miércoles, 10 de octubre de 2018

Ruta: Desafío San Lorenzo del Escorial


El día antes de la fecha señalada, es una jornada “loca” de llamadas telefónicas y mensajes de “fuerza”, ánimos y buenos deseos sinceros, por parte de excelentes amigos y compañeros de fatigas, que en esta ocasión (“muy a su pesar”) no nos podrían acompañar. De sobra sabemos, que por ganas no sería; factores que no podemos controlar y circunstancias varias, son la causa principal de estas ausencias más que justificadas. Las últimas horas del viernes (5 Oct), fueron una contrarreloj y un no parar de repasar preparativos y pequeños detalles a considerar, para enfrentarnos con ciertas garantías a nuestro desafío anual: Burricletas a punto, herramientas necesarias, alimentación, hidratación y luces bien cargadas y preparadas.

Las horas de dormir y/o descansar, son un “sin vivir”; vueltas en la cama, contar “ovejas” -o kms-, nervios a flor de piel y otros pensamientos divergentes que me activan y me impiden conciliar. Todavía me parece mentira, que a estas “altura del cuento”, que estas nimiedades “nos alteren el sueño y se adueñen de nuestro  descanso” ¡¡¡Cómo si fuera la primera vez!!!!¿Será la ilusión, motivación, ganas de nuevas aventuras? ¿Quizás el miedo a “fallar” a no llegar? Son un manojo de “incontrolables” sensaciones, tantas veces vividas y sentidas, que desde mi experiencia (Tanto a nivel personal como profesional) siempre auguran vivencias positivas ¿Por qué serán tan difíciles de dominar? ¿Qué misterio habrá? No me cabe la menor duda, de que el cansancio se hace conmigo y “en un abrir y cerrar de ojos” las cinco de la mañana, me sorprenden sin despertadores ni alarmas. A estas horas poco habituales, se repite el ritual de siempre; en modo “off”, poco a poco me voy “acoplando a mi cuerpo”, preparo un generoso desayuno para no desfallecer en el intento, me enfundo el traje de “guerra” y ultimo/reviso todo lo preparado la noche anterior ¿Qué podría fallar? La suerte ya está echada, el examen preparado,  las cartas repartidas, los dados dando vueltas  en el cubilete y "los condenados en la hoguera...."

Sábado seis de octubre, a las seis de la mañana y en el habitual punto de encuentro, nos damos cita seis caballeros veleños: La conquista de El Monasterio de San Lorenzo del Escorial es nuestro desafiante reto. Con las burricletas bien dispuestas y prestas para la exigente contienda, con  tanta expectación y ante  la desconocida batalla no nos amilanamos; focos preparados, los nervios bien templados y la confianza bien amarrada, partimos en medio de la noche, todavía cerrada. En la cañada, a mitad del camino, pasando la carretera de Montesclaros, hemos quedado con el trío Talaverano: Diego “Sin Miedo”, Antonio Medina “El Estratega” e Ilde “El Suegro”.

Martín “El Fiero”, Lhesem “La Gacela del Sahara” e Ilde “El Suegro”, también se animan y quieren acompañarnos durante unos kilómetros, pero su objetivo “son las antenas del Piélago”, como bien sabéis, es una de nuestra etapa estrella. Muchas gracias por el detallazo de vuestra compañía y por  los  ánimos recibidos,  al despedirnos en Almendral de la Cañada.

