Saludos y
felicitaciones entre los caballeros veleños convocados, alegría y gozo
entre los
asistentes; preludio de nuevas aventuras, épicas y el ambicioso reto.
Tiempo hacía
que no salíamos en grupo, notables ausencias en el calendario,
pero fichando
cada semana, con responsabilidad, por parejas o en solitario.
Jornada de
excesivo aire, fuertes azotes, cruzando la cañada y subiendo la Gamonosa;
etapa para cabalgar sin prisa y guardando las formas en la mañana
ventosa.
Nos queremos
resguardar y proteger por los frondosos y encerrados cerros,
pero la furia
del Eolo no da tregua y nos castiga con sus constantes latigazos.
Atrás, dejamos
las villas cerreras, buscando rincones más recogidos y llamativos;
profanamos
el combinado y divertido templo de
estrechos senderos, escondidos;
unos,
novedosos, otros conocidos, pero cargados de magia y reconfortante encanto,
mientras
levitamos por estos vericuetos, en la
séptima esencia nos encaramamos.
A nuestro paso,
escuchamos los susurros de los arroyuelos, nos embardunamos de barro;
atravesamos
cristalinos charcos y entre lúcidas melodías y aromas, disfrutamos como enanos.
Senderistas y
bastantes grupos de burriclistas, aparecen por estos parajes bendecidos,
subiendo
cuestas, visitando sendas o de excursión por terrenos más cómodo y tranquilos.
Por los serenos
llanos –sin aire en contra- retumban los tambores y se prueban “los galgos”.
Alberto “El
Ceramista”, Jesús “El Serrano” y también, Roberto “El Bueno” entra al trapo;
Mientras, los demás caballeros veleños, vemos la
persecución desde el segundo anfiteatro;
estiramos sobre
la marcha y nos relajamos contemplando el espectáculo de los más adelantados.
“El tiempo es
rey y regla”. “Ni antes ni después, ni más pronto ni más tarde, todo llega
cuando
tiene que
llegar”.
Buen
día……….SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho tiempo
perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…”
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