domingo, 29 de abril de 2018

Ruta: Doble ración de Sotillo


Sábado, veintiocho de abril, mañana ventosa, con bajada brusca de las temperaturas; como, para el domingo “pintan más complicada la jornada”, me adelanto “por si acaso” y me echo a la aventura en solitario; me encuentro al “Presi” andarín, enfundado en su traje de camuflaje, a estas horas “con los deberes hechos”, los cerros ya “ha pateado y los caminos ha colodado”; nos damos “los buenos días” y me firma el salvoconducto para cabalgar hasta que me “harte”. Así sea, “toca etapa especial y cerrera”.

Escalo tramos floridos, a mi paso, se despiertan un mosaico de agradables sensaciones; pequeñas chorreras tatareando alegres melodías, vastas extensiones multicolores, revistiendo los recónditos rincones que en la oquedad del monte se esconden; pasos serenos y tranquilos, custodiando los parajes más  privilegiados; arroyos transparentes y cristalinos,  dando emoción y adornando el compactado  camino. Con todo esto y ensimismado, “con la ruta bien balizada en mi cabeza”,  también “pedaleo”, mientras por el tobogán de las  emociones,  me entretengo y recreo. Controlo el  ritmo constante, “pero sin cebarme”, voy salvando cuestas explosivas, repechos más estirados  y sumando desnivel en las piernas; me animo, atravesando  poblaciones montesas y disfrutando de los apaciguados paisajes que me atrapan y embelesan: “La gota de agua perfora la roca….no por su fuerza, sino por su constancia”. Tapices de colores ondean a mi paso y  placenteros olores se apoderan del asilvestrado bosque encantado, mientras,  el  cuco y otros animados  pajarillos, componen la banda sonora  dentro de  la abigarrada plaza; a estas horas, no está nada claro el día, nublados de fogueo me persiguen  y el tímido sol, de vez en cuando se asoma a la palestra “pero sin apenas calentar”. Un rebaño de ovejas, más adelante,  la vacada trasladada por la pista asfaltada  y la fuerte ventisca,  atizándome de cara, en distintos momentos  de la jornada, me retrasan “algo”  la marcha; paciencia y a disfrutar de la apacible mañana y las dignas estampas que nos regalan  en esta etapa: “Los dos guerreros más poderosos son el tiempo y la paciencia”. Desde la villa cagarrache, vuelvo a repetir el ritual y “pido otra ronda más”; desciendo al “inframundo”, me adentro en la profundidad más pintoresca y  “asalvajada”, también, me encuentro   con otros burriclistas por la oculta pista; sobre la marcha, (sin detenerme demasiado) voy comiendo, bebiendo y cuando es necesario, en los pilones,  abrevando. Me rebelo, para  superar los tramos más empinados, “sin gastar la última bala” porque nunca sabemos cuando la vamos a necesitar; circunvalo la villa montesa y “en el túnel del viento” otra vez me adentro; extensas y coloridas  praderas se mueven con ligereza, por segunda vez,  paso por las villas vecinas, pero,  la fiereza de Eolo no me lo quiere poner fácil y agresivos zarpazos descarga sobre mí. Por el callejón arbolado, me resguardo, disfruto y saboreo los placeres que se esconden en  este tramo; salvo “la cuesta de la herradura” y desde aquí, me lanzo por el fugaz descenso, avistando los brillantes paisajes que salen a mí encuentro; desde la parte más llana, parece que ya todo está hecho, voy bastante bien de tiempo y cruzo el casco antiguo hasta casa,  “cuando doy por finalizado este reto”. Hasta la próxima.

 


























En definitiva, ruta circular de 70 kilómetros, los caminos transitados han sido; Camino de Velada a Mejorada-Segurilla. Camino del Hituero, Antiguo Camino de Segurilla a Sotillo-Cervera de Los Montes –Segurilla (Repetición)-Mejorada-Velada.


Buen día…………SALUD.


“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”

lunes, 16 de abril de 2018

Ruta: Subida al cerro de La Estrella (“al rescate de la princesa”)


Domingo, quince de abril, en el lugar habitual y media hora antes de lo previsto (“por eso de cabalgar más y la jornada  estirar”) seis caballeros veleños, nos damos cita en el pactado punto de encuentro;  con  Diego “Sin Miedo” y Medina “El Estratega”, en la villa calerana  nos tendremos que encontrar. En “misión secreta” (“según fuentes fidedignas”), partimos hacia el cerro de La Estrella, “al rescate de la princesa”, ya que en la inexpugnable fortaleza, la tienen  “secuestrada”.

