Sábado veintiséis de octubre, en la
jornada de hoy aparcamos las burricletas para calzarnos las “botas andorreras”.
Un trío de caballeros veleños acudimos a
la llamada de la comprometida épica montañera. Después de las llamadas
pertinentes, proveer los achiperres necesarios y no podían faltar, los habituales
nervios (“lo cual, a estas alturas ya no entiendo”) de la noche pasada. Nos desplazamos en vehículo, hasta la plataforma de Domingo Fernando (El
Hornillo), nuestro principal reto, “buscar refugio en la
canal reseca”.
Comenzamos entre dos luces la etapa
montañera; echamos una vistazo a los paneles informativos (“no sé muy bien por
qué”), a los pocos metros, ya nos adentramos en el estrecho camino, cuidadosamente resguardado entre un mar de
elevados pinos. Avistamos las “conocidas” señales orientativas, cruzamos el “crecido
río” y también divisamos “chozos escondidos”. El aletargado pinar nos acoge en
su regazo, un manto de pinochas y piñas
secas guían nuestra estela, algunos hongos
también asoman de los caidos troncos, elfos y hadas aún no han despertado y las
ninfas de la armonía, con las vivas
aguas del río componen alegres melodías. Por nuestra parte, por el
continuo ascenso también caminamos entretenidos, sin prisa pero sin pausa,
tenemos momentos de guasa y cuando abandonamos la hospitalaria zona arbolada, somos testigos del espectacular
cauce empedrado y las moles de granito
que impasibles nos aguardan. Nos recreamos con los acogedores cobijos para pastores
e intrépidos aventureros, ligeramente seguimos ascendiendo por regueros
de “cantos”, piornos secos y el profuso piornal colorido que nos cubre por
encima de las rodillas. Por la “escalera empedrada” bajamos a la “base
esperada” y “aquí comienza a sonar el himno de Portugal”, momentos de risas,
bromas y otras bolerías (“no sé, si
íbamos a tener ganas de más”). Hacemos los “quiebros” adecuados y
por la canal “buena” nos enfilamos. Un sendero vertical “aquí hay
para dar y tomar, cada cual, que decida por dónde andar”, picamos “algo sobre
la marcha”, nos abrigamos “por lo que pueda pasar” y trepada bastante pina entre el lavado canchal;
disfruto por el “apacible camino” y aprovecho para fotografiar un rebaño de
machos cabríos, “el jefe, es ese ennegrecío”. Escuchamos voces desde lo más alto (“¿serán
cánticos divinos?”) también saludamos, pero resulta, que “son dos pipiolos cagarraches” que por
esos torreones andan “extraviados”. Le
avisamos, “nos nos perdáis de vista” y cuando
puedan, que salgan a nuestros pasos. Les contamos nuestro plan y deciden
acompañarnos, por lo menos, para salir de este laberinto “empinao”. Apretamos
en el último tramo (más cómodo que lo hasta ahora andado), hasta que al
“elevado balcón” nos encaramamos. El Olimpo de los dioses profanamos, ¡¡¡parorámicas genuinas!!! ¡¡¡formidables
vistas aéreas!!!¡¡¡espectacular la cadena galayar!!! Hasta sin adjetivos se queda Chuchi
“Maravillas”. Fotos de rigor para enmarcar, pero tenemos otro rincón para los mejores momentos guardar. Pasos
estrechos hacen las delicias de la osada cuadrilla, “la buscada veta de cuarzo blanco” también nos
“embelesa”, ¿qué hace esta tira blanquecina entre la mole del infinito
pedregal? Hacemos trepadas sencillas y divertidas, nos guiamos por los mojones
plantados…(sin perder de vista el
fantástico paisaje que nos brinda el día) para llegar al verdoso “prado de los
Pelaos”, otro paseo por el “paraje lunar” y como dice Domingo “El Maca”, “el
nío de ciguieña está ahí ya”. Nos encaramamos en la tranquila garita, vistazos
en todas las direcciones, “por eso del contemplar y los sentidos alimentar”,
“la mitad de la belleza depende del paisaje, la otra mitad de la persona que lo
contempla”, fotos de rigor (“¿con algún futuro campeón?”) y nos despedimos de los
aguerridos vecinos.
