Domingo
nueve de noviembre, mañana agradable de temperaturas favorables. Seis
caballeros veleños nos presentamos al pactado punto de encuentro. Martín “El
Fiero” todavía con el atuendo veraniego, “este tío es norteño”. A los allí
presentes, nos choca “la tardanza del
Gran Maestre” y su notable ausencia nos cuestionamos. Cuando aparece de guerra vestido, pero conduciendo
su inconfundible vehículo de
vuelta para casa, porque su eterna burricleta, indispuesta se encuentra. Para
los demás, la etapa está marcada; hacia caminos “poco frecuentados” y por la
administración local, ignorados, postergados y
desatendidos.
Comenzamos la rebelde jornada, nada más partir y tras la copiosa
lluvia de la noche pasada, ya sabemos lo que podemos encontrarnos. Por la
vía imperial, los primeros charcos, el pringoso barro y sobre la reluciente
hierba, un vistoso y “sentido” aguazo.
Muy temprano nos colamos en el “pausado encinar”, respiramos la quietud de la
mañana, sentimos los mazazos atronadores del silencio y trepamos por las finas ramas de la profunda
calma. Amenizadas chácharas alegran la etapa, algún intento de motín también se
trama “¿nos vamos para Mejorada?” y otros rincones ensalzados, también ponen como atractiva
trampa. Atrás vamos dejando manadas de “¿bravías vacas?”, “ten cuidao que esa, está paría” y un centenar de ágiles marranos,
correteando por el monte embadurnado. Comienza la retahíla de ¿legales porteras? (11 al finalizar la jornada) de
todos los posibles modelos, alambreras, de pasadas cuerdas y algunas más “modernas” con “cierre
centralizado”; Eduardo “El Carpin” se
pelea con un nudo marinero y los demás, cuestionamos estas cancelas al pasar.
Menos mal, que el paisaje de la
tradicional dehesa, sus grandiosas postales nos regala; arroyos todavía “con un palmo de agua”, pasos
estrechos de “cuentos de hadas” y los “tradicionales mojones de piedra” la
antigua vía marcando. A nuestro paso, un mosaico colorido de sensaciones, caminos “asilvestrados” (ni por el ganado
marcados) por el encinar reposado, un “ejército de ovejas” haciéndonos el honor paseíllo, ¿casas y labranzas abandonadas? entre el agradable y fresco olor de la amena mañana. Tranquilo
se presenta el trayecto adehesado, y en
la “enésima puerta”, los que nos faltaba, el cerrojo es un caído quejigo, “¿qué
casualidad dónde ha ido a caer el tupido ramaje?”,algún osado caballero,
propone retirar “las taramas” a empujones, más risas y comentarios varios, mientras
Roberto “El Bueno”, sigue empeñado en “dar mimos y coqueteos” a su rebozada “burricleta”.
Trabajamos en equipo, saltamos vallas alambradas “para no perder las buenas
maneras impuestas”. Es, Alberto “El
Maestro Ceramista” el que “la gran portera conquista” y nos abre el paso a la
siguiente finca. Diego “Sin Miedo” tiene ganas de dar la lata y como un niño, por el mojado terreno se pega un revuelco;
entre todos, decidimos “llenar la andorga” más allá. De todo un poco seguimos hablando, pero hoy
nos ha dado por temas “poco tratados” y otros, “que nos ponen de manos”. Nos
gusta el entorno que nos rodea, “hay que venir más a menudo por estos lares”,
también se comenta. Abrimos “el prohibido portón” (“para los que no hacen nada
y para los que miran ¿por intereses? para otro lado”) para adentrarnos en “el
primitivo asentamiento de las atalayuelas” ***, “Villa de Señorío y Marquesado”
(habría que revisar -actualizar- estos
distinguidos títulos) desde aquí, recordando que “nuestra villa”,
afortunadamente tiene memoria histórica (a pesar de todo) y propiedades de
uso público (se dice de los bienes, servicios, caminos etc de uso para TODOS los ciudadanos –personas-
o para la gente en general, se opone a privado). Por “el reino minado”, no sale
nadie a nuestro encuentro, nadie nos da el alto, ni un alma nos encontramos, hasta que ante la gran verja “nos postramos”.
También, tenemos noticias que desde “la
casa consistorial”, “desconocen tal cerramiento” (Me lo creo). Saltamos al “camino
público”, “desde tiempo inmemoriales” por nuestros antepasados y honrados
vecinos tantas veces recorridos….y en este punto, “al sombrajo de la encina” y sus alrededores, aprovechamos para repostar y “la jugada
comentar”. A Roberto “El Bueno”, le explicamos una lección de “Barrio Sésamo”,
¿qué es estar fuera y qué es estar dentro?; momentos de distensión al otro lado
del “lujoso portón”. Desde aquí, hay “algún intento de alargar”, pero marchamos
al punto de partida y hoy, antes de tiempo, damos la etapa por concluida.
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Camino Real |
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"Ya rodamos con agua y barro..." |
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"No habrá camino, no" |
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Camino de Velada a Oropesa |
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Camino de Velada a Oropesa |
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Carril de Las Mulas |
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" Rincón para la expansión" |
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Tramo del arroyo Alhijares |
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Entre encinas, espectacular. |
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Por la senda ganadera |
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Camino de Calera a Navalcán |
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Casas-establos de Salabroso |
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Camino de Corchuela a Velada: Arenal del Lobo |
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"Sobre una alfombra de aguazo" |
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Así de aseado es él. |
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"Nueva puerta oficial" |
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Camino de Corchuela a Velada: Cerro Dávila |
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Parajes dignos de admirar y disfrutar. |
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Camino de Corchuela a Velada: El Barrero |
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Entrada al "jardín prohibido" |
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Efectivamente, estaba cerrada. |
Resumiendo, ruta circular de 23 kilómetros,
los caminos transitados han sido; Camino Real, Camino de Velada a Oropesa,
Carril de las Mulas, Camino de Velada a Oropesa, Camino de Calera a Navalcán,
Camino de Corchuela a Velada (Arenal del Lobo, Cerro Dávila, El Barrero).
Pd: Martín, gracias por tu aportación
fotográfica (2).
Pd1: Se
pueden consultar dichos caminos en los MTN 50 (625). Escala 1:50.000. Ediciones 1936 y
2003.
*** Flores
Guillermo Muñoz (2014): Velada: Villa de Señorío y Marquesado.
Buen día………….SALUD.
“mil caminos
por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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