domingo, 26 de julio de 2020

Ruta: Circular "el secarral de Alcañizo".


Domingo, veinticinco de julio, ocho caballeros veleños acudimos al pactado punto de encuentro, una escuadra experimentada y laureada y  con los altos cargos en la parrilla de salida. Con las burricletas bien pertrechas y dispuestas, armadas para la nueva contienda; “una clásica”,  ruta de pueblos y llana es la alternativa propuesta, con El Gran Maestre y Andrés, nuestro presidente a la cabeza.

Comenzamos la jornada por los cuadros de la Vega, dirección la cañada y desde aquí, buscando el sombrajo del sereno encinar, “han dicho que hoy van a atizar  las temperaturas”, aunque a estas horas, todavía es agradable cabalgar por la amable postal arbolada. Bien agrupados rodamos, de todo un poco hablamos, perfectamente alineados, vamos “intercambiamos pareja de baile” y de paso, nos damos novedades. Cruzamos los montes conocidos, bromas y risas en el pelotón, “porque Andrés “El Líder”, “chupa cámara” y busca la mejor portada; sin prisa pero sin pausa, vamos sumando kilómetros por pistas bien marcadas, tantas veces recorridas, en todas las estaciones, en distintas direcciones para unir etapas y para que no caigan en el olvido. Por la avenida asfaltada, alegramos la marcha; avistamos la interminable esplanada cosechada, un rebaño de ovejas ni se entera de nuestra alegre presencia, antes de arribar en la localidad Torralba. Desde aquí, por el antiguo camino,  viramos hacia Oropesa, mientras  despedimos al amigo Roberto “El Bueno”, en casa le aguardan  tareas domésticas; sin apenas hacer ruido, también entramos-salimos de la villa de “la secuestrada princesa” y por la acicalada y “cableada” avenida nos lanzamos hasta la próxima villa; cantos y chinas sueltas y rodadas invaden toda la vía “de Guadalupe”, aunque en el margen derecho, “parece que han dejado un carril bici” y aprovechamos para cabalgar con más soltura. El Gran Maestre, se posiciona, quiere entrar con honor y dignidad “en su pueblo”, donde creció y alguna fechoría también lío; recorremos sus acogedoras calles y en el puente de “la ballena”, nos paramos para repostar. Unos minutos de descanso, fotografías de rigor y también llenamos la andorga, para hacer la vuelta mejor.

 





























Reemprendemos la marcha, por la anchurosa pista, campos interminables de cosechas, todavía sin recoger, “alpacas” desperdigadas por el profuso terralgo y  la escuadra veleña, por estos parajes “dando el callo”; "no me extraña que Don Quijote se volviera loco por las infinitas llanuras".  Cruzamos la vía ferrovial para adentrarnos en la oriental cañada; por estos lares, ya comienza a calentar “el Lorenzo”, rescate por la parte trasera y bajamos el ritmo “en cabeza”, para agruparnos e ir hermanados. Ahora sí, por el pletórico chicharrero, no hay rastro de vida, ¿quién andará por aquí a las tres de la tarde? Ni rastro de roedores, ni de la imponente avutarda, tampoco nos cruza ningún lagarto, ¿dónde está el ganado?  y “Las Ninfas del Secarral” de vacaciones habrán marchado, aunque algún compañero, dicen que asoman “entre el pasto”; parece que estamos atravesando “algún desierto”, al fondo “un no llegar”, bajo un calor sofocante que hace rato empezó a avisar en medio del vistoso pastizal; relevos en primera línea para hacer más amena la marcha y algunos compañeros, ya  van pensando en visitar "La Tasca del Maca", en sus pinchos y algún refrigerio caerá.  Más adelante, “pasando la Casa Postas”,  nos despedimos de nuestros compañeros, Martín “El Fiero” y “El Relatero”, nos metemos por el Camino de Monte Nuevo, para alargar la etapa y subir hasta Mejorada. Cruzamos la villa vecina de Gamonal y desde aquí, nos configuramos “en modo escalada”; también, cambiamos los paisajes, de los interminables llanos por los empinados parajes cerreros. Sin novedad, nos merendamos las correspondientes “cuestas”, entre algunas sombras, bien resguardados se hace este tramo más llevadero; en la villa zorrera, paramos para refrescarnos y llenar las botijas; más amena la vuelta, con alegría, sorteamos las conocidas pendientes, escondidas por los desolados cerros. Desde “La Gamonosa”, volamos y nos perdemos por la polvareda levantada por el atusado camino; “ahora sí, el gato está en la talega”, por el territorio veleño, llegamos a “Los Perales”, desde aquí a “La Plaza del Rollo” y después de resumir “la parcela cerrada”,  nos despedimos hasta la próxima semana. “No todas las tormentas vienen para perturbar la vida. Algunas llegan para  limpiar el camino…..” “Puede que no haya llegado todavía, pero estoy un poco más cerca que ayer….”.













Resumiendo, ruta circular de 70 kilómetros (+8), los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Carril de Las Mulas, Camino de Velada a La Corchuela, Camino del Dehesón del Encinar-Torralba de Oropesa- Oropesa-Alcañizo-Calera- Cañada Real Leonesa Oriental- Camino de Monte Nuevo-Gamonal-Mejorada- Velada.


Buen día…………….SALUD.


