lunes, 28 de julio de 2025

Ruta circular: Sotillo de las Palomas-Navamorcuende-Sartajada-La Iglesuela- Fresnedilla-Castillo Bayuela-San Román de los Montes-Pepino- El Casar-Gamonal.

 

Domingo (27-07-2025), con las burricletas prestas y bien dispuestas, cuatro caballeros veleños nos presentamos en el habitual punto de encuentro, madrugando un poco más; otros tantos, saldrán un poco más tarde. La propuesta presentada, es bastante atractiva para los convocados, en esta ocasión, Fresnedilla la transformamos en “corral.”

Iniciamos la ruta, animados e ilusionados por el reto dominguero propuesto. Los primeros coletazos mañaneros, nos regalan su deleitoso frescor, envuelto en perfumadas gasas de aire limpio. Amenas conversaciones –la jornada promete larga-  por el estirado llano, antes de afrontar los irregulares repechos cerreros, el agraciado descenso “zorrero” para aterrizar en la vasta y cómoda cañada.

Por la extensa avenida, cabalgamos bien agrupados “sin parar de rajar”, salvando la tendida subida, antes de entrar en la población de Sotillo, hoy en fiestas, con “afición incluida y entregada -también han madrugado- que nos jalean al pasar.” Por esto lares, en línea recta, “cambio de pantalla”, las antenas parecen más cerca, continuos subes y bajas para sumar desnivel, por los dañados y quebrados pasos que rompen la monotonía del paisaje y hacen más llevadera esta zona recreativa. En la localidad de Navamorcuende, parada exprés frente al monumento,  para echar un trago y rellenar las botijas.

Desde aquí, nos adentramos en la agraciada y dilatada bajada, con espectaculares vistas del “Valle”, que nos permiten “alegrar la marcha, hasta descender al nivel del mar” ; atravesamos localidades y rincones viriatos, bien resguardados a la sombra por la profusa arboleda que hacen el recorrido más confortable. Caminos bien compactados, subidas “sin sobresaltos” y angostos tramos entre fresnos y encinas que se saltan los vallados. Por pistas bien cuidadas y esmeradas, callejuelas con encanto, hacemos “un quiebro” y cambiamos de comunidad, para arribar en la localidad abulense de Fresnedilla. Buscamos posada para reponer fuerzas e hidratarnos; refrescos, café y tostadas, en “el bar-tienda”, donde nos “cuidan de maravilla” y echamos unos minutos más distendidos frente al merecido manjar.

Después “de llenar la panza”, retomamos el camino de vuelta por el balizado corral y “seguimos en el tajo, ya que tenemos corte”.  Un tramo de cañada y desvío “de izquierdas”, que nos llevan a parajes “marcados en rojo”, según nos comenta Francis “Sevilla”; traducido al lenguaje analógico “que tenemos rock and rol”. Abrimos y cerramos porteras, nos colamos en el apacible encinar, mezclado con tiesos y lustrosos enebros, algunos tramos hormigonados –sin rayar-, pendientes poco agresivas y el divertido sendero, con las amenazantes zarzas que hace las delicias de los intrépidos veleños. En pleno goce y deleite “cerreando y sendeando” por “los muros de Castillo”, nos llama Luci “Fromme”, “¿dónde andáis? – nos comenta el adelantado y le pasamos las coordenadas, para encontrarnos en San Román. 

Después del susto por los paisajes anteriores, llegamos al punto de encuentro, nos damos novedades de las respectivas rutas, mientras nos hidratamos, llenamos botes y mochilas y “arriamos velas.” El amigo “Luci”, nos hace de “gregario de lujo”, en la parte final de la etapa –para llevarnos “más relajados”, después del hartón-; las siete puertas, un tramo de cordel, la pista del canal y por el tranquilo polígono; a estas horas, entre polvo,  sudor y “berenjenas” , ya va apretando “el Lorenzo”. Para Alberto “El Maestro Ceramista” el premio “a los repechos explosivos” (“¡¡¡¡y sin apretar!!!”), para Martín “El Fiero”, el premio a la combatividad, (¡¡¡¡Cómo está el bicho!!!). Antes de clausurar la novedosa ruta –con los dientes largos por el etapón”- “La Gineta”, el último arreón, mientras vamos soltando integrantes a las puertas de casa, nos despedimos hasta la próxima semana. “Nunca te apresures; haz todo serenamente y con espíritu tranquilo.”

