Domingo veintisiete de septiembre, se abre
la agenda para disfrutar de las siempre espectaculares rutas otoñales. Día atípico,
dieciséis caballeros veleños de la osada
escuadra nos encontramos desperdigados, en misiones secretas, conquistando otros territorios y
expandiendo sus anchas fronteras.
Diego “Sin Miedo” y Pedro “Hierros”, se
han tirado todo el fin de semana pedaleando, “dicen que de Madrid a Lisboa” y
como les dejen, se salen del mapa para
encallar en las Antípodas (Felicidades,
por el exigente reto realizado). Martín “El Fiero”, Gabriel “Lamparillas” y
Francis “El Paciente”, se van a examinar (una vez más) en la reconocida y
multitudinaria marcha de la Jara. Roberto “El Bueno”, Ilde “El Suegro”, Goyo
“El Coloso” y Alberto “El Maestro Ceramista”, El Piélago quieren reconquistar,
en esta ocasión, la subida por el gran repechón del Almendral ¿qué les darán
por allá? El Gran Maestre, con otros “cuatro pupilos” (Andrés “El Líder”,
Domingo “El Maca”, Eduardo “El Carpin” y Gabriel “El Amigo”), andan
perdidos por esos caminos, dando ánimos a nuestros compañeros y de
jarana, brindando por los chiringuitos.
Por mi parte, el domingo madrugué, pero
para clausurar la campaña de la vendimia, esto da para otra crónica
jajajajajaja…..Pero a eso de las diez y media pasadas, todavía había ganas de
rutear, “voy a hacer una combinada”. A estas horas, aún puedo percibir las
huellas de los jirones del frescor de la
mañana y “noto que las piernas quieren bailar”; voy con la antena puesta, por
lo que a mí alrededor pueda pasar. Me empapo con la sentida tranquilidad,
mientras un batallón de encinas, caminan a gran velocidad; el aire transparente despierta los atentos
sentidos y el agradable olor a jaras me hacen divagar e ir más allá ; la tímida brisa “pantanera” también parece que me da
alas y por la extensa cañada, ni rastro de vida ¿dónde andarán los demás?
Cuatro encinas descarriadas y algunos alcornoques enfermos, tirados por el suelo, rompen la perceptible
monotonía, la cual se aposenta en la
alargada vía. Pico “algo” sobre la
marcha y también me hidrato, antes de adentrarme en el paso del hormigón
resquebrajado y cada vez más levantado
-ya hace años que pasamos la primera vez por aquí ¿cuántos?- También
cabalgo por el reseco y bien compactado Camino Real; para no variar, “nadie por
aquí, nadie por allá”, si parezco yo “El
Guarda Forestal”. A mi paso, a estas
horas, hasta las lustrosas vacas ya están
sesteando, establos y casas de labranza parecen un fotograma y los
números del termómetro, amenazando por
los temidos arenales. Desde aquí, se acomoda la pista y el noble encinar, dando colorido al reseco paraje y al marcado
camino. En “La laguna del conejo”, breve parada para repostar; fruta fresca, salados y
dulces, un trago de agua fresca y eso, “cabra coja no quiere siesta”.
Reemprendo la etapa, cruzo la carretera
calerana y el refinado perfume de eucalipto me acerca hasta el pueblo “gamón”; atravieso la
concurrida plaza y después de tanto
llanear, “configuro el chip en modo cuestas”. ¿Qué os voy a contar del
empinado repecho de hormigón, aderezado con profundas regueras secas y tierra suelta
y de las piedras caballeras vigilando atentas desde sus torretas?, me
entretengo – pero también aprieto- por
estos subes y bajas, saludo y doy los buenos días a “los caballistas veleños”,
antes de arribar en la villa de Mejorada. Me enfilo para descender por “los parajes
de la sufrida mataburras”; bajada “con
prisa” hacia la vasta cañada, un poco de
aire de cara y el calor ya no es “publicidad” ¡¡¡¡atiza de verdad!!!; por estos lares, ni rastro de burriclistas,
ni la presencia de divertidas ninfas,
tampoco rescates de princesas en peligro, ni indicios de las melodías del alegre ruiseñor en su mustio rincón. Ante
mí, otra trepada por las pendientes “del vertedero”; comienzo con alegría, y más arriba, en la cerrada curva, parece que me “fallan las
fuerzas”, echo un vistazo “pabajo”, -buffff, llevo el plato más grande por
estos tramos- Me acomodo para disfrutar del tendido ascenso, me recreo con las
panorámicas cerreras y al fondo, “el observatorio celestial”. Corono, no sin
antes “apretar un poco más”; me paseo por los callejones “cagarraches” y
también hago un alto en el camino en Mejorada, para abrevar y llamar a casa, para “novedades dar”. Desde aquí, ya sabéis,
“se puede volar”, me deleito por el rápido paseo y en “la
curva de la herradura”, el último “arreón”
de la solitaria aventura; marcha triunfal entre callejas de espigadas retamas y las atentas
chaparras, ¿me saldrá el perro guardián? (también pasa por mi cabeza). Sin más
novedad, toca bajar; hago un esquema mental del “corral cerrado” y desde la
modestia, “creo que no ha estado nada mal”.
Resumiendo, ruta circular de 82 kilómetros,
los principales caminos transitados han sido; Camino de Velada,
Arenas-Parrillas-Navalcán; Camino de Los Veratos, Cañada Real Leonesa
Occidental-Corchuela, Camino de La
Corchuela a Velada, Camino Real, Carril de Las Mulas-Gamonal. Camino de Gamonal
a Mejorada, Camino de Mejorada a Montesclaros, Camino de la Herrería, Cañada
Real Leonesa Oriental, Senda del Ruiseñor, Camino del Vertedero-Segurilla.
Camino de Segurilla-Mejorada-Velada. He pasado por las localidades de La
Corchuela, Gamonal, Mejorada (2 veces) y Segurilla.
Buen día………….SALUD.
Pd: Goyo, para que veas que también me
“prodigo” por La Corchuela.
Pd1: Martín, Roberto, Ilde, Diego,
JoseMa, gracias por vuestra aportación
fotográfica (7).
“mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”