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"Panel informativo" |
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"Despertando al plácido pinar" |
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"Buscando más allá" |
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"Buena señalización" |
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Avistamos las primeras cumbres. |
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"Todavía por la estrecha senda" |
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"Puesto Pío" |
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"Cogiendo pendiente" |
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"Por las escaleras pedreras" |
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"Abandonando el poblado" |
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"Preparando el himno" |
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En la base de la Canal |
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Buena vista hacia atrás. |
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"Comenzamos la novedad" |
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"Aquí ya no hay pérdida" |
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"Postal de Gredos habitual" |
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Portilla del Gran Galayo |
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"No hay nada que comentar" |
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"Famosa veta de cuarzo blanco" |
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Con los compañeros de Segurilla |
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"Testigos del paso blanquecino" |
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"Abriendo otra ventana" |
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Vertiente de la Canal Seca. |
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"Otro paso más........" |
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Fuente de Los Pelaos. |
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"Salida al collado de Los Pelaos" |
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¿Paisaje lunar? |
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La Mira: a nuestras espaldas "El Galayar" |
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"Demasiado para contemplar...." |
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"Otra más de hermandad" |
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"Despedida: de la Mira y de la pareja de Segurilla". |
Decidimos, parar a repostar en el
“resguardo del refugio caído”, cogemos agua “en la reconfortante fuente” y “ya
es la hora del bocata”; dignas “flautas”
de jamón “bien curao”, fruta fresca, también frutos secos y mis compañeros de
fatiga, ni en las alturas,
perdonan el zumo de fresca cebada; comentamos los buenos momentos
vivenciados y lo monumental de los parajes visitados. Reemprendemos la
apoteósica etapa, ahora más relajada, a nuestras espaldas dejamos cumbres de
sobra conocidas, nos salimos del
convencional camino, para echar un vistazo por el espectacular precipicio. Seguimos
por la vereda escondida entre el perenne piornal, un tupido canchal de piedras
nos guía, sin perder en ningún momento las genuinas vistas. Arribamos en el
“Puerto del Peón”. Desde aquí, nos recreamos con la privilegiada estampa “del Espaldar” y “La
Canal” que hace horas, ilusionados remontamos, a la vez que comentamos el “corral que llevamos cerrado”. El descenso, lo
hacemos “sin prisa pero sin pausa”, paramos a abrevar en los refrescantes
caños, algunos minutejos paramos a reposar, con ironía y guasa “interpretamos
las gigantescas piedras formadas”. En un marcado “zig-zag” vamos perdiendo
altura por la empedrada senda, cuando el
paisaje granítico va dejando paso a los matorrales y las praderas montanas. La
vuelta se hace amena, entre risas y divertidas anécdotas, como se trata de una jornada larga, da para “mucho rajar” ; llegamos al serpenteante y frondoso pinar, lugar idílico, con embriagadores
olores, morada de duendes y dríades, subidos helechos, vereda inundada entre
matorrales, viramos señales informativas …En estos momentos, “ponemos los pies sobre la tierra”, somos
conscientes por las postales de fantasía, que la placentera jornada entra en la
recta final…………
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Desde el interior del refugio |
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Jornada de muchas estrellas. |
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"Abandonando el refugio de Los Pelaos" |
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"Panorámicas de vértigo" |
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"Veredas, piornos y vistazo a la izquierda" |
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"El penúltimo tramo de subida" |
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"Desde el Puerto del Peón,,," |
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... un vistazo a la conquistada Canal |
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Fuente del Peón Bajo |
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Por el límpido pinar. |
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Plataforma de Domingo Fernando |
Resumiendo, ruta circular de 24
kilómetros, el itinerario recorrido ha sido el siguiente: desde la Plataforma
de Domingo Fernando, senda del puesto Pío, Canal Seca, subida por la Canal
Reseca (Espaldar de los Galayos),
Portilla del Gran Galayo, “Trocha Palomo”,
Collado de la Canal Seca, Pradera de “Los Pelaos”, La Mira, Cabecera de
la Hoya del Cura- Senda Puerto El Peón-
Domingo Fernando.
Pd: Domingo,
Chuchi, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (3) y por supuesto,
por la excepcional compañía y la sobresaliente jornada.
Buen
día………SALUD.
“mil caminos
por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”