“…..mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”.


martes, 21 de julio de 2020

Ruta Senderismo: Subida Puerto El Arenal-Pico La Fría

Sábado, 18 de julio, comenzamos la temporada de senderismo por las montañas, puertos y cumbres de nuestro entorno más cercano, la Sierra de Gredos. La primera etapa, nos llevará al Pico La Fría (1983 metros altitud), con 1000 metros desnivel positivo acumulado. En esta etapa, conformamos la expedición, Raquel, Miriam, Silvia,  Alberto, Gustavo, Jesús, y un servidor. Jornada que iniciamos desde el Puerto el Pico (1391m), buscando el panel informativo, que nos guiará por la senda de La Rubía, una suave y constante ascensión que nos llevará bajo los dominios de los picos de La Casa y La Fría. A nuestro paso, contemplamos el Barranco de Las Cinco Villas, a nuestras espaldas el alto del Tororo, El Risco Gordo, El  Cerro Cabezo  y el Pico de La Mira, asomando al horizonte. Tras la subida descrita, llegamos a la pradera de la Rubía (1600 m) , de cuyo nombre,  hace gala la senda por la que transitamos. Un agradable lugar, donde se encuentran un antiguo chozo, utilizado en el pastoreo y una fuente de agua fresca y cristalina que nos invita a “echar un trago y rellenar las botellas”. Mantenemos la altitud, aunque la frondosidad de los helechos y el paso poco transitado, nos dificulta y ralentiza la marcha por la asilvestrada serranía. Salvamos algunos puntos de altura y tras una ligera bajada, llegamos al refugio de las Campanas; en este punto, nos refugiamos y reponemos fuerzas, para afrontar el resto de la jornada. Abandonamos el cobertizo y cogemos la senda del Puerto El Arenal, este camino es una maravilla, con tramos empedrados de una belleza singular y unas espectaculares vistas, dignas de admirar, desde las entrañas de este entorno natural. Tras la tendida pendiente, arribamos en el mencionado puerto (1818 m), paso histórico en las comunicaciones entre los pueblos del norte y sur de Gredos. Desde aquí, ponemos rumbo este y continuando por el cómodo cordal, pasamos por el collado de la Sillita y el Risco de la Morillas, haciendo zig-zags entre el espeso piornal y saltando algunas piedras, (“La cabra siempre tira al monte….”) llegamos al Pico La Fría, marcada con un punto geodésico; hacemos una pequeña trepada para llegar a él, nos encaramamos en su mini-base y desde aquí, nos recreamos con las genuinas vistas y aireamos las placenteras sensaciones, que se nos brindan en todas las direcciones.
























Después del generoso descanso, con su respectivo avituallamiento, retomamos la marcha hacia El Risco del Bierzo, para llegar a la pista cortafuegos y por el benévolo cordal, buscamos la roca en forma de seta, la cual nos indicará la definitiva bajada. Haciendo un juego de estrategia, seguimos los hitos por “el erosionado camino” (secuelas provocadas por el incendio del 2009), salvamos tramos de tierra movida y canchales de piedras desgastadas, el rastro del cementerio de pinos todavía será visible por mucho tiempo; piornos secos, otros, con brotes verdes y el tupido helechal, que nos hace negociar la mejor trazada, antes de arribar en la explanada de la Rubía. Desde aquí, regresamos hacia el Puerto el Pico por la misma senda, disfrutando por los angostos pasos, divertidos tramos y degustando las mejores panorámicas que nos ofrece el final de la jornada. Como decían mis amigos, “esta experiencia no se puede describir, tampoco las fotografías pueden reflejar lo vivido….”. Pues eso, espectaculares vistas impregnan toda la ruta, impresionantes pasos a media ladera, cómodas postales áreas, picos conocidos en todas la direcciones, sensaciones salvajes flotando por toda la travesía, memorables recuerdos históricos a nuestro paso, perfecta comunión con el entorno natural, exhibiciones verticales por parte de las cabras -y sus crías- avistadas, grandes rapaces dando vida a la intrépida etapa, agradecemos los zarpazos de aire fresco, que de vez en cuando recibimos por las descubiertas cumbres;  un museo de piedras multiformes que dan juego a nuestra inventiva y crecida imaginación, la triste imagen del calcinado pinar y la particular fragancia embriagadora que rezuma de los poros de la montaña; la agradable compañía hace más amenos y grandiosos estos momentos, como caballos "desbocados"  conseguimos ponernos a prueba constantemente, luchando contra nuestros miedos, afrontando momentos menos favorables, -tuvimos una jornada de calor- y la placentera sensación, de parecer minúsculas motas de polvo, divagando por la infinita inmensidad. “Vive tu vida como si subieras una montaña. De vez en cuando mira la cumbre, pero más importante es admirar las cosas bellas del camino. Sube despacio, firme y disfruta cada comento. Las vistas desde la cima, serán el regalo perfecto tras el viaje”. Hasta la próxima.




























En definitiva, ruta circular de 16 kilómetros (1000 m. aprox. Desnivel +). Recorrido: Senda La Rubía, Refugio Las Campanas, Senda del Arenal-Puerto, Collado La Sillita, Risco La Morillas, Pico La Fría, Risco del Bierzo, Senda La Rubía, Puerto de El Pico.


Pd: Gustavo, gracias por tu aportación fotográfica (5)


Buen día………..SALUD.


“…..mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”.