Domingo, treinta de septiembre,
frescas temperaturas nos reciben al
inicio de la novedosa aventura; nueve caballeros veleños, acudimos a nuestro
habitual punto de encuentro, con las burricletas bien dispuestas y prestas para
la original contienda: “La conquista de la Vera”. En esta ocasión, Cuacos de Yuste es el
destino elegido, dicho reto afrontamos, llenos de júbilo y altas dosis de ilusión. Cuacos, su monasterio, lugar de retiro de Carlos V, allá por el Siglo XV; lugar vistoso y digno de visitar para la historia no olvidar.
Comenzamos la marcha, entre dos luces por el camino real
y con el frescor que se desprende de la
apacible mañana; cabalgamos bien agrupados, amenas conversaciones vamos
atendiendo e intercambiando entre compañeros; Ilde “El Suegro” y Gabriel
“Machaque” lideran la singular etapa, pero cómo sigan con este ritmo “se nos
salen del mapa”. Según van pasando los minutos, el desconcertado resplandor nos atiza por la espalda y nosotros,
por el estirado llano, levantando
polvo “danzamos”, pero siempre atentos y ensimismados con los amigables parajes que nos
muestra la serena dehesa; sin hacer
mucho ruido, atravesamos la barriada de La Corchuela y en décimas de segundos se encienden “todas las alertas”. Manadas de ciervos por aquí, allá a lo lejos y
“alguno despistado, que delante de
nosotros se ha quedado cortado”; paramos a escuchar “sus bramidos quebrados”,
que resuenan por la anchurosa explanada y se pierden más allá de la capa arbolada. Tenemos que
recordar, que estamos en “la época de
berrea”, un acontecimiento único y natural, que nos gusta presenciar y que es digno de
disfrutar. Después de una breve pausa, continuamos cabalgando, pero Diego “Sin
Miedo” nos da el alto, “su GPS, le tiene mosqueado” ya que la ruta grabada,
“nunca va por el camino que llevamos”. Una y otra vez, intenta “configurar el track” pero nada, “la
ruta va por detrás de la valla”; en esto, del resto del pelotón, ni rastro,
“tendremos que apretar para alcanzarlos”; mientras cabalgamos alegres,
comentamos la incidencia, que nos preocupa lo justo y nuestros ánimos ni se
alteran ni resienten. En “Las Ventas”
nos agrupamos, damos novedades y avisamos de que tenemos que ir agrupados “por
eso de los cruces y los desconocidos caminos que encontraremos”; en este punto,
despedimos a nuestros amigos, Roberto “El Bueno”, Nicolás “Charcos” e Ilde, que hasta aquí, quisieron acompañarnos.
El resto del grupo, continuamos por la
ancha pista, nos encontramos con “el vecino de Tiétar”, le preguntamos y amablemente, nos acompaña e indica por
dónde debemos “colarnos”; a nuestro paso, extensos parajes de encinas, granjas
habitadas y lujosas casonas “dentro de fincas privadas”. Cuando salimos al
“canal”, avistamos amplios paisajes de
árboles frutales, interminables “plantaciones de tabaco y pimientos” con
“jornaleros dando el callo” e incontables secaderos y plantas de almacenamiento,
para dar cabida a los productos
cosechados. Atravesamos pequeñas localidades, también, nos encontramos con una marcha cicloturista
local que llevaban una c-15 para remolcar; nos echamos unas risas por la
atípica etapa y resulta que conocían a “nuestro invitado secuestrado”. En
Tiétar, despedimos al improvisado guía, le damos las gracias y le deseamos
suerte “en el hospital”. Desde aquí, un tramo por carretera, dirección “El
Losar”; nada, nos orientamos a ojo y este camino es “el que nos tiene que
salvar”. A nuestro paso, “nos persigue” la inconfundible panorámica verata y más adelante, paramos a repostar en la improvisada
marquesina abandonada. Llenamos la andorga y con ganas nos hidratamos, mientras
consultamos las fuentes de información disponibles; también, utilizamos “el comodín del público”, pero
nada, “estos vecinos” no nos resuelven nada. Por lo tanto, nos orientamos, ¿por
dónde vamos? El canal es la opción más segura y real, mejor no improvisar.
