Domingo,
veinticinco de Febrero, mañana fresca a la hora de llegada pero soleada; once caballeros veleños nos
presentamos a filas en el pactado punto
de encuentro. En esta ocasión, no hay acuerdo, qué dirección tomar, “unos pocos
marchan a ver los almendros” y el otro quinteto buscamos territorios más
elevados.
Comenzamos
la jornada y nos estiramos por la anchurosa y asfaltada avenida, buscamos la
transitada cañada, para enfilarnos
y “retorcernos” por “la cuesta de la
Gamonosa” –buena piedra de toque para calentar ; desde el minuto uno, se veía
venir, que había ganas de “marcha” e
íbamos a “cabalgar con alegría”; surcamos los tramos cerreros, a estas
horas adormilados, pero “luciendo su peculiar encanto”; un día más, cruzamos la
villas vecinas de Mejorada y Segurilla, todo un placer disfrutar de sus
recovecos y maravillas. Desde aquí, buscamos rincones más calmados y de
respirable silencio inundados; nos
encaramamos en un tobogán de emociones, de subes y bajas constantes que van
despertando a los caballeros presentes; extensas praderas y entristecidos
arroyuelos, todavía resecos, que nos
abren “la profundidad del monte” y nos muestran parajes achicharrados, por la prolongada temporada de sequía, abrasados. Bien agrupados marchamos,
intercambiamos opiniones y tocamos distintos “palos”, mientras por “el cruce de
cuatro caminos” hacia Marrupe marchamos; de fondo, el espectacular “Piélago y
sus antenas coronando”, mientras les comento a mis compañeros, “lo pestoso, que
desde siempre se me hace este tramo”. Desde la inmensa explanada, viramos hacia
la izquierda, para adentrarnos en la oquedad de parajes “poco explorados” y
desconocidos, para alguno de los laureados caballeros; salvamos pequeños tramos
empinados que adornan y animan el abigarrado y pausado encinar; en fila de uno,
cabalgamos por el callejón del agradable enebral y después de coronar “el
alto”, sin contemplaciones y brío, nos lanzamos por la serpenteante senda, entre un vergel de vistosas encinas y el amable olor a jaras. Momentos de relax por el camino “del boletus” y cuando nos
colamos por la angosta vereda, todo son “piropos”, parabienes y agasajos para
el escondite privilegiado. Nos postramos ante el vetusto “Puente de Los
Duendes”; Ilde“El Suegro” y el amigo Gabriel “Lamparillas” quedan prendados,
mientras arrodillados, dan gracias por tanto esplendor: “Siempre suspiramos por
visiones de belleza, siempre soñamos mundos desconocidos”. Unicornios coloridos y alados, duendes saltarines, hadas y elfos
juguetones, danzan alrededor nuestro, a la vez, que nos recreamos y ensalzamos
el encumbrado escenario. Entre risas y bromas, paramos a repostar, compartimos
viandas y agradables minutos, antes de continuar con la amena etapa.
Reemprendemos la marcha, por la senda “de belleza repleta”y bien marcada, haciendo la jornada más
divertida y entretenida. Después, en “un tobajo”, en la gran cañada arribamos; es cuando, Martín “El Fiero” toma el mando y “rodamos a destajo”; nos exhibimos
por la discontinua y arreglada vía, pequeñas pendientes, cuando “volamos” por
el vacío torrente y para hacer escala en Sotillo, llevamos “el cuchillo entre
los dientes”. Sin apenas bajarme, “reposto agua de la empotrada fuente”; “vamos
a continuar por la vía pecuaria para aligerar la marcha” entre todos acordamos.
Dicho y hecho, “cabalgamos bien enchufados”, duros ataques por parte del
“Fiero”, pero el premio al más combativo, se lo lleva Roberto “El Bueno”, que
no cede ni un metro y vigila bien el terreno. Rodamos con alegría y van cayendo
los kilómetros por la amplia llanura, aunque de vez en cuando quitamos alguna marcha;
intercambiamos posiciones, Ilde “El Suegro” también tira desde la primera
línea, se le ve que entre semana hace salidas furtivas. Gabriel “Lamparillas” a
pesar de su poco rodaje esta temporada, sabe sufrir y los afilados arreones,
con su peculiar humor, bien los campea. Nos atrevemos y
airosos salimos de los temibles y duros arenales, cuando el sol “parece que
calienta” y atizados a este punto, llegamos. Todavía nos quedan “algo de
fuerzas extras” y en volandas atravesamos “el Baldío torrado”, levantando
“polvarea y volando” escalamos al alto de Las Casillas. En este punto,
esperamos y nos agrupamos, en modo más distendido, comentamos la amena jugada y por el camino de
los Perales, llegamos a la fiesta militar en honor a la bandera.
Resumiendo,
ruta circular de 56 kms, los principales caminos transitados han sido: Cañada
Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino del Hituero,
Antiguo camino de Segurilla a Sotillo, Senda de Cervera, Camino de Meregil,
Camino de los Dornajos, Camino de Segurilla a Marrupe, Vereda de Cervera a
Navamorcuende-Sotillo de Las Palomas-Cañada Real Leonesa Oriental-Velada.
Buen
día…………..SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”