Domingo
(23-11-2025) con las burricletas prestas y bien dispuestas, cinco caballeros
veleños nos presentamos en el habitual punto de encuentro; “poco a poco nos
vamos arropando un poco más”, aunque no es desagradable la temperatura
mañanera. “¡¡¡¡ A Montesclaros!!!!” nos propone el amigo Martín “El Fiero”,
nada que objetar, pero habrá que hacer algunos “arreglos”, de ¿por dónde
llegar?
Comenzamos
la jornada con ánimos, atravesando la localidad por las principales calles y el
casco antiguo. Después de la visión del Baldío, en nada estamos en el monte;
optamos por el camino navalqueño, siempre es un aliciente para alimentar los
sentidos e ir más atentos por la quietud del rincón adehesado; lo dicho, nunca
defrauda, además de estar el terreno “en su punto”, avistamos una buitrada en
pleno banquete, ciervos correteando y desapareciendo entre las encinas, algunos
jabatos espantados y sobre nuestras cabezas,
“el trompeteo” de las grullas como banda sonora de las privilegiadas
estampas.
Después
de hozar por estos lares, salimos a la pausada cañada, bien agrupados, de todo
un poco vamos hablando, temas terrenales, otros más trascendentales y mundanos,
para hacer más llevadero el apacible paseo a través del variado paisaje. En
nada, nos adentramos “en otra dimensión”, plagada de encinas, pistas bien compactadas,
el otoño revolcado por el suelo y algún repecho antes de colarnos en el bosque
encantado; abrimos algunas porteras, atravesamos el arroyuelo que ya se va
cargando y zig-zagueamos la rústica subida por pasos “casi olvidados.” No
recreamos por el afortunado entorno, mezclado con jaras y fugaces callejuelas
que nos llevan a la localidad montesa. Parada rápida, para hacer un breve
descanso y reponer fuerzas, con cafés y pinchos de tortilla exquisita, mientras
continuamos de cháchara.
Reemprendemos
la marcha por el camino balizado, alabando el escenario que nos rodea, mientras
nos preparamos para la quebrada bajada, dejando atrás el bosque arbolado,
cruzando entre vacas y atravesando el río, todavía sin agua, antes de salir a
“la otra cañada.” Desde aquí, viramos hacia la localidad zorrera -donde, previa
llamada, vamos a tener una sorpresa-, aunque antes, “tenemos la subida por la
mataburras”; “sin apretar, con calma y cada cual como pueda”, ya que esta
“magra” se las trae y “eso que está bastante arreglada”-comentamos para
consolarnos. Previo apretón y contando las curvas, vamos coronando en fila y
ahí arriba, nos aguarda Alonso “El Infante”
(El hijo de Alberto “El Maestro Ceramista), que ha llegado con “su burricleta”,
el relevo generacional está asegurado, haciendo cantera.
Sobre
la marcha, vamos “ilustrando y aleccionando
al zagal”, “posa para alguna fotografía de portada”, apunta maneras el
joven invitado, “¡¡¡en cuatro días nos da papas!!!” -comentamos; “la edad
acompaña y que es hijo de padre, también.” Hacemos los correspondientes subes y
bajas por la adecentada pista, bajando
alguna marcha y vigilando la retaguardia. Sin más novedad, arribamos en la
localidad gamona, despedimos al caballero local y otro día más, antes de
clausurar la jornada “una Gineta” y nos despedimos hasta la próxima semana.
Destacar
de la ruta, los tramos del camino de Navalcán, con su variada fauna, el camino
de los bosques, dirección a Montesclaros siempre sembrado de encanto, además
del camino de los Caleros, por la variedad paisajística, estímulos naturales y
la sensación de bienestar y tranquilidad que todo lo impregna a nuestro paso.
“La felicidad es la naturaleza, belleza y tranquilidad.”
Resumiendo,
ruta circular de 58 kms. Los principales caminos transitados han sido, Camino
de Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de la Tabla, Cañada Real Leonesa
Occidental, Camino del Boquerón-Aldea Arango-Montesclaros-Camino de los
Caleros-Talavera-Cañada Real Leonesa Oriental, Camino del Madroño
(Herrería-Mataburras), Mejorada-Gamonal-Velada.
Pd.
Martín, muchas gracias por la aportación fotográfica (1).
SALUD………………..y
TIEMPO.
“…mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”
