Domingo veintiocho de junio, desde bien
temprano el mercurio nos poner en
alerta, con valores altos. Siete caballeros veleños, fieles al culto semanal,
acudimos al pactado punto de encuentro; ¿llanos o cerros? ¿pantano o hacia
la cuerda? El mapa “no luce con claridad”, al final, hacia Oropesa, “al rescate
de la princesa veraniega”.
Comenzamos la jornada, de los cuadros de
la vega, hacia “el desgarrado camino imperial”; bien agrupados de todo un poco
vamos hablando, el colmado encinar da testimonio de nuestro paso hacia la
aventura palaciega y liberación de la encarcelada soberana; Goyo “El Coloso”, hace arengas “de
los parajes adehesados”, contemplamos decenas de alcornoques magistralmente descorchados y el esplendor de estas tierras, asediadas
sin piedad por el belicoso verano ; comentamos
las victorias de otras batallas ya pasadas y avistamos próximos retos para
tiempos venideros. Entre tanta divagación, nos recreamos con las tranquilas
vistas, aunque parezca mentira, “estos parajes no son la misma fotografía”; unos
espigados cañaverales y otros tantos
pinos silvestres, rompen la monotonía de
la estirada pista. A lo lejos, divisamos la temida fortaleza y por estos lares,
“rueda que te rueda”, por “la calle de
Velada” (a Cristóbal le hacemos que lea) entramos en la localidad de Torralba. Por la
calmada localidad rodamos, “en esta
ocasión, por la retaguardia conquistamos”,
entre todos acordamos. Con precaución, cruzamos la vía férrea y entre olivos y pastos
torrados, a la “empinada pendiente”
desafiamos y para rematar la faena, el repechón
de hormigón, antes de tomar el vigilado torreón y poniendo a prueba al reducido pelotón; escuchamos
comentarios varios, “hasta la burricleta se ponía de manos”, “si aprieto más, rompo hasta el acelerador”, y mientras, otros pidiendo paso. En los jardines de la
fortificación, preguntamos por “la princesa presa”, los más allegados nos
comentan, “al Raso marchó a darse un
chapuzón”. Pues nada, "ya vendremos otro día"; nosotros a lo nuestro, que a eso hemos venido,
aprovechamos para repostar y “la panza llenar”; comentamos la jugada (sobre todo
de la cuesta de la puerta de atrás), comenzamos a decir “palabros varios”, unos
bien utilizados y otros que proceden del
castellano inventado; entre risas y guasas por el repertorio “¿bien utilizado?”,
Eduardo “El Carpin” en su mochila ha detectado una fuga y hasta por las correas
se escapa el agua. Antes de partir, nos damos un paseo alrededor de las
ilustradas murallas, compartimos momentos con eruditos literatos,
con gigantescos títeres de
cultura empapelados (“alguno está herido y se cimbrea hacia un lado”) amistosamente departimos con
la atenta vecina, que de los próximos actos nos pone al día.
Reemprendemos la marcha, “ahora sí, a casa”,
fotos de rigor en el cartel “de la exigente expedición”; por el ancho camino,
campos bien cosechados y “el calor atizando”, llegamos al pueblo del “Gran
Maestre” (por cierto, ¿dónde habrá quedado?) atravesamos sus frescas calles y a
la altura de los colegios, desde la retaguardia nos dan el alto, “el amigo
Gabriel que ha pinchao”. Echamos un vistazo, “hay que poner cámara nueva”, a
sacar la herramientas, “preparar el
amocafre, la bacinica y otro aperos que llevo en la troje”. Roberto “El Bueno”
(no sé qué le pasa hoy. A partir de
ahora es “El Niño del Amocafre) que está
sembrado, no para de reírse de los
desconocidos vocablos y “hay intentos de amenazas hacia sus compañeros”; con
buen humor y bromas arreglamos el entuerto y a continuar llaneando a la “sombra”
(por poner algo) de los caminos bien
marcados; Eduardo, tiene la mosca detrás de la oreja “este camino no me suena, vamos
muy rectos” ¿se habrá desorientado? si es la vía tradicional; le
tranquilizamos, en un momento hacia la izquierda giramos; después del sube y
baja “empedrado”, granjas a un lado, al otro, la tierra recién arada y hondos surcos levantados; llegamos a “la Cañada
Real”, ¿Qué os voy a contar? Rodar, rodar y rodar ¡¡¡¡qué arboleda!!! ¡¡¡¡qué
surtidores de agua cristalina!!! ¡¡¡qué frescura!!! y el termómetro que marca casi 40º grados de
temperatura – El amigo Roberto nos cuenta con soltura- (¡¡¡¡vaya día nos has
dado!!!) Como dice Ilde “El Suegro”, “también tiene su encanto esto del llano”. Bien hermanados, cabalgamos agrupados,
entre polvo, la fatiga amenazando y tanto calor “parecemos gorriones nuevos”;
sin novedad por la extendida vía, paramos a abrevar antes de llegar al punto de
partida; frutos secos, pastelitos y zumo
de cebada fresca, para celebrar “el rescate de la princesa”.
Pd: cada cual, va al rescate de la princesa
“cuando le apetece” jajajajajajajajajajaja.
Resumiendo, ruta circular de 48 kilómetros,
los principales caminos transitados han sido: Camino Real, Camino de
Velada a Torralba (Monte)- Oropesa,
Camino de Oropesa a Alcañizo, Camino de Aldeanueva, Camino de Los Molinos,
Cañada Real Leonesa Oriental-Velada Hemos pasado por las localidades de
Torralba de Oropesa, Oropesa y Alcañizo.
Buen día…………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”