Domingo,
once de junio y como bien anunciaban las previsiones meteorológicas, estamos en
alerta por altas temperaturas, por lo que, adelantamos la hora de salida para la etapa
que nos llevará a Buenaventura. Diez
caballeros veleños, para tan encomiable evento somos los elegidos, entre los locales, nuestros amigos gamoninos y un trío talaverano, liderados por Diego “Sin
Miedo”, saldrán a nuestro encuentro más
allá del “cordelillo”. En esta ocasión, nos acompaña y toma la alternativa Alex “El Infante” que pese a su juventud (12
años) no le falta descaro y coraje.
Iniciamos
la jornada enfilados hacia la gran cañada, cabalgando por la anchurosa llanura,
no faltan las típicas conversaciones y
animadas proposiciones; hacemos un
quiebro a los temerosos arenales y viramos hacia “Los Huertos para atrochar”, dejando
atrás, establos, hangares y una colección de árboles frutales, antes de escalar la subida alternativa de las colmenas, que se oculta entre retamas, chaparras
y vistosos tomillares. En fila de a uno,
vamos coronando, pero esperamos y nos
agrupamos; desde aquí, nos lanzamos “por la herrería” para retomar la
ensanchada vía; pedaleamos por el estirado camino en modo continuo “pero sin machacarnos” demasiado; más
adelante, se suman el trío esperado y sin mucha novedad, los kilómetros vamos sumando y el calor “amenaza
con achicharrarnos”. También nos libramos de la primera subida seria, a “su tran-tran” cada cual sube como puede,
aunque el grupo ya se empieza a estirar y algunos compañeros, liderando por la retaguardia; otros burriclistas vienen de bajada “que bien van pa´llá” y un todoterreno que también se percata, reduce la marcha; volvemos a esperar y nos agrupamos y en la
villa de Sotillo, unos cuantos compañeros, “abortan la operación” por motivos
varios. Los demás, en este punto
pactamos una consigna solidaria y clara, “sin apretar” Ilde “El Suegro” nos
vuelve a recordar; por mi parte, “no estaba muy convencido del reto ” pero Martín “El Fiero” me arenga “¿quién
dijo miedo? “Nos escabullimos por el continuo sube y baja que nos lleva hacia
Navamorcuende y algún repecho que nos pone a prueba, parece que también nos
calienta; Antonio “Medina” sigue en forma y lidera el grupo desde la primera
línea “por aquí y por allá” esto es un no parar; echamos un
vistazo para atrás y también reducimos “cuando hace falta”, porque todavía
queda mucha tela que cortar. En esta ocasión, no entramos en el pueblo y en “modo
rápido” picamos un tentempié” y de paso, bien nos hidratamos.
Reemprendemos la marcha, con las espectaculares vistas de Gredos al fondo y si miramos para atrás “las antenas, parecen