Destacar de la ruta, el frescor de las primeras horas de la mañana, los espectaculares paisajes y vistas del Valle del Tiétar, sus callejuelas y rincones descansando a la sombra, sobre la profusa arboleda y los entretenidos senderos y veredas, antes de entrar en la localidad de Castillo Bayuela.

En definitiva, ruta circular de 120 kms (1.600 m. aprox. D+). Los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de los Huertos, Cerro Arriero (Los Pinos), Camino del Madroño –La Herrería-, Cañada Real Leonesa Oriental –Sotillo-Navamorcuende-, Camino del Zumbón, Camino de Sartajada-La Iglesuela-(Ruta Viriato), Camino Fresnedilla- Castillo de Bayuela (Sendas y Ruta de los Molinos), San Román-Pepino-Cordel-Vía de Servicio-Canal Bajo del Alberche-Antiguo Camino de Oropesa- El Casar-Torrehierro-Gamonal-Velada.

 Pd: las fotografías están en orden inverso a la realización de la ruta. 




















“…mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…”

 

SALUD………..y TIEMPO.

 

lunes, 21 de julio de 2025

Ruta: Circular Sotillo de las Palomas-Marrupe-San Román de los Montes-Pepino-Talavera-“Talaverilla”-Alberche-Calera-Gamonal.

 

Domingo (20-07-2025), con las burricletas prestas y bien dispuestas, tres caballeros veleños nos presentamos en el habitual punto de encuentro. Por motivos de “eventos”, llevamos hora y adelantamos la salida a las 7.00 h.; además, nos permite “salir con la fresca” y adelantar la llegada. ¿La etapa? Una larga, “de cinco horas”, tiempo es el objetivo.

Comenzamos la jornada, casi entre dos luces, agradables temperaturas a estas horas por la estirada llanura; cabalgamos tranquilos y serenos por la relajada estampa, dibujando en la mente “el mapa del itinerario propuesto”, mientras comentamos asuntos varios, para hacer “el paseo” más llevadero. El cerro “Arriero” rompe la monotonía del “llaneo”, por  el entretenido sube y baja; conejos, perdices, un trío de jabatos y terneros de “ración”, salen a nuestro encuentro por el abigarrado rincón.

Después de “domar” las primeras pendientes de la jornada, efímera bajada por La Herrería, con Gredos como marco de fondo, que con sutileza y frugalidad nos deja caer en la cómoda cañada; amenas conversaciones por estos lares, sin dejar de dar pedales, antes de que se empiece a empinar “la cabañera”, bien asentada a la sombra, que agradecemos. En este punto, nos configuramos en modo escalada, “dejándonos llevar, sin apenas apretar”, porque la etapa se antoja “de pico y pala.” Sin apenas hacer ruido entramos en Sotillo, aquí, nos aguardan sus conocidos repechos y otros, más desnivelados hormigonados; con tesón y oficio, solventamos este entuerto, peinando los privilegiados paisajes que vamos encontrando y nos escurrimos por el rápido tobogán para entrar en la acogedora senda, que reposa impasible en medio “de la nada”, antes de la fugaz parada en el solicitado pilón de Marrupe, donde aprovechamos para poner “un tensor y estirar la alambrada”

Desde aquí, dirección al “parque temático de los enebros”, rebosante de duende y magia a raudales, que se descuelgan de la tupida arboleda y también manan de entre las revestidas piedras; extremamos la precaución en la transitoria y angosta bajada –ya que suelen venir más burriclistas subiendo- sin dejar de disfrutar de sus particulares vistas, trazando sus cerradas curvas por  la encajonada trocha y esquivando las traicioneras zarzas que amenazan con sus afiladas zarpas nuestra cordial presencia. Unas “tachuelas” cuando salimos del “festival”, para adentrarnos en el rápido y demandado camino de “las siete puertas”, bien balizado a ambos lados, repleto de altos pastos sus fincas colindantes y “los guardaganados algo tocados”,  que tenemos que andar con cuidado. ¿Dónde echamos el bocadillo? –comentamos, “un poco más allá”, en Pepino, tampoco, al final, nos enfilamos hacia la pastelería “poligonera” de Martín Díaz para reponer fuerzas.

