miércoles, 27 de junio de 2018

Ruta: I Marcha BTT San Esteban del Valle


Domingo veinticuatro de junio, en este día veraniego  nos desplazamos a la cercana  villa abulense de  San Esteban del Valle;  cinco caballeros veleños somos los afortunados convocados para participar en “el festivo sarao” que en dicha localidad “han organizao”. Tengo la dulce sensación de que “juego en casa”, la cercanía de sus gentes, el privilegiado entorno natural  que nos rodea, me encuentro “enjaulado” en mi hábitat natural, ¿qué más se puede pedir? ¿Quién apuesta  más? Se respira “buen rollo”  en la villa serrana, rezuma ambiente “burriclista”  entre sus  calles principales.  Con su particular simpatía y amabilidad nos recibe Julio “Saroni, Caireles, Lon”, (será por apodos jajajajajjajaja)  amistosos saludos  y unos minutos de conversación con el insigne personaje local, siempre atento y mejor anfitrión. Retiramos los dorsales y tenemos tiempo de “echar un café”, antes de posicionarnos en el arco de salida, cuando “el spiker” no para de animar la mañana,   dar instrucciones, agradecimientos e invitarnos a tomar posiciones.

Más de doscientos burriclistas tomamos la salida, amenizados con música pachanguera de fondo,  con la gaita bien entonada y  los comentarios de  ánimos, vítores  y sonoros  aplausos por parte del multitudinario público,  que en las principales calles se han congregado; fotografías, flashes en acción para inmortalizar esta marcha “oficial” en su  primera edición.






Desde “el minuto uno” no hay tregua, comenzamos con “disimulo a escalar”, palpable armonía entre los congregados y comentarios varios y divertidos  “para los llegados del llano”, mientras nos “peleamos” con los primeros  tramos hormigonados,  circunvalamos parcelas de huertas y árboles frutales, postales de la frondosa arboleda,  sutilmente  incrustadas en un lienzo de tonos verdes que refrescan y dan vida al dadivoso ambiente. A nuestro paso, un recital de senderos, bien acicalados y cuidados,   acurrucados a la sombra, impregnados  de mágicos olores y sabores, que  suponen un lujoso manjar,  “para los que tenemos un exquisito  paladar”; en algunos pasos, tenemos que extremar la precaución, así nos lo avisa “el cartelón” bien colocado en la recepción. Atravesamos “El Barranco” resguardados entre espectaculares senderos, mientras la serpiente multicolor, por estos lares se va estirando; bajadas rápidas y entretenidas que hacen las delicias de los osados burriclistas. Algunos sustos nos llevamos, alguna liebre salta a la mochila y antes de entrar en “Playas Blancas”, en plena bajada, en primera línea me encuentro y  testigo soy del accidente burriclista.  A  un chaval que frecuenta la villa, le tenemos que asistir; utilizamos el protocolo de primero auxilios P.A.S. Señalizamos el punto exacto, más arriba, avisando para que reduzcan la marcha  los que vienen detrás; procuramos tranquilizar al herido,  avisamos a la organización y emergencias,  para que socorran y  presten  la adecuada y profesional atención (Desde estas líneas, esperamos que haya sido lo menos posible y una pronta recuperación).  Después de unos agitados  minutos y las primeras intervenciones,  llegan sus compañeros,  que se quedan con el desafortunado burriclista hasta que vengan los profesionales avisados, que ya vienen en camino, según nos informan.
Después del susto, me pongo en marcha, me toca apretar para  enlazar con mis compañeros, a pesar de que les avisé (a voces) cuando presencié dicho accidente, por la velocidad e inercia, les fue imposible escucharme.  A buen ritmo (que espero no pagar)  marcho por la profundidad del acogedor pinar, cuando la ruta “parece que en serio,  empieza a picar más…” Alberto “El Maestro Ceramista”, sin pararse  me está esperando y por tanta demora se ha  extrañado. Le doy novedades y mientras cabalgamos,  le cuento el  percance  acontecido; Diego “Sin Miedo” también se preocupa y más arriba esperaba; me comentan que al móvil me estaban llamando, por la inexplicable tardanza. En plena subida, no hay tregua y mis compañeros liebres “no veáis como aprietan”. También nos ponemos en contacto con Medina “El Estratega” y Gabriel “Machaque” que han tirado para adelante. Nos graduamos en el Puerto de la Reina, tramo de rugoso hormigón, bien balizado con  cintas y amables  voluntarios/as  (Muchas gracias por vuestro trabajo). A pesar de la dureza, no decae el ánimo por el majestuoso escenario y encontramos  más burriclistas en plena procesión; apretamos, sabemos sufrir en los minutos más complicados, será la magia del lugar que nos insufla fuerzas y algo más. Arribamos en el primer avituallamiento; nos reencontramos con los compañeros adelantados,  y en unos minutos, llenamos  la andorga, nos hidratamos adecuadamente y comentamos lo vivido en este primer tramo.












