Domingo
(27-07-2025), con las burricletas prestas y bien dispuestas, cuatro caballeros
veleños nos
presentamos en el habitual punto de encuentro, madrugando un poco más; otros tantos, saldrán un poco más
tarde. La propuesta presentada, es bastante atractiva para los convocados, en
esta ocasión, Fresnedilla la transformamos en “corral.”
Iniciamos
la ruta, animados e ilusionados por el reto dominguero propuesto. Los primeros
coletazos mañaneros, nos regalan su deleitoso frescor, envuelto en perfumadas
gasas de aire limpio. Amenas conversaciones –la jornada promete larga- por el estirado llano, antes de afrontar los
irregulares repechos cerreros, el agraciado descenso “zorrero” para aterrizar
en la vasta y cómoda cañada.
Por
la extensa avenida, cabalgamos bien agrupados “sin parar de rajar”, salvando la
tendida subida, antes de entrar en la población de Sotillo, hoy en fiestas, con
“afición incluida y entregada -también han madrugado- que nos jalean al pasar.” Por esto lares, en
línea recta, “cambio de pantalla”, las antenas parecen más cerca, continuos
subes y bajas para sumar desnivel, por los dañados y quebrados pasos que rompen
la monotonía del paisaje y hacen más llevadera esta zona recreativa. En la
localidad de Navamorcuende, parada exprés frente al monumento, para echar un trago y rellenar las
botijas.
Desde
aquí, nos adentramos en la agraciada y dilatada bajada, con espectaculares
vistas del “Valle”, que nos permiten “alegrar la marcha, hasta descender al
nivel del mar” ; atravesamos localidades y rincones viriatos, bien resguardados
a la sombra por la profusa arboleda que hacen el recorrido más confortable.
Caminos bien compactados, subidas “sin sobresaltos” y angostos tramos entre
fresnos y encinas que se saltan los vallados. Por pistas bien cuidadas y
esmeradas, callejuelas con encanto, hacemos “un quiebro” y cambiamos de
comunidad, para arribar en la localidad abulense de Fresnedilla. Buscamos
posada para reponer fuerzas e hidratarnos; refrescos, café y tostadas, en “el
bar-tienda”, donde nos “cuidan de maravilla” y echamos unos minutos más
distendidos frente al merecido manjar.
Después
“de llenar la panza”, retomamos el camino de vuelta por el balizado corral y “seguimos en el tajo, ya
que tenemos corte”. Un tramo de cañada y
desvío “de izquierdas”, que nos llevan a parajes “marcados en rojo”, según nos
comenta Francis “Sevilla”; traducido al lenguaje analógico “que tenemos rock
and rol”. Abrimos y cerramos porteras, nos colamos en el apacible encinar,
mezclado con tiesos y lustrosos enebros, algunos tramos hormigonados –sin rayar-, pendientes poco
agresivas y el divertido sendero, con las amenazantes zarzas que hace las
delicias de los intrépidos veleños. En pleno goce y deleite “cerreando y
sendeando” por “los muros de Castillo”, nos llama Luci “Fromme”, “¿dónde
andáis? – nos comenta el adelantado y le pasamos las coordenadas, para
encontrarnos en San Román.
Después
del susto por los paisajes anteriores, llegamos al punto de encuentro, nos
damos novedades de las respectivas rutas, mientras nos hidratamos, llenamos
botes y mochilas y “arriamos velas.” El amigo “Luci”, nos hace de “gregario de
lujo”, en la parte final de la etapa –para llevarnos “más relajados”, después
del hartón-; las siete puertas, un tramo de cordel, la pista del canal y por el
tranquilo polígono; a estas horas, entre polvo,
sudor y “berenjenas” , ya va apretando “el Lorenzo”. Para Alberto “El
Maestro Ceramista” el premio “a los repechos explosivos” (“¡¡¡¡y sin
apretar!!!”), para Martín “El Fiero”, el premio a la combatividad, (¡¡¡¡Cómo
está el bicho!!!). Antes de clausurar la novedosa ruta –con los dientes largos
por el etapón”- “La Gineta”, el último arreón, mientras vamos soltando integrantes
a las puertas de casa, nos despedimos hasta la próxima semana. “Nunca te
apresures; haz todo serenamente y con espíritu tranquilo.”
Destacar
de la ruta, el frescor de las primeras horas de la mañana, los espectaculares
paisajes y vistas del Valle del Tiétar, sus callejuelas y rincones descansando
a la sombra, sobre la profusa arboleda y los entretenidos senderos y veredas,
antes de entrar en la localidad de Castillo Bayuela.
En
definitiva, ruta circular de 120 kms (1.600 m. aprox. D+). Los principales
caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de los
Huertos, Cerro Arriero (Los Pinos), Camino del Madroño –La Herrería-, Cañada
Real Leonesa Oriental –Sotillo-Navamorcuende-, Camino del Zumbón, Camino de
Sartajada-La Iglesuela-(Ruta Viriato), Camino Fresnedilla- Castillo de Bayuela
(Sendas y Ruta de los Molinos), San Román-Pepino-Cordel-Vía de Servicio-Canal
Bajo del Alberche-Antiguo Camino de Oropesa- El
Casar-Torrehierro-Gamonal-Velada.
“…mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio…”
SALUD………..y
TIEMPO.