Iniciamos la marcha, hacia la villa de Gamonal, imbuidos por la intensa calma de “la dudosa mañana”, por la pista  asfaltada  nos colamos hacia “la empachosa canaleta”. Cabalgamos animados, de todo un poco vamos hablando, para hacer más amenos estos tramos; por estos lares, Roberto “El Bueno” se ha merendado una ración de  cénzalo, pero no tendría que estar “bien cocinado”, porque entre sonoras toses y otros aspavientos,  atragantado llevamos al tenaz caballero; cruzamos la despejada vía férrea,  el puente enrejado de Calera y en la Vía de la Jara,  contactamos con los compañeros rezagados, “ que parece que vienen con algo de  retraso” . Durante la espera, el amigo Gabriel “Machaque”, aprovecha para ajustar su “montura” y  un trío de compañeros, marchamos el camino, retenidos “por debajo del ritmo”. A nuestro paso, extensos campos de siembra (albejones, alfalfa, colza….), cunetas de agua atiborradas, túneles y paneles informativos, pero ni rastro de jabatos ni gamos, pero  el predominante color verde, apoderándose del decorado más llano. Una vez agrupados, saludos de rigor en “El Puente Amador”; alegramos la marcha por la ligera ascensión, entre plantaciones de almendros y el caudaloso río desapareciendo. Atrás , dejamos los vagones de la estación de Aldeanueva,  hacemos el correspondiente giro y allá al fondo, “una sospechosa nube amenazando”; por el colorido paisaje (“de verdes, amarillos y de vistosos morados teñido”) retamos a las disimuladas cuestas, toboganes sobre el afluente principal y con el aire atizándonos de cara,  el imponente nubarrón,  ondeando sobre nuestro  destino,  vigilante  y avisándonos. En el cruce balizado, “sin hacer ruido,  giramos” y para darle más emoción, “comienza a chispear” en la silenciada sierra; poco a poco,  vamos cogiendo altura, salvando los primeros “repechillos” que salen a nuestro encuentro; también,  tenemos tiempo, para  otear  el anchuroso valle que vamos dejando atrás. Con los brazos abiertos nos acogen los brutales repechones, “hasta el veintitrés de desnivel”, nos informa el amigo Diego “todavía con aliento”; cómo podemos, trazamos las empinadas curvas, entre perfumadas jaras, bien acompañadas. Y, como “no hay dos sin tres”, aquí llega “la segunda magra”, algo más mansa, “esta vez, sólo  con veinte de desnivel”; menos mal,  que el terreno está bien compactado, “por ver el lado bueno de lo inhumano”; en el último giro, seguimos con nuestra penitencia por la empinada recta, nos retorcemos como “escurridizas culebras”, danto “chepazos”,  suspirando y bramando, como si con esto “lo fuéramos a arreglar” (jajajajajajajjajajajaja), hacemos eses y zig-zags, sabiendo que “la misión” en la  izada torreta, está cada vez más cerca. Después del  titánico esfuerzo, mucha  ilusión, pundonor  y algo se “sufrimiento”, de uno en uno vamos coronando la nublada y fría estación. Antonio "El Estratega" lidera la bravía expedición; comentarios varios, rescatamos a la princesa raptada “para que la fiesta en Oropesa pueda continuar”;  de paso, repostamos  y abrevamos para recuperarnos del escarpado susto; fotos de rigor en la helada garita, viendo las nubes pasar, ¡¡¡¡estampa espectacular!!!!

 
































Después de una  nueva conquista, reemprendemos la marcha, pero en plena bajada, aparece Jesús “El Serrano”, entre todos le animamos para que corone, “ya que lo peor ha pasado”; dicho y hecho, el penúltimo esfuerzo para "el cielo tocar".  El fugaz descenso, lo hacemos reconociendo los desniveles sufridos, esperamos y nos agrupamos para remendar  el camino recorrido; la vuelta la hacemos con más alegría y brío; volamos por el carreterín asfaltado, disfrutando de las dignas vistas y del paraje serrano que nos envuelve y tiende su plácida mano; en la vía verde, de nuevo nos agrupamos, llenamos nuestras botijas y otra vez,  “a destajo” volando. Martín “El Fiero” y Cristóbal “El Nazareno”, se calientan y no sé cómo irán, pero de ellos,  “ni rastro ni señal”. A nuestro paso, los fotogramas pasan a “toda velocidad", mientras mi amigo Gabriel, se suelta por Medina: “VELOCIDAD, VELOCIDAD, VELOCIDAD….”; saludamos a otros  burriclistas y familias senderistas que a estas horas,  inundan la florida vía; más adelante, todos nos reunimos e Ilde “El Suegro” sale a nuestro encuentro; nos da novedades y nos informa de  la ruta que han hecho con los demás compañeros, mientras, con buena marcha, no paramos de cabalgar, ni dejamos de mirar atrás. En la localidad de Calera, despedimos a los compañeros talaveranos, volvemos a cruzar el puente colgado, el sonido del tren también nos avisa y por el concurrido canal, llevamos al amigo Roberto hasta  Gamonal. Desde este punto, escalamos animados y  sin más trasbordos ,  y después de la conquista conseguida, arribamos en el punto de partida: “La vida,  no consiste en ser un ganador o un perdedor, se trata de ser uno mismo y dar lo mejor…..”  Hasta la próxima. 

 






















En conclusión, ruta lineal (ida y vuelta) de 85 kms, los principales caminos transitados han sido; Camino de Velada a Gamonal-Alberche- Canal Bajo del Alberche- Calera, Vía Verde de la Jara-Camino de la Estrella-Subida Sierra Ancha.


Pd: Cristóbal, gracias por tu aportación fotográfica (2).


Buen día……….SALUD.


“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”