Siendo un
sábado “cualquiera”, día uno de octubre,
era la fecha señalada para el utópico
reto – allá en su día- planteado hace
por ahora dos años, el asalto a Trujillo la gran fortaleza extremeña. Las seis
horas de la mañana, la hora acordada
para “la gran batalla”; trece caballeros
burriclistas, entre veleños, gamoninos e invitados, éramos los convocados para
abrir pasos y despertar los caminos “apagados”. Dos horas más tarde, pasando Navalmoral, saldrían cinco compañeros más,
que también nos quieren acompañar y las tierras de Pizarro conquistar.
Antes de iniciar la jornada, fotos de
rigor de la llegada a la parrilla de salida y la del expectante grupo titular; antes de
salir de casa, iba a tener el primer “percance” –para dar más emoción-, el
candil que no quiere alumbrar, ¿por qué será? Roberto “El Bueno” y su hermano
Oscar “Boliche” serían mis ángeles de la guarda y mis guías, durante, la
todavía noche cerrada: Muchas gracias una vez más. Qué sensación tan rara, “no poder alumbrar mi trazada” y por la falta de autonomía para campar a mis
anchas y poder divagar. Por El Camino Real, la serpiente iluminada se va
adueñando de la complaciente quietud y
de la espesa y fresca oscuridad que
va tiñendo de alegría e ilusiones los
irreconocibles rincones. Cruzamos La Corchuela y entre el silencio perdido, más
sorpresas nos depara la espesa penumbra del camino, somos testigos de la berrea ¿a lo lejos? y sus inconfundibles bramidos.
Somos los encargados de dar vida al nuevo día y el “perezoso” amanecer nos
rebosa de paz y alegría; a lo largo de la jornada, paseamos la bandera veleña
por caminos de dominios públicos, pistas asfaltadas y anchas vías pecuarias que
se adentraban por agrestes parajes y en la exquisita y reconocida dehesa extremeña
; también escalamos el temido puerto –después de llevar, casi 90 kms- y otros tantos repechos de vistosa dificultad,
sobre todo, cuando ya hemos pasado “el centenar”; éramos realistas, sabíamos que no iba a ser fácil misión. Para llegar a nuestro destino
y conseguir el objetivo, tuvimos que
pasar por distintas localidades; La Corchuela, Las Ventas de San Julián,
Navalmoral de la Mata, Almaraz, Las
Casas de Miravete –a 1 km- y Jaraicejo. También , a lo largo del recorrido,
encontramos pequeños obstáculos, en modo de averías –con la seguridad que nos
da la presencia de nuestro amigo
Roberto, asunto resuelto -, alguna caída –sin importancia-, recogimos todo el polvo que había por los
estirados secarrales, tuvimos que soportar el aire de cara –un día más-, las
altas temperaturas que el incomprendido otoño
nos tenía reservadas y ver como las
fuerzas iban menguando según nos íbamos acercando al destino esperado. No menos
importante, era el saber administrar las
fuerzas y comer bien (Antonio ¡¡¡ese bocata de jamón!!! e hidratarse para “no tener sorpresas”, ya que la
kilometrada y las horas que teníamos previstas estar sobre nuestras
burricletas, iba a ser algo a tener muy
en cuenta; nada que no supiéramos antes de iniciar dicha empresa. Pasamos
momentos divertidos, risas y bromas, que no pueden faltar durante tantas horas; supimos
sufrir con dignidad y resignación, aguantar el duro tirón, sobreponernos a los momentos de fatiga
y bajón que pudieran derribar y aniquilar al animado pelotón. Apenas unos kilómetros antes
de entrar en la localidad trujillana, el amigo Diego “Sin Miedo” me hizo el
siguiente comentario, “hace dos años, hacer esta ruta era una locura”, a lo
cual le comenté; “que estaba a punto de ser historia” (Ya que, “hasta el rabo
todo es toro”) ahora era cuestión de disfrutar y “otras
aventuras buscar”.
La llegada, fue un momento de éxtasis, felicidad y algarabía, por todo lo
expuesto y vivido –complicada tarea la de redactar e ilustrar casi 140 kms- pero el recuerdo jamás se
borrará; entrada triunfal en la plaza conquistada; recibimiento y
felicitaciones por parte de familiares y
retoños; y el quinteto de compañeros
“nos aguardaban a la entrada tomando unas cervezas” para entrar juntos en la
plazuela (Perdón, con tantos medios, habrá que mejorar la comunicación). Una vez reunidos todos, fotos de rigor, a los
pies del conquistador y “El Gran Maestre” liderando la ceremonia de la
conquista de la ciudadela y todas sus fortalezas. Trujillo ya es historia;
VELEÑOOOOOOOOS ¿CUÁL ES VUESTRO OFICIO? AU, AU, AU. Vítores, aplausos y felicitaciones, también
por parte de curiosos y turistas que no
sabían por donde la fiesta les venía.
Pedimos posada, ducha para reponernos,
refrescos y zumo de cebada fría para brindar y una buena comida para todos, en
muy buena armonía, no podía faltar. Por la tarde, más brindis por la hazaña
lograda, amagos de siestas ¿sería el cansancio que acechaba? Visita turística y
de paisanos, pasamos infiltrados para hacernos con el reconocido castillo. Disfrutamos
de las calles de Trujillo y de una divertida actuación callejera, cuyo
estribillo todavía me resuena; “La Tierra sin fronteras, la tierra sin
fronteras, la tierra, la tierra, la tierra
sin fronteras……..”, no está nada mal, como lema para esta nueva épica y
otras tantas ya consagradas.
Desde estas líneas, felicitar a TODOS los
compañeros y amigos que formaron parte de esta “utópica” gesta –en su día- , podría resaltar la
multitud de virtudes que os hacen grandes personas a cada
uno de vosotros, pero me quedo con la admiración y estima que os profeso. No
hubo ni diplomas, ni certificados, ni clasificaciones , tampoco trofeos, ni
reconocimientos sociales, ni cheques
millonarios, ni grandes medios para cubrir la épica, tampoco nos hacían falta.
Ya pusimos nosotros los principales ingredientes, motivación y un surtidor de
ganas e ilusión. Como dice un proverbio;
“si quieres ir rápido camina solo, si
quieres llegar lejos ve acompañado”, muy
bien acompañado –añado yo- .
También, dar
las gracias a los familiares, parejas e hijos, por aguantarnos y acompañarnos
de una forma u otra en nuestras aventuras, andanzas y locuras burriclistas.
Resumiendo, ruta lineal de 137 kilómetros, los
caminos transitados han sido: Camino Real de Los Veratos; Camino de Velada a
Corchuela; Cañada San Marcos, Cañada de los Gallegos, Camino de Navalmoral, Vía
de Servicio, Antigua N-V, Cañada del Puerto de Miravete- Trujillo.
Pd: Diego, Melissa, Andrés, Cristobal,
muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (7).
Buen día……….SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”