Domingo
veinticuatro de mayo, día claro y soleado, “pero algunos llegan tiritando”;
nueve caballeros veleños, acudimos a la semanal cita pactada. Con las
burricletas bien dispuestas y demás
“andacapadres”, “por mayoría absoluta” –decidida- nos vamos de “jaranda” a la romería de
Hontanares.
Iniciamos la jornada, atravesamos las principales calles de la villa de Velada
y también el silenciado “casco antiguo”
que nos guía hacia los “prodigiosos terralgos del Baldío”;
animadas y variadas “chácharas”
vamos “desgranando” por las “señoriales”
tierras heredadas. Llegamos a las “frondosas Juntas” y “por culpa de una rama mal colocada”, salta
una liebre “a la saca”; “alto que por aquí nadie pasa”, un vergel asilvestrado,
nos impide seguir avanzando. No hay problema, Ángel “El Guerrero”, se prepara
“un zurriago”, con furor y a base de “golpetazos”, nos prepara un paso bien desbrozado. Cruzamos el
rebajado río, y unos metros más adelante, “se abren las puertas” del tupido encinar, con su presencia flamante. Ya
se dejan ver los secos pastos –para otras vistas ¿disfrutar?- ; una manada de vacas, saciadas en la palpable
tranquilidad, “viendo la vida pasar”, pasos quebrados y levantados por el
rastro de los “salvajes marranos”;
abrimos más porteras (para no variar) y la manta del jaral nos arropa con su
sosiego y bienestar. Arribamos en la “aldea montesa” y un cuarteto de
compañeros, en este punto, la ida dan por concluida; los demás, “vamos un poco
más allá”. Profanamos “otros territorios” bien vigilados; por la extensa
dehesa, caminos perdidos, “¿por dónde nos hemos metido?” con altos pastos
revestidos; la entretenida “bajada” por el arbolado callejón, pasos rasgados,
piedra suelta y también algún escalón,
antes de salir a la bajada de “hormigón”. Avistamos la aldea parrandera, se
respira ambiente festivo por el concurrido “mercadillo”; calles engalanadas,
gentes bien ataviadas, caballistas luciendo monturas y “la ninfa romera”, nos
pregunta por “El Gran Maestre” JoseMa. Paramos a repostar, compartimos
“viandas”, dulces, pasas, fruta fresca y abrevamos, en un rincón bastante
concentrado.
Reemprendemos la marcha, mientras la villa romera se comienza a abarrotar del animado personal. Tomamos la vía asfaltada; a la diestra, la impresionante “finca de Valdeolivas”, astados bravíos, entre pastos y encinas, mostrando pose y elegancia, y más adelante, “la cañada trashumante. Entramos en pasos “todavía no marcados” por el ganado serrano; subidos hierbajos, altos pastizales, piedras camufladas y trochas rasgadas, nos “obligan a no bajar la guardia”. En el límite de provincia, otro tramo de empinado asfalto, hasta “el camino del boquerón”; salvamos los tendidos “subes y bajas”, hasta llegar “al paraíso de las jaras”. Desde aquí, la estirada bajada, con el placentero aire dando de cara y el descarado calor, ya es una amenaza. Atrás dejamos la villa “parrillana”, con una “marcha animada”; sin dificultad vadeamos el sofocado río, mientras somos testigos de la quietud del relajado encinar; también nos hacemos con los tramos más arenosos; a nuestro paso, granjas y casas de labranza a estas horas bien “custodiadas”. Los “latigazos” de “Eolo”, de frente nos siguen machacando y el quinteto de “caballeros veleños” continuamos avanzando; sin novedad por el ancho camino, algún apretón en el penúltimo repecho, una “zapatilla” hace “plaf” en plena subida, arriba bien hermanados, antes de llegar al punto de partida.
En definitiva, ruta circular de 60
kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Camino del Torilejo,
Camino de Velada-Talavera a Montesclaros, Camino de Montesclaros a Hontanares
(Los Rebollos), Carreterín AV-P-707, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de
Aldea de Arango-Camino del Boquerón-Arenas a Parrillas; Camino de
Parrillas-Navalcán-Arenas a Velada.
Pd: Diego,
gracias por tu aportación fotográfica (4).
Buen
día…………SALUD.
“mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”