martes, 23 de mayo de 2017

Ruta: S.Bernardino

Domingo, veintiuno de mayo, en el habitual punto de partida,  diez caballeros veleños, fieles  acudimos a la pactada cita; con las burricletas bien dispuestas y prestas,  afrontamos  la festiva contienda. Después de la “juerga” del patrón San Bernardino, notables ausencias y más de la mitad de la escuadra, se presenta a filas “algo malherida”.  No tenemos “etapa planificada”, pero ponemos  las monturas  “apuntando hacia el este”, por lo que,  toca subida y sobre la marcha,  diseñamos una  etapa clandestina.

Iniciamos la jornada, hacia la gran cañada marchamos, en modo distendido “y parece que con pocas ganas” y algunos compañeros,  recordándonos  “la animada parranda”. En el desprotegido cordel,  nos aguarda el amigo “Eolo” atizando de cara con contundencia  y por el izado torreón de “La Gamonosa”, nuestra escalada y desgarbada presencia se hace “más penosa”. Pero, con “tablas y tesón”, nos sobreponemos a las amenazas del tiempo, al tendido repechón, mientras otros, también  se desperezan del “agitado fiestón”. “A ver si más arriba, nos parapetamos  entre los escondidos cerros”, -resignados comentamos, a la vez que esperamos y nos agrupamos en los tramos más elevados. Cabalgamos bien hermanados y agrupados, vamos “retratando” los relajados momentos,  nos estiramos en las pequeñas ascensiones y nos volvemos a juntar; más adelante,  un rebaño de desconfiadas ovejas, nos hacen orillarnos a un lado “para cederles el paso”. Llegamos a la aldea “zorrera” y Martín “El Fiero” se lanza y nos convida a hacer unas sendas, pues no se diga más “La Zamarra y El Bonalejo”; en fila de uno  nos colamos en el desaliñado y angosto  sendero; momentos de diversión por la  afortunada  vereda,  adecentados toboganes , descolocadas piedras y un callejón de frondosas “zarzas”, conforman  un mosaico de sabrosos  ingredientes que  hacen las delicias de la ávida mesnada. Sobre la línea transitable, avistamos extensos prados, mientras sorteamos distintos  obstáculos entre los cercados empedrados; a nuestro paso, retamas floridas, cantuesos y tomillos perfumando el entretenido y apaciguado camino. Se respira buen rollo y armonía entre los congregados y  amenizando y dando brillo,  el palpable ambiente sostenido, de  los incógnitos vericuetos  recorridos. Alberto “El Maestro Ceramista” se nos viene arriba y nos deleita con su “rol de equilibrista y reconocido  malabarista”; Domingo “El Maca” (siempre es un placer,  compartir grupo contigo) no pierde su buen humor y por estos lares “nos pide el taca-tá”, por eso del “vértigo y tal ” y porque su montura se ha quedado sin frenos. No pasa nada, tenemos la consulta de Roberto “El Bueno”;  ponemos “pata arriba” a la acemila, y el ejemplar compañero “le receta unas nuevas pastillas”. Más adelante, nos aguarda “la subida del vertedero”, “cada cual como quiera o pueda” el cuento ya nos lo sabemos y cada uno damos  lo que podemos; Eduardo y Domingo, nos cuentan que por aquí, ya  estuvieron la semana pasada, mientras los demás,  nos “enchufamos en modo escalada”; sin aparentes apretones, vamos estirando el grupo, disfrutando de la subida “sin calentones”. Arribamos en la estación astronómica y “por eso de no parar”, volvemos a bajar  para buscar a los demás compañeros y les escoltamos hasta “la cima ya tomada”. Una vez todos  reunidos, en versión más tranquila y relajada,  escalamos los últimos metros por asfalto  y nos echamos a un lado, para repostar y la andorga llenar;  aunque todavía es pronto y  parece que no hemos hecho hambre, abrimos  las tarteras y las repletas talegas; dulces, pasas, fruta fresca, sanwiches y unos minutos de “relax”, para planificar otras etapas, participación en marchas locales y más.



