Reemprendemos la marcha, por el margen
contrario del canal “volamos”, aunque el
amigo Gabriel, nos avisa “que no pasemos de veintitantos” (jajajajajaja). Pedro
“Hierros” y Martín “El Fiero” nos aprietan “las tuercas”, se desenvuelven “de
maravilla por estos terrenos”. Al final de la acequia, el cruce de carretera,
ya es hora de abandonar el paso del canal; después de valorar, nosotros por la señalada pista tomamos el
rumbo, “nos toca escalar, ya está bien de tanto llanear”. Pues lo dicho, nos encaramamos
en un mapa empinado y afrontamos “un minipuerto” algo duro al principio (¿será
por tanto rodar?) y lo demás, bastante
tendido; Alberto “El Maestro Ceramista” y Diego “Sin Miedo”, rápido lideran la
sierra; disfrutamos del escenario
montañero, adornado de perfumadas jaras y un rincón de pinos que hacen más
amenos el desnivelado camino; paramos y nos agrupamos, las veces que sean
necesarias, mientras nos enfrentamos a “nubes de moscas” que nos atacan en toda
“la acomodada escalada”. También, nos
adentramos en un espectacular y encantado bosque de robles, tramos
asilvestrados, de naturaleza viva, que
nos deja sin habla; bajamos un tramo
divertido, sin arriesgar, poniendo a
prueba la refinada pericia, por la alfombra empedrada
hacia “el puente Jaranda”, silbando y tocando las palmas por la venturosa estampa. Desde aquí, seguimos
acumulando metros de subida, cómoda en esta ocasión, pero el sofocante calor comienza a “atizar con ganas”, mermando las fuerzas y haciendo estragos en la intrépida escuadra. Con soltura, trepamos los pasos más empinados por el
paraje arbolado, unas veces por la agradecida sombra y otras, expuestos a las
altas temperaturas, entre fincas y parcelas llamativamente abrasadas. Entre
todos, intuimos “el fin del camino”, al fondo avistamos poblaciones adorando la
sierra y detrás de aquel alto, nuestro destino tenemos “a tiro”. Victoriosos entramos en la población Real y en
la plaza central, nos aguardan nuestros/as amigos, familiares y retoños: nos reciben con
pancartas caseras, entre gritos y ánimos de reconocimiento, que agradecemos, después de la
épica lograda (a pesar de los obstáculos encontrados). “Siempre que dudes de lo
lejos que puedes llegar…..Recuerda lo lejos que has llegado. Recuerda todo lo
que has enfrentado, todas las batallas que has ganado y todos los temores que
has superado….” “El secreto del triunfo es no ponerte excusas….”.
En la acogedora plaza, felicitaciones,
fotos de rigor, risas, “tontás” y comentarios varios entre los/as allí
congregados/as. Buscamos por las inmediaciones, alguna “habitación para
ducharnos”, pero por más que preguntamos, no encontramos; lo más sencillo, al
pilón a refrescarnos. Después, nos regamos con zumo de cebada fresca y la
comida familiar para celebrar la nueva hazaña. Sobremesa distendida y muy
entretenida y para rematar, la posterior
visita cultural al Monasterio de Cuacos de Yuste.
En definitiva, ruta lineal de 85 kms,
los caminos transitados han sido: Camino Real, Camino de Velada a
Corchuela-Ventas de San Julián- Cañada Real de los Gallegos, Camino del Gordo a
Madrigal, Margen izquierda del Canal-Barquilla de Pinares- Tiétar- Carretera de
Madrigal-La Gravera-La Chinarrera-Margen derecha del Canal- Cuerda de los
Pinos-Camino de Valmorisco-Camino del Bote-Camino Puente Jaranda-Camino
Valfrío-Cuacos de Yuste.
Pd: Diego, Martín, muchas gracias por
vuestra aportación fotográfica (4,2).
Buen día…..SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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