Domingo (25-09-2022) siete caballeros veleños nos juntamos en el habitual punto de encuentro, con las burriclestas prestas y bien dispuestas, todo preparado para otra gran contienda. Presentada en asamblea, nos decidimos por otra etapa habitual en el calendario burriclista –incluida como clásica- ; ruta “que engaña”, aparentemente “una más”, pero tiene “mucha miga y pan que mojar” esta excursión a Fresnedilla.
Primera
etapa otoñal, con fresquillo mañanero y para no variar, “volvemos a entrenar con el aire de cara.”
–Sin anestesia, ni brebajes milagrosos- . Nos estamos
acostumbrando-aclimatando, por si el día
X tenemos que cargar con “Eolo” en el
costal: Nos estamos “viciando” a su incómoda compañía, pero ya cansa “hacer
excesos de más.” Cerreamos por “El Arriero” para esquivar el amenazante arenal e ir más resguardados; cuando salimos
a la estirada cañada, allí nos aguarda “Loli” –ya tenemos confianza- , se
engancha con la osada escuadra; nos toca,
tirar de paciencia, saber esperar y “rezar” para que no se cambie en la
vuelta.
Cabalgamos
por la anchurosa avenida, montados en una continua “montaña rusa” –estamos de
ferias-; encaramados en un entretenido laberinto de subes y bajas de todos los
colores: tramos empinados, otros, bastante rotos y agrietados, que nos ponen a prueba; esfuerzo y pericia en
las no sé cuántos repechos. Salvamos con solvencia el camino de ida, atravesando
localidades serranas, amenas conversaciones “para hacer más llevadera la
jornada”; sin perder de vista la retaguardia, esperando y agrupándonos en los
pasos más complicados.
Sobre
la marcha, recordamos grandes gestas. Ésta, en particular, aquí, se forjó “el
mito de Martín El Fiero”, arrasando por estos lares y llevando a otros caballeros
veleños “a destajo, en volandas.” Desde Almendral, continuamos escalando
ligeramente, expuestos en la abierta plaza, con el viento atizando y castigando
nuestro ánimos e intacta moral. Cuando
aterrizamos en el destino pactado, “suspiramos aliviados”: reponemos fuerzas,
nos hidratamos y foto de rigor, para
inmortalizar la inspirada hazaña.
¿El
camino de vuelta? Sin aire, menos mal. “Surfeamos”, cogemos las mejores mareas
y corrientes, para recuperarnos del ajetreo y castigo sufrido “en la primera parte”. Pista a favor,
efímeros descensos, con algunos tramos empinados, hasta que nos enfrentamos “al
Dragón Khan, ahí está, impasible y reposando, echando fuego y piedras
hirviendo” que nos pone a prueba y nos calienta de arriba a bajo. Sobre la
marcha, reponemos y llenamos las botijas; volamos por la “cómoda cañada”,
deshacemos y plegamos el camino
transitado y en la bifurcación, ¿sangre o arena? Nos decantamos –por eso de la
épica- batirnos cuerpo a cuerpo con los terroríficos bancos de arena, ¡¡no se
hable más!!! Mis compañeros, se exhiben y como titanes doblegan todas las
dificultades presentadas. Roberto “El Bueno”, por su experiencia, preparado
para lo que le echen; Francis “Sevilla”, llega en forma y confianza sobrada;
Gabriel “Machaque”, sin aire en contra, rema mejor, esperamos su mejoría física en esta semana y que pueda
realizar la esperada campaña. Martín “El Fiero”, superlativo, al final, ¿Desde
Velada o Navalmoral? Gabriel “Schweeping”, aprobado con nota, listo para el
gran asalto, a ver, si se alinean los astros y nos puedes acompañar.
Destacar
de la ruta, el largo, variado y ameno
camino de Cañada por el que hemos transitado –aportando nuestro granito
de arena, para no olvidar la milenaria cañada-
y no menos importante, otro día de airazo –en la ida- lo que supone,
“más trabajo, con la sensación de 52 kms de subida”. La mejor lectura, que ya
estamos “preparados –o no- por si acaso. “El arte es una armonía paralela a la
naturaleza.” “Lo que haces hoy, puede mejorar todas tus mañanas.”
En
definitiva, ruta lineal (ida-vuelta) de 104 (1500 m D+) Los principales caminos
transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental (Sotillo de Las
Palomas-Navamorcuende-Almendral de la Cañada-Fresnedilla).
Pd:
Roberto, Martín, Francis, muchas gracias
por vuestra aportación fotográfica (2-1-1).
Buen
día……..SALUD.
“…..mil caminos por
andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”.