Reemprendemos la marcha y unos metros más adelante, un cuarteto de compañeros, nos avisan de que nos dejan y se vuelven para “el pueblo”. El Gran Maestre les arenga y antes de finalizar, se ha fulminado “al grupo B de la élite”, entre risas y comentarios varios comentamos. Por los caminos “cagarraches” vamos diseñando la ruta, que por estrechas y encomiables veredas transcurrirá;  después de trepar la tendida cuesta,  la senda Cervera es la primera en la lista de espera;  nos recreamos por el  enigmático tramo, entre enanas chaparras y en un esmerado  vallado  encajonado; con pericia y arrojo nos deshacemos de los pasos más complicados y una vez fuera, por “Los Dornajos” hacia “El Pozo” nos lanzamos;  en esta ocasión, preparados para la ascensión. El Gran Maestre renuncia al  digno manjar y según nos comenta, nos aguarda  en la salida de la aislada guarida.  Dos kilómetros que  “pican parriba”, por las entrañas de la  estrecha senda, que  saboreamos mejor “hacia arriba”; Cristóbal “El Nazareno” toma posición y se adelanta para inmortalizar “la gran postal”;  a ninguno de los compañeros  deja  indiferente el privilegiado rincón; comentarios varios, de asombro, admiración, al borde de la enajenación, a cada cual más sobresaliente; aire claro y transparente, entre recortes y filigranas de  musgo y pinceles verdes,  para  embriagar   a los caballeros supervivientes. Lo mejor,  que cada cual la disfrute a su manera, como principal ingrediente; recorremos emocionados los misteriosos tramos de dibujos animados y desde la villa montesa, seguimos hilvanando la etapa con otros divertidos senderos;  por el “circuito de  Los Leñadores”  volamos, acurrucados por sus anchurosos prados y su paso perfectamente marcado. Una vez más, quitamos alguna marcha y esperamos hasta que nos agrupamos; cruzamos las villas vecinas y en Mejorada, paramos a llenar las botijas, “tenemos ganas de más” y la etapa nos proponemos a  alargar. Aunque hay dudas por la reciente invitación, todos se apuntan y hacia Gamonal, marchamos en procesión; Ilde “El Suegro” manda en cabeza con su empuje y  tesón; una vez más, conquistamos el territorio de “Las Piedras Caballeras”, también nos quedamos con los cerros de  la elevada Atalaya y  arribamos en la villa gamonina por la estirada y agrietada bajada; en la acogedora  localidad,  despedimos al amigo Roberto, en esta ocasión no nos acompaña, “que por ganas, no será ”. Los demás, “hacemos un extra”, el carril de Las Mulas y el camino Real para rematar la faena “y hacer algo más”. A nuestro paso, tenemos de “todo”, el aire de cara que nos vuelve a atacar; una impasible vacada que ni se para a mirar y un rebaño de cabras que nos abren paso por la inmensa quietud del encinar. Sin más novedad, arribamos en “La Tasca del Maca” y allí también  nos aguarda El Maestro,  que por el camino de Alcañizo, recortó y el primero llegó. Hasta la próxima.

























































En definitiva, ruta circular de 60 kms, los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorada, Camino del Madroño, Senda de La Zamarra-Bonalejo, Camino del Vertedero; Camino del Hituero, Antiguo Camino de Segurilla a Sotillo de Las Palomas. Senda de Cervera, Camino de Meregil, Camino de los Dornajos, Senda “Del Pozo”, Camino de Meregil, Camino de Cervera-Segurilla, Senda de Los Leñadores. Camino de Segurilla-Mejorada-Gamonal-Carril de Las Mulas-Camino Real-Velada.

Pd: Cristóbal, gracias por la aportación fotográfica (1)


Buen día……SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

miércoles, 17 de mayo de 2017

Ruta: Montesclaros-Aldea Arango-Parrillas


Domingo, catorce de Mayo, nueve caballeros veleños nos damos cita en el habitual punto de encuentro. Con las burricletas bien dispuestas,  pero sin etapa concreta, no parece que tengamos claro el itinerario, “nos vamos para Montesclaros”, sin saber por dónde y luego, ya vemos para donde tiramos. Antes de partir, la burricleta de Ilde “El Suegro”, da con la llanta en el suelo, “se ha desinflado en el coche” y en un periquete solucionamos el tempranero entuerto.

