miércoles, 15 de abril de 2015

Ruta: “Sierra Romperropas” (o del Águila)


     Domingo doce de abril, mañana apacible y agradable temperatura para afrontar una nueva aventura. Once caballeros veleños, nos damos cita en el habitual punto de encuentro; con las burricletas bien dispuestas, “El Gran Maestre” nos quiere llevar a inaugurar “El Puente” y  Gabriel “Lamparillas”, al “río Tiétar” nos propone bajar . En pleno y por mayoría, la opción de la serranía es la propuesta elegida.
 
     Comenzamos la etapa, cruzando las silenciadas y desérticas calles de Velada; con el timón programado, hacia La Gran  Dehesa nos enfilamos. “Recostados” en una marcha tranquila, de todo un poco  vamos hablando, tocamos “palos trascendentales” y también otros, menos importantes, mientras nos colamos en la oquedad del reposado encinar. Los más “despiertos”, presumen de haber visto “al  esquivo marrano”, abrimos porteras, cruzamos charcos y también el río hormigonado, a la vez que cabalgamos por los serenos y acogedores territorios tan hospitalarios. Un tramo de vía pecuaria,  vacas paciendo en el remanso de la  calma arbolada  y la perfumada granja ovina,  antes de cruzar la navalqueña villa. Buscamos la subida de “Navalonguilla” y  en la tendida escalada, avistamos  “parcelas bien amuralladas”, prados mimetizados en una postal multicolor, retamas, tomillos  y jaras floridas, para hacer más amena la estirada pista. En la cima,  nos agrupamos y esperamos hasta que todos llegamos. En el callejón jaral, Goyo “El Coloso”, con las lucidas flores, nos enseña su “lado más mimoso”, mientras “El Gran Maestre”  asalta  “el pódium”, con calma pero impaciente por llegar, Domingo "El Maca" también nos explica su "plan de entrenamiento semanal"; nos echamos “unas risas” y arreando que llevamos “prisa”. Antes de iniciar el descenso de los pinos, un quinteto del aguerrido pelotón, deciden abortar la serrana misión; los demás, nos adentramos en el místico pinar, olores afrodisiacos por los rasgados y angostos pasos, genuinas vistas que seducen los sentidos  y en un “desbocado tobajo”, hasta  el colmado río llegamos; echamos un vistazo al bravío torrente, algunas fotos (pocas,  que el móvil está limitado) y marcha atrás que nos toca escalar. En esta ocasión, la trepada será por “La Cuesta Imperial”, se abren  sus empinadas puertas, pero antes de comenzar, la burricleta de Martín “El Fiero”, "ante el desconocido enemigo",  se encabrita y tira “patrás”; Gabriel “Lamparillas” y Pedro “Hierros” con paciencia  y oficio, obran el milagro, haciendo palanca con las manos y un “cacho palo”. Arreglado el “encadenado entuerto”, nos ponemos mirando  al  “izado puerto”; comenzamos con precaución y guardamos  “algo de aliento”, “por si acaso” ; Alberto “Cebra”  toma el mando, de fuerzas anda sobrado, se adelanta unos metros y  es la rueda buena (para quien seguirla  pueda); empuje y tesón en el pino repechón, pericia por las piedras sueltas que reposan en las agrietadas regueras, templanza y concentración, antes de profanar “la cuesta real”. Después del apretón y más de un “resoplío”, esperamos en el tramo más cómodo, un discontinuo sube y baja, pero continuamos encaramados sobre la ventura de los pinos; por “la casa del ministro”, “pabajo” después del “agradable rato”. Planeamos en el súbito y efímero descenso, disfrutamos de la reconfortante  sensación, que hacia  “otros lares  imaginarios” nos guía; en un suspiro arribamos en Navalcán, paseamos por sus callejuelas y sin quererlo, pasamos los primeros por “el arco de meta” (detenemos el crono en 1 hora y 10min) “los de la carrera todavía no han llegado” los vecinos nos comentan. Fuera de hora,  paramos a repostar y la andorga llenar, fruta fresca, pasas, dulces y  turrón blando para alimentar a los osados expedicionarios; saludos pertinentes a conocidos y también el descanso merecido.



      






































































     Después de la “generosa  pausa” (más larga de lo normal)  reemprendemos la marcha, un trío vamos abriendo camino, “otros tantos, en la concurrida plaza se han quedado negociando”, “¿más adelante nos alcanzarán?”. Por la vía talaverana, abandonamos “la villa engalanada”, miradas hacia atrás  “¿dónde andarán?”, “¿qué camino seguirán?”, pero, ¿habrán salido ya? Nosotros a lo nuestro, cuando nos metemos en “el túnel del viento”, ¡¡¡¡vaya airoteo!!! Maese Eolo, repartiendo latigazos y para hacer más amena y llevadera la jornada,  además, nos atiza de cara. Continuamos abriendo porteras, nos acomodamos con las vistas del “movido Guadyerbas”,  “¿saltamos alguna valla?”, también nos atrevemos “con el paso clausurado antaño” “¿nos darán el alto?”; por el "tupido arroyuelo" saludamos al matrimonio esparraguero y debajo de las encinas, “los brotes están sembrados”; atravesamos el enésimo charco y la serena dehesa continúa en modo espera; en la perceptible quietud del monte, unas afortunadas rapaces están aliñando la merienda a ras de tierra; atrás dejamos las casas ganaderas y el fiel vendaval que nos "castiga", a estas horas “hace mella y un poco desespera”. Sin más novedad por el camino conocido, coronamos el “último repechillo” y más adelante decidimos; “el manojo de espárragos para el más combativo”. ¿Qué “verdad” se esconderá detrás de cualquier refrán? “De lo que te digan no te creas nada y de lo que veas, créete la mitad? Jajajajajajajajaja.




   






 
     Resumiendo, ruta circular de 63 kilómetros, los caminos transitados han sido; Camino de Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de Velada-Parrillas, Camino de la Aliseda, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Talavera a Navalcán, Camino de Navalonguilla, Camino de Navalcán-Parrillas a Arenas, Sierra del Águila, Bajada al río Tiétar, Camino de Las Majadas, Camino de Arenas a Navalcán, Camino de Navalcán a Talavera-Velada.

    Pd: Martín, gracias por tu aportación fotográfica (4).

    Buen día…….SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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