Reemprendemos la marcha, bien agrupados por el pulmón del valle, algunos continuos subes y bajas, pero sin dejar de escalar por el complaciente pinar; a nuestro paso, furtiveamos  el  aire límpido y fresco que nos recibe con los brazos abiertos; pilones y fuentes bien abastecidas y en alguno de ellos, no desaprovechamos la ocasión de pegarnos un buen remojón. Más adelante, enlazamos con Diego, los demás (Antonio y Alberto) han tirado ya que en Arenas, tenían comida familiar. Sin tapujos y a pesar, de  que continuamos trepando, nos adueñamos del hechizado rincón, mientras nos colamos en la vereda “del vértigo” dejando más atrás el conocido “cortafuegos”. Nos recreamos “con la joya de la corona”, hacemos malabares, escuchamos adjetivos superlativos, mientras las ninfas del lugar se ríen y tapan los oídos; suspiros y otras bendiciones florecen a borbotones del embrujado callejón, mientras duendes y elfos danzan a nuestro alrededor. Después de tanta fantasía y coqueteo, llegamos al segundo avituallamiento, los voluntarios aquí situados, reciben felicitaciones y otros piropos por la etapa que nos están regalando. Casi sin parar, nos refrescamos, llenamos las botijas y también algo picamos. Sin más protocolo, continuamos con el continuo ascenso por el silenciado y sereno bosque, conquistamos “El Techo del Mundo” y casi, hasta El Puerto de Pedro Bernardo continuamos con la pronunciada ascensión. Nos recreamos con las genuinas vistas de la sierra de Gredos, sus neveros y El Barranco de las Cinco Villas, que nos dejan sin habla y son dignos de respeto y admiración.  Más señales y voluntarios que nos indican la penúltima bajada del cortafuegos y arrastradero; extremamos la precaución y en un topabajo,  nos perdemos por el angosto y “estirado” sendero,  a la vez que disfrutón, que nos va a dejar los brazos “bien tocados”. A nuestro paso, más personal de la organización que nos avisan “que esto ya está hecho” y como este cuento ya me lo sé, “hasta el rabo todo es toro” les comento. Lo saben y “sus risillas les delata”. Circunvalamos la villa entre estrechos vallados, bien cuidados para la ocasión, animados, “pero no confiados” ya que todavía no hemos sumado todo el desnivel acumulado. Más adelante, dentro del pueblo,  nos cortan el paso y el  sonriente voluntario, nos marca la dirección correcta: se levanta el telón ¡¡¡¡Ostras,  cómo se empina el hormigón!!!! Un veintisiete por ciento de desnivel (nos comunicó la organización), apretamos, damos chepazos, zigzageamos y también vemos a otros burriclistas que “han claudicado”  y  van andando; tenemos pensamientos varios “pero no nos apeamos”, con afán y tesón también nos hacemos con el rallado repechón y después “del empinado susto” y con las piernas echando fuego, salvamos otras técnicas y más llevaderas cuestas, menos mal que están a la sombra y encerradas en placenteras callejuelas. Ya arriba, nos avisan, “ya no puede ser peor” y otra vez “sendeamos” entre huertas, pero esta vez, limpiando el aire, cuesta abajo, disfrutando por las clandestinas callejas y por sus recovecos de cuento,  arribamos en la villa de San Esteban. Paseamos alegres por sus concurridas calles, sus gentes nos animan, aplauden y felicitan según vamos llegando. Juntos,  el trío de veleños, cruzamos el arco de meta: “La fuerza no proviene de una capacidad física sino de una voluntad indomable…...” “Recuerda que nadie puede soñar por ti”. 














En conclusión, ruta serrana y circular de 50 kms y 1500 metros de desnivel positivo. Los caminos transitados han sido; San Esteban del Valle, Ctra AV-P- 707, El Azor, “Gargantalamajá”, Arenillas, Santa Cruz del Valle, Ctra Puerto de la Reina, Los Risquillos, Regajo del Boticario, El Boíllo, Camino del Amoclón, Prado LaTorre, Los Mesegares, Puerto de la Reina, La Viruta, Prado Bilis, Canto Picotuo, El Canalón, Las Madroñeras, Las Barbajas, Pista de La Solana, Cerro del Charcón, La Maragata, El Alamillo, La Cereceda, Los Llanos, Los  Sotillos, Cuevas del Arroyo, San Esteban.


Pd: En primer lugar,  mis más SINCERA FELICITACIÓN Y ENHORABUENA, a los/as organizadores/as de esta primera marcha btt de San Esteban del Valle, al  personal voluntario, protección civil, seguridad,  urgencias  y demás vecinos de la localidad que se volcaron y colaboraron para que fuera posible esta magnífica jornada. El Spiker, genial….No faltó ningún tipo de detalle, se nota cuando se organiza una prueba desde dentro, es decir, con ilusión y ganas y sobre todo,  cuando son personas que montan en bici quienes toman las riendas y se ponen en el lugar de "los participantes". FELICIDADES, lo vais a tener muy complicado mejorar el próximo año ¡¡¡¡MUCHOS ÁNIMOS!!!!

PD1: Saroni, muchas gracias por tu acogida y por la descripción de la ruta. Con la última cuesta, te pasaste jajajajajajjajajaja.

PD2 : Organización, Diego, gracias por vuestra aportación fotográfica (2 y 2)


Buen día……………SALUD.

“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”