendidos minutos.... "cada mochuelo a su olivo a descansar". 


   
























































        Resumiendo, ruta circular de 16 kilómetros; hemos caminado por los Cerros de la Virgen de Gracia, “Colá” de Gamonal, Senda de la Encarnación; Camino de Gamonal a Mejorada;  “La Senda Fantasma”; Camino de Mejorada a Velada”; Senda de Los Lobos; Senda del Canto del Cuervo; Camino de Mejorada a Velada, Camino de Los Perales.


Buen día………………….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….”