Domingo, veinticuatro de Abril,
temperaturas agradables y en el cartel han anunciado “ruta memorable”; Ilde “El
Suegro” y Roberto “El Bueno”, ¡¡¡ya vienen de corto!!! Eso, dándonos ejemplo a
los más “frioleros”. En el lugar de encuentro, acudimos caballeros
veleños y “El Lobo” como representación gamonina, para formar el quinteto del
segundo turno; otros tantos ilustrados, han madrugado y media hora antes –a las
8:00 horas- a cabalgar han comenzado, “querían adelantar terreno, abriendo paso
y secando los charcos”. Con las burricletas bien dispuestas y prestas para la implacable contienda, “partimos hacia tierras puenteñas”.
Iniciamos la jornada, hacia los cuadros de
la vega, para adentrarnos en la anchurosa cañada; ¿qué decir del “paseo mañanero”? Para comenzar y calentar,
rodamos en modo distendido y amenizadas chácharas para animar la templada mañana; allá a lo lejos, escuchamos voces y algarabía, Gabriel
“Lamparillas” que no estaba a la hora acordada (esperamos los minutos de rigor)
y “viene con prisa”; una jauría de mastines guardianes se dan cuenta de nuestra
presencia y con una monserga de ladridos nos apremian; también “un can carea” se revela, pero Roberto e Ilde les
enseñan los dientes y en paz nos deja; cruzamos la ferroviaria vía y parece que
mejora la reseca y alargada pista. Desde que iniciamos, por la vasta explanada, salvamos “cientos de
charcos” y otros tantos tramos embarrados, para dar más emoción a la épica
hazaña; de todo un poco vamos hablando por el monótono llano; más humedales y
pastosos lodazales salen a nuestro paso y a pesar, de ir atento y con cuidado el primer caballero, “una liebre” que salta “palsaco”. Allá a lo lejos, “en el alto”, vemos “unos bultos”, algún componente dice, “son ellos”, allí están “los adelantados”,
metemos una marcha más (¿o dos?) y entre campos de cereal sembrado, se empina
el terreno, hasta que nos agrupamos con los demás “compañeros”. Nada, Goyo “El
Coloso”, que está gafado y la burricleta ha averiado, “esta vez, el cambio”. Damos novedades, comentamos la
andanza de la embarrada jornada; cruzamos la aldea de Alcolea y en Puente, con
agua a presión “aseamos y damos brillo a nuestras desconocidas burricletas” –de barro
venían hasta las orejas-. Fotos de rigor en el panel rural y hacia el centenario puente –indicamos-; nos
recreamos con las genuinas vistas del colmado río y por la acogedora senda,
entre almendros y olivos, arribamos en el paraje natural, empedrando y
encorsetando al espectacular salto. Cada cual que disfrute a su manera, “yo me
voy para abajo”, me acompañan “El Gran Maestre”, también llega Roberto, y “El
Lobo” que con esta postal, se queda prendado. En el día de hoy, nos comemos
“el bocata” escuchando el reconfortante estruendo de las bravías aguas; todo un
deleite para los sentidos, el estar encarcelados en “la jaula inundada” y otro
aliciente más, para el disfrute de los
caballeros elegidos; inmortalizamos estos momentos, hacemos comentarios varios
y por la gran crecida, pena que no podamos ir unos pasos más allá, “otra vez
será”. Ascendemos por el laberinto rocoso “del Pedroso”, más arriba nos
reunimos con el resto de la cuadrilla y nos preparamos para la partida.
Reemprendemos
la etapa, con el buen sabor de boca, por
los dignos museos degustados;
cogemos agua “por si acaso” y nos adentramos en el camino peregrino de
Alcañizo; como somos solidarios, acogemos al vendaval del aire, atizando de cara y entre amplios campos de cereales sembrados, transcurre la vuelta,
-con algunos simulacros de cuestas-,
Diego “Sin Miedo” y Gabriel “Lamparillas” se prueban y de vez en cuando
“aceleran”. Suena “la campana por la retaguardia”, toca quitar alguna marcha y
esperar; rodamos por una vía bien
marcada y en ambas partes alambrada y en
este punto, algunos compañeros se despiden, “por diferentes motivos quieren
llegar más pronto a casa”, aligeran y
dan un paso al frente. Una alfombra de color verde y un mar de encinas
acompañan a la reducida cuadrilla; cruzando el pueblo de Alcañizo, avistamos una cuidada
viña “sembrada con botellines de
cerveza”, “ya están dando ideas”, entre risas se comenta; también, nos explica
su teoría” el amigo gamonino (que le
contó un lugareño en su día); “cien años viviendo, cien años aprendiendo”,
según dice el sabio refranero. La vía de servicio es la dirección “por eso de
acortar y más rectos marchar”; desde este punto, “sin llegar a parar” el freno
de mano, echamos –total, prisa no llevamos- estiramos la cuerda, avisamos,
esperamos y nos agrupamos; mientras, Roberto “El Bueno” ejerciendo de noble y
fiel escudero, va tirando del “Maestro”
y Domingo “El Maca” nos apunta “reducir
más la marcha” ; mientras esperamos, Chema “Tino”, da parte del coche clandestino, tomamos nota
y también “divagamos” sobre el enigmático caso. Sin más novedades que resaltar,
en los últimos kilómetros, despedimos a los amigos vecinos y en fila de a uno,
hacemos el tramo “cansino” de asfalto, vigilando y sin perder de vista la parte
trasera.
En definitiva, ruta circular de 70
kilómetros. Los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa
Oriental, Camino de Calera a Alcolea-Puente-Camino del Villar del Pedroso-
Salto del Pedroso; Camino de Puente-Oropesa-Alcañizo; Vía de Servicio N-V- CM 9510.
Buen día……………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”