Domingo
(11-05-2025), con las burricletas prestas y bien dispuestas, cinco caballeros
veleños nos presentamos en el habitual punto de encuentro. Previo aviso y para
“asimilar con tiempo el fuerte trago”, el día antes se anuncia e informa el
destino de la ruta, nominada desde sus inicios de cinco estrellas, “por eso de
no atragantarnos y saber dónde vamos”; “a las 08:15 horas, al Cerro de la
Estrella”, anuncia el alto cargo.
Comenzamos
la clásica etapa en la templada mañana y
sin aire, con el cielo límpido y claro;
a “Calera por la vía más directa”, encendemos “los achiperres” para
hacernos más visibles por la pista asfaltada; amenas conversaciones sobre la
marcha llevamos, de sobra sabemos cómo tenemos que alternar en estas etapas;
cabalgamos sobre el terreno blando,
salvando algunos charcos y cogiendo algo de barro en algunos tramos, antes de arribar en la localidad calerana.
Desde
aquí, nos adentramos en la Vía de la Jara, alternamos conversaciones sin dejar
de cabalgar por el estirado y copioso túnel verde que se extiende a nuestro
paso; todavía, aguanta el colorido paisaje,
que limpia el aire y nos ofrece sus mejores galas en la apacible mañana. El
amigo Gabriel “Schweeping”, encabeza el grupo, “haciendo bien su trabajo por el
llano” y nos lleva a buen ritmo hasta
“pie de puerto”, para afrontar con garantías las temibles paredes del día.
Unos
metros relajados “para asomarnos a la serranía y ver al enemigo”, antes de
“llegar al corte”; “sin prisa pero sin pausa” afrontamos el primer tobogán,
entre cerros que nos cobijan y en todas las direcciones, nos brindan excelentes
vistas –algunas, de inminentes desafíos-;
un mar de encinas, almendros perfilando la panorámica, retamas asomadas
a las aceras y aromáticas floridas nos
hacen el paseíllo, antes de remangarnos para afrontar el objetivo propuesto.
“Dicho
y hecho, llega el esperado momento, cada cual cómo pueda y sin apretar”, entre
risas comentamos. Comenzamos bastantes tranquilos, “con oficio y cabeza”, salvando las primeras tachuelas, el paso más
técnico de piedra suelta, mientras otros burriclistas “ya vienen de vuelta.” “Tenía
que pasar y pasó, resuena con brío la campana” y van apareciendo los
descomunales y temibles repechos “ de las curvas de San Pedro” que nos producen
hasta vértigos antes de “llegar al cielo”; según vamos cogiendo altura,
espectaculares postales dejamos a media ladera y a nuestras espaldas. En plena
ascensión –disfrutamos y sufrimos a partes iguales-, nos retorcemos,
suspiramos, “bufamos y resoplamos; imaginamos adjetivos “malsonantes” y alguna
plegaria (no podemos ni hablar), hay pensamientos de abortar la expedición
(como se comentó después) por los descomunales desniveles cargados con fuego y
pólvora (es por exagerar un poco), antes de enfrentarnos al desmesurado paredón
final, adornado de cardos y jaras en flor; previo a coronar, en la empinada
recta, “rezamos, zigzagueamos, cogemos aire a cuentagotas y nos acordamos de
alguien imaginario”, mientras “de uno en uno, vamos llegando sonrientes a la cima de la izada garita”; Martín “El Fiero”, entra
haciendo “un caballito” –sin rebuzno-.
Después
de la enésima “épica”, unos minutos para descansar, hidratarnos y coger
fuerzas, mientras nos recreamos con el afortunado y embriagador paisaje;
comentamos las mejores jugadas y estudiamos geografía, identificando
localidades para cerrar futuros corrales. ¿El camino de vuelta? En pleno
descenso, más tranquilos y serenos, disfrutamos y examinamos las colosales
cuestas, nos adueñamos de los notables fotogramas y deshacemos el camino
diseñado. Pletóricos y crecidos, emprendemos el camino a casa; hay algún amago
de “calambres”, sin importancia;
mientras, el amigo Roberto “El Bueno”,
colmado por la ruta y con galones, lidera “la intrépida cuadrilla” ; en plena
ruta, recogemos a Sergio “Simba” que ha
venido a nuestro encuentro…..Y, lo del laureado, Alberto “El Maestro Ceramista”
no tiene nombre, pero tampoco nos sorprende; después de tres semanas de
ausencia y descanso, se “ha merendado la etapa completa” y eso, “que sólo ha
salido a probarse y estrenar la burricleta nueva”. Sobre la marcha, sin bajar
la guardia, buen rollo y armonía entre los convocados, sin importarnos mucho el
aire que nos da de cara ; como comentaba, cabalgamos exultantes y un día más,
antes de clausurar la exigente ruta, acompañamos a nuestros vecinos hasta su
localidad.
Destacar de la jornada, la buena mañana que nos ha acompañado y mención especial, a los paisajes de la Sierra Ancha, en especial la dura y exigente subida –de sobra conocida- al cerro de la Estrella. Sus espectaculares vistas en todas las direcciones, -el día estaba bastante claro y limpio- desde su punto más alto. Recomendable al 100%, tanto a pie como en burricleta. “La confianza es creer en uno mismo……En la dificultad y obstáculos que encontramos, se demuestra la grandeza….”
Resumiendo,
ruta semicircular de 90 kms. Los principales caminos transitados han sido,
Cuadros de la Vega, Vía de Servicio N-V, Carril de la Raya de Chozas, Camino
del Horco, Camino de Navalcán a Calera, Vía Verde de la Jara –Aldeanueva de
Barbarroya-Carreterín de la Estrella-Subida al Cerro- Carreterín-Vía Verde de
la Jara-Calera-Canal Bajo del Alberche-Gamonal-Velada.
SALUD……………y
TIEMPO.
“….mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio…”
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