Comenzamos la jornada, con la noche bien entrada, nos vamos de paseo por la fresca cañada, a estas horas, dominada por las temperaturas bien bajas. De sobra sabemos que la dura etapa, no va a ser sencilla,  ni va a estar exenta de obstáculos y dificultades varias, no hay espacios “para la publicidad ni el romanticismo”, ni excusas, ni dudas, simplemente se va.  Bajo la bóveda estrellada, cruzamos los comprometidos arenales, cabalgamos bien agrupados, aunque todavía “aturdidos” por el tempranero horario; intentamos ir entretenidos, hablando y comentando “sobre  el lío en  que nos hemos metido”;  sobre la marcha,  vamos recordando la importancia de “beber sin sed y comer sin hambre” porque “la kilometrada promete”.  Por mi parte, con los artilugios luminosos, me creo que son los de la mesilla de noche y todavía “cabalgo adormilado” y bastante ensimismado.  Es algo especial “danzar” bajo el manto de estrellas, disfrutar del frescor que la noche nos brinda y respirar el aire transparente, inocente,  sin contaminar; reducimos la marcha (porque parados, algunos se quedaban helados)  para que enlacen los compañeros “talaveranos”; cruzamos las  villas tranquilas,  todavía anestesiadas por la profunda oscuridad  y sin rastro de vida por el lugar; entre risas y precaución nos topamos con  “una capea nocturna”, el ganado bravío corría espantados  “por todos lados”;  también,  salvamos los primeros tramos empinados y entre dos luces a Navamorcuende entramos. Con los amagos del nuevo despertar, volamos por los toboganes del “Dragón Khan”, hasta que aterrizamos en el Almendral; en este punto, dejamos  a nuestros compañeros, su destino es “el  elevado paraje lunar”;  su misión,   las antenas  van a orientar y configurar. Nos despedimos con cierta “morriña”,  porque sabemos que les hubiera gustado enfrentarse al gigante que tenemos delante.

A nuestro paso, recorremos  diversos escenarios, con decorados multicolores y variedad de caminos transitables; kilómetros de Cañada Real y vías pecuarias bien balizadas y señalizadas que nos llevarían por  tres comunidades autónomas distintas; algún tramo de carretera,  para enlazar sierras y parajes montañosos espectaculares, dignos para el deleite y admiración y “pegarnos un calentón”. Nos topamos  con extensos  paisajes abiertos y también,  la tupida arboleda, que con elegancia  abraza  a  los adecentados caminos;  distintas  localidades nos han recibido y con amabilidad han   abierto sus puertas y sin hacer ruido,  nos hemos alejado, porque todavía "nos queda tajo".

















































Dentro del grupo, hay bastante experiencia y galones en etapas largas, participaciones en  maratones con renombre y épicas consagradas, son las credenciales que nos avalan. Gabriel “Machaque” su saber sufrir, tesón y continuidad, le hacen destacar.  Alberto “El Maestro Ceramista”, le hace falta muy poco, sobrado,  se motiva por sí solo; Pedro “Hierros”, es todo un animal del pedal, su fuerza y garra le consagran; Diego “Sin Miedo”, en  su saber hacer está su fuerte, su lema “siempre a más”; Antonio Medina “El Estratega”, lidera la primera línea, sus entrenos son de calidad, “nunca se guarda ná”. Francis “Sevilla” debuta en jornadas de largo recorrido, por su pundonor y entrega, seguro que va a triunfar.
Hemos surcado  pistas anchas y divertidos senderos estrechos,  para recrearnos y degustar los dulces tragos; nos hemos adentrado en inmensos pinares, cubiertos de jaras y de las perennes retamas; desde el principio, de forma progresiva hemos ido ascendiendo, sumando metros de  desnivel , salvando duros repechos (algunos del 15%), ¡¡¡ostras con la trocha quebrada  de San Antonio!!! y discontinuos subes y bajas que nos iban limando las fuerzas y haciendo “mella en la cabeza y las patas”; no podemos olvidarnos de la quebrada senda de “La Silla de Felipe II” todo una prueba para rematar la faena.  Nos hemos refrescados en fuentes y pilones que salían a nuestro encuentro; hemos abrevado agua fresca, refrescos, caprichos dulces en  tiendas de barrio;   “siempre las botijas llenas”, nunca sabemos que nos vamos a encontrar. A nuestro paso, hemos divisado grandes vacadas por la campiña “desparramadas”, algunos rebaños de cabras que perfumaban la misteriosa montaña  y una granja de avestruces correteando por la verdosa explanada; sobre nuestras cabezas, también han sobrevolado algunas  rapaces,  buitres y aguiluchos, metidos de lleno “en faena”  y custodiando los  impecables territorios serranos. Enormes lagunas y embalses nos hacen girar la vista y contemplar sus concurridas aguas de “palistas y turistas”; por supuesto, para no perder las buenas costumbres, hemos tenido que abrir algunas porteras, somos especialistas en saltos de vallas y “candados” de puertas varias.

