martes, 11 de noviembre de 2014

Ruta: Reivindicando caminos de uso público


     Domingo  nueve de noviembre, mañana agradable de temperaturas favorables. Seis caballeros veleños nos presentamos al pactado punto de encuentro. Martín “El Fiero” todavía con el atuendo veraniego, “este tío es norteño”. A los allí presentes, nos choca “la tardanza  del Gran Maestre” y su notable ausencia nos cuestionamos. Cuando  aparece de guerra vestido, pero  conduciendo  su inconfundible vehículo  de vuelta para casa, porque su eterna burricleta, indispuesta se encuentra. Para los demás, la etapa está marcada; hacia caminos “poco frecuentados” y por la administración local, ignorados, postergados y  desatendidos.



       Comenzamos la rebelde  jornada, nada más partir y tras la copiosa lluvia  de la noche pasada,  ya sabemos lo que podemos encontrarnos. Por la vía imperial, los primeros charcos, el pringoso barro y sobre la reluciente hierba,  un vistoso y “sentido” aguazo. Muy temprano nos colamos en el “pausado encinar”, respiramos la quietud de la mañana, sentimos los mazazos atronadores del silencio y  trepamos por las finas ramas de la profunda calma. Amenizadas chácharas alegran la etapa, algún intento de motín también se trama “¿nos vamos para Mejorada?” y otros rincones  ensalzados, también ponen como atractiva trampa. Atrás vamos dejando manadas de “¿bravías vacas?”, “ten cuidao que esa,  está paría” y un centenar de ágiles marranos, correteando por el monte embadurnado. Comienza la retahíla de ¿legales  porteras? (11 al finalizar la jornada) de todos los posibles modelos, alambreras, de pasadas cuerdas  y algunas más “modernas” con “cierre centralizado”;  Eduardo “El Carpin” se pelea con un nudo marinero y los demás, cuestionamos estas cancelas al pasar. Menos mal,  que el paisaje de la tradicional dehesa, sus grandiosas postales nos regala;  arroyos todavía “con un palmo de agua”, pasos estrechos de “cuentos de hadas” y los “tradicionales mojones de piedra” la antigua vía marcando. A nuestro paso, un mosaico colorido de sensaciones,  caminos “asilvestrados” (ni por el ganado marcados) por el encinar reposado, un “ejército de ovejas”  haciéndonos el honor paseíllo,  ¿casas y labranzas abandonadas? entre el  agradable y fresco olor de la amena mañana. Tranquilo se presenta el trayecto  adehesado, y en la “enésima puerta”, los que nos faltaba, el cerrojo es un caído quejigo, “¿qué casualidad dónde ha ido a caer el tupido ramaje?”,algún osado caballero, propone retirar “las taramas” a empujones,  más risas y comentarios varios, mientras Roberto “El Bueno”, sigue empeñado en “dar mimos y coqueteos” a su rebozada “burricleta”. Trabajamos en equipo, saltamos vallas alambradas “para no perder las buenas maneras impuestas”. Es,  Alberto “El Maestro Ceramista” el que “la gran portera conquista” y nos abre el paso a la siguiente finca. Diego “Sin Miedo” tiene ganas de dar la lata  y como un niño,  por el mojado terreno se pega un revuelco; entre todos, decidimos “llenar la andorga” más allá.  De todo un poco seguimos hablando, pero hoy nos ha dado por temas “poco tratados” y otros, “que nos ponen de manos”. Nos gusta el entorno que nos rodea, “hay que venir más a menudo por estos lares”, también se comenta. Abrimos “el prohibido portón” (“para los que no hacen nada y para los que miran ¿por intereses? para otro lado”) para adentrarnos en “el primitivo asentamiento de las atalayuelas” ***, “Villa de Señorío y Marquesado” (habría que revisar -actualizar-  estos distinguidos títulos) desde aquí, recordando que “nuestra villa”, afortunadamente  tiene memoria  histórica (a pesar de todo) y propiedades de uso público (se dice de los bienes, servicios, caminos etc de uso para TODOS los ciudadanos –personas- o para la gente en general, se opone a privado). Por “el reino minado”, no sale nadie a nuestro encuentro, nadie nos da el alto, ni un alma nos encontramos,  hasta que ante la gran verja “nos postramos”. También,  tenemos noticias que desde “la casa consistorial”, “desconocen tal cerramiento” (Me lo creo). Saltamos al “camino público”, “desde tiempo inmemoriales” por nuestros antepasados y honrados vecinos tantas veces recorridos….y en este punto,  “al sombrajo de la encina” y sus alrededores,  aprovechamos para repostar y “la jugada comentar”. A Roberto “El Bueno”, le explicamos una lección de “Barrio Sésamo”, ¿qué es estar fuera y qué es estar dentro?; momentos de distensión al otro lado del “lujoso portón”. Desde aquí, hay “algún intento de alargar”, pero marchamos al punto de partida y hoy, antes de tiempo,  damos la etapa por concluida.

Camino Real 
"Ya rodamos con  agua y barro..."

     









"No habrá camino, no"
Camino de Velada a Oropesa









Camino de Velada a Oropesa

Carril de Las Mulas










" Rincón para la expansión"

Tramo del arroyo Alhijares











Entre encinas, espectacular.
Por la senda ganadera










Camino de Calera a Navalcán
Casas-establos de Salabroso











Camino de Corchuela a Velada:
Arenal del Lobo
"Sobre una alfombra de aguazo"











Así de aseado es él. 

"Nueva puerta oficial"











Camino de Corchuela a Velada:
Cerro Dávila
Parajes dignos de admirar y disfrutar.











Camino de Corchuela a Velada:
El Barrero
Entrada al "jardín prohibido"











Efectivamente, estaba cerrada. 


     Resumiendo, ruta circular de 23 kilómetros, los caminos transitados han sido; Camino Real, Camino de Velada a Oropesa, Carril de las Mulas, Camino de Velada a Oropesa, Camino de Calera a Navalcán, Camino de Corchuela a Velada (Arenal del Lobo, Cerro Dávila, El Barrero).

 Pd: Martín, gracias por tu aportación fotográfica (2).

Pd1: Se pueden consultar dichos caminos en los MTN 50 (625). Escala 1:50.000. Ediciones 1936 y 2003.

*** Flores Guillermo Muñoz (2014): Velada: Villa de Señorío y Marquesado.


Buen día………….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

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