Iniciamos la jornada, por la vacía avenida hacia la gran cañada; cabalgamos bien agrupados, en modo distendido y  con amenas  chácharas,  entretenidos; a nuestro paso, el árido terreno  bien compactado  con  abundantes charcos, que las generosas lluvias nos han regalado. Por las huertas zorreras, contemplamos sus  árboles frutales y las revitalizadas viñas que se asoman al  plácido camino; por estos lares, cambiamos de “tercio” y decidimos “calentar las piernas” por la antigua subida de “las colmenas”. Algunos compañeros, no recordaban los pronunciados repechos, pero merece la pena mecernos por estos tranquilos vericuetos; esperamos y nos agrupamos, antes de lanzarnos por “La Herrería” en “un topabajo”.  Volvemos a salir a la anchurosa vía pecuaria y en este punto,  dos compañeros (Eduardo y El Maca) nos dejan,  quieren maquillar la ruta,  más cerca de casa; los demás, seguimos custodiando y vigilando vetustos y olvidados caminos; sin novedad, cruzamos el animado riachuelo, nos colamos en las inmediaciones de los  establos bien cuidados, atravesando parajes relajados y de encinas colmados. A estas horas, por estos privilegiados rincones,  todavía resuenan en mi cabeza los contundentes  acordes y magistrales  letras del concierto medinero de la noche pasada; “....oscura como la noche se acerca la soledad y por las calles se oyen palabras de libertad….” “aguas azules y claras, vientos que vienen del sur, falsas promesas al aire…”, “donde el cielo es azul, los niños quedan sin sonrisa…” “pensaba una noche a solas, si yo llegaría al cielo…” “…siempre que te miro, me recuerdas al ayer….” “…yo quise subir al cielo para ver y bajar al infierno para comprender….” “….velocidad, velocidad  ni el viento te puede alcanzar….” Ostras, que se me va “el santo al cielo”, pero no puedo dejar de “divagar”, mientras  nos estiramos por la tendida y rasgada  subida, para adentramos en  la ceñida vereda, perfumada por los  coloridos cantuesos ,  una callejuela de  jaras frescas,  las empapadas chaparreras y el embriagador  olor de la hierba fresca, nos hacen el paseíllo hasta la aldea montesa. En su ilustre plaza, paramos a repostar y abrevar; fruta fresca, pasas, dulces y algún   bocata, componen el menú de la escuadra veleña; minutos de asueto y buena armonía antes de  preparar  la partida.






  






































Reemprendemos la etapa,  por la vía asentada en la gratificante umbría; pasos asilvestrados y eso que pasamos de vez en cuando; altos hierbajos nos tapan el camino marcado, pero tiene su particular encanto, esta  enmarañada manta de hierba tapizada; a nuestro paso , caminos embarrados, más charcos y sin problemas el arroyuelo salvamos,  para continuar por pasos ganaderos, abrir algunas porteras y recrearnos por el tupido bosque arbolado; atrás, dejamos establos abandonados y el antiguo asentamiento de Aldea Arango. Desde este punto, la pista es más llevadera y está mejor compactada; “planeamos” por el remanso y transparente  encinar  y cruzamos la carretera, con las ideas más claras de dónde queremos aterrizar. Desde el  continuo sube y baja, miramos hacia el horizonte,  la estampa serrana nos aturde y embelesa con su peculiar  contoneo y sutil belleza; superamos algunos repechos por los “pelados cerros” en su día abrasados por el fuego traicionero. En este espacio elevado, afrontamos la rápida bajada, atrapando el aire límpido  y columpiándonos sobre el   “hilo del vértigo”, para después entrar en la callejuela empedrada y llegar a la villa parrillana. Tomamos el camino más directo y llevadero, ya que hay síntomas de fatiga y los calambres amenazan; mientras,  Roberto “El Bueno”  hace pruebas con una montura “más alta”, éste se empeña y en breve cambia. “Volamos” por la conocida vía, reduciendo y bajando la marcha cuando es necesario, sin dejar de mirar hacia atrás;  también, volvemos a cruzar el río Guadyerbas en otro punto más alejado que esta mañana temprano; recorremos el paraje adehesado y lujosamente calmado, avistando aguiluchos tanteando el terreno desde el cielo y unos cuantos buitres,  dando cuenta de un suculento banquete; recorremos las parcelas de “Trujillano”, siendo solidarios y manteniendo uno de nuestros preceptos, “no abandonar al compañero”. Por la estirada pista, se produce “una bacanal burriclista”, hay cambios de monturas y la surrealista escena,  parece una comedia  de tomas falsas; Gabriel “Lamparillas” encaramado en el tercer anfiteatro; Cristóbal “El Nazareno”, toma las riendas “de un poni de juguete” arrastrando los pies por el suelo, e Ilde “El Suegro” en  la montura “del yerno” se acomoda y no le pone "ningún pero". Sin más novedad, cada cual sube como puede la última pendiente y el efecto "novedad", parece que da alas a mis compañeros; felicitamos a Nicolás “Charcos” por su “esfuerzo, pundonor  y ganas de superación”, llegando  por “Los Perales” al punto de partida, paramos  unos minutos a estirar  y comentar las mejores jugadas y “el corral cerrado” durante la jornada. Hasta la próxima.

 































































Resumiendo, ruta circular de 55 kms, los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Los Huertos, Camino de Las Colmenes (Cerro Arriero), Camino de la Herrería, Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Talavera-Montesclaros. Camino de Montesclaros-Aldea Arango-Parrillas; Camino de Arenas de San Pedro-Parrillas-Navalcán-Arenas-Velada.

Pd: Cristóbal, muchas gracias por la aportación fotográfica (2)


Buen día………..SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….”