Pero en esta exigente jornada, todo no iba a ser “coser y cantar”, “esto no es ninguna charlotada”; 120 kms y 2000 metros de desnivel positivo dan para mucho. Hemos tenido más  averías de las habituales (pinchazos, paradas para  inflar por si acaso y roturas de cadenas) que nos hacían detener la marcha y volver a empezar. Hemos sabido sufrir y afrontar las adversidades encontradas, duros repechos atizados por el solanero ; el calor,  también nos ha desgastado en algunos tramos y según íbamos avanzando, hemos cruzado los dedos para que no nos “atacara el tío del mazo”.  Nos hemos sabido sobreponer a la “desesperación” de las inesperadas  averías. Pero lo mejor de todo, la solidaridad, comprensión, trabajo en equipo, ayuda compartida,  la capacidad de sufrimiento y  “la superación personal”  “de los elegidos”, así  como la buena armonía (pilar fundamental)  que ha prevalecido en todo momento. “Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad…” “Si utilizas más tu fuerza de  voluntad conseguirás todo lo que te propongas…” “Nadie te golpeará tan fuerte como lo hará la vida, pero debes resistir y seguir luchando”. “La energía que tenemos es prestada y algún día tendremos que devolverla”. “Lo difícil se consigue, lo imposible se intenta….”

A nuestro paso, para rematar la etapa, no sin antes reparar la última avería del día, nos recreamos por el frondoso bosque de la Herrería, a estas horas,  repleto  de familias y senderistas; intuimos los metros finales, con tanta algarabía y señales de vida; desde la altura, avistamos el monumental monasterio y en un “tobajo”,  disfrutamos  de lo “poco que nos queda”, trayendo a nuestras memorias, todo  lo  que atrás hemos dejado. Victoriosos, cabalgamos por los imperiales  jardines y  parapetados entre  el  agradecido sombrajo que nos regalan los flamantes  árboles. Entramos felices y triunfantes en “El Monasterio del Escorial”, custodiado por el Monte Abantos y las impresionantes Machotas. En el objetivo fijado,  nos aguardan nuestras  parejas, retoños y familiares, que nos animan, jalean y felicitan por la enésima hazaña conseguida. Una vez más, MUCHAS GRACIAS por “aguantarnos y acompañarnos”. Después de dar novedades, fotografías de rigor (este año,  la bandera veleña se nos olvidó), la merecida ducha para recuperar ,  brindis con zumo de cebada por la exitosa jornada, comida en La Chistera y paseo cultural en familia, para recordar.  

 





























































En definitiva, ruta lineal (ida) de 120 kms, los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Cañada Real (Sotillo de las Palomas, Navamorcuende, Almendral de la Cañada, Fresnedilla, Higuera de Las Dueñas, Sotillo de La Adrada, Navahonda, San Martín de Valdeiglesias, Camino Huerta del Monte, Urbanización Los Rosales, Camino del Molino, Embalse de San Juan, Robledo de Chavela, Camino de la Vega del Chorro, Camino de La Puebla, Robledo de Chavela, Camino de Valdemorillo-ermita de San Antonio, El Portachuelo,  Camino de Hontazuela,Camino de Zarzalejo al Escorial, Senda de La Silla de Felipe II, San Lorenzo del Escorial.

Pd: Diego, muchas gracias por tu aportación fotográfica (10), por el track (bien currado) y por las gestiones de las duchas.

Pd1: Muchas gracias al personal del Polideportivo Zaburdón por su trato tan cordial y cedernos las instalaciones.


Buen día………..SALUD.


“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”