Minutos de descanso en la mencionada ermita, cafés y dulces, que compartimos con un ciclista profesional jubilado, afincado en Sotillo (L.D, 87 años), todavía activo, con buena planta, que nos cuenta sus añoradas batallas, nos muestra algunas fotografías de sus hazañas, marcas de guerra,  mientras nos endulzamos la mañana, también destaca “la buena y estricta alimentación” que aún mantiene y lleva a “rajatabla.” Tras la agradable conversación, nos despedimos del longevo ciclista, también aprovecha para aconsejarnos,  “que tengamos mucho cuidado.”

¿El camino de vuelta? Abandonamos “Valdefuentes con buen sabor de boca”, comentando “la edad bien llevada”, nos enfilamos dirección Talavera; ahora nos toca “la ruta llana”; un tramo de canal, las parcelas de la Portiña y bordeamos la tranquila ciudad, buscando el camino del cordel. No son “buenas noticias” como ya intuíamos, vamos a llevar el aire de cara –para no variar- . Sobre la marcha, vamos dando relevos por la variada pista y también pasamos a la sala de recuperación,  de vez en cuando desaparece “El Eolo” entre el refugio de las altas cañas y tramos de arboleda; “con algún, pero” todo no iba a ser perfecto, van cayendo las localidades más cercanas, -menos mal, que las temperaturas son benévolas-; Alberto “El Maestro Ceramista”, toma el mando de la primera línea, pero desde Calera, más expuestos, sin protección. –todavía atiza mucho más-; aunque el ritmo es alegre, “el esfuerzo es mayor”. Eso sí, cuando viramos dirección este, ¡¡¡¡qué bien, qué felicidad!!! Se van “solas las piernas” y eso, “que ya queremos relajar”; comentamos “el enigma del aire”, algunas de sus virtudes y todo lo que lastra –también, tenemos experiencias sonadas-, mientras suena “la campana del final”; Martín “El Fiero”, un portento, se luce en “La Gineta” y antes de clausurar y cerrar el meritorio corral, llegamos dentro del horario pactado, “un voltio” por Velada, para redondear el centenar.

Destacar de la ruta, además de la excepcional mañana, las agradables temperaturas, la ruta realizada, las buenas sensaciones que hemos tenido y con las que hemos finalizado. No menos importante, el variado recorrido, destacando el cerro Arriero, la subida de Sotillo, la vereda hacia Marrupe y el siempre gratificante rincón de los enebros. “No esperes que tu barco llegue a ti, nada hacia él.” “La gratitud es el arte de apreciar las pequeñas cosas que hacen grande la vida.”

En definitiva, ruta circular de 100 kms (900 m. D+ aprox.) Los principales caminos transitados han sido; Camino de Los Perales-El Molino-La Mojeda-El Baldío-Camino de Los Huertos- Camino de los Pinos (Cerro Arriero), Camino del Madroño (Herrería), Cañada Real Leonesa Oriental-Sotillo-Cervera-Marrupe-San Román- Pepino (Siete Puertas)- Camino de Talavera-Cordel Extremeño-Vía de Servicio-Canal Bajo del Alberche-La Portiña-Talavera- Cordel (Talaverilla-Alberche-Calera), Camino de Navalcán-Vía de Servicio N-V, Camino Monte Nuevo-Gamonal-Velada.

 Pd: Las fotografías están en orden inverso a la realización de la etapa. 












“…mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”

 

SALUD……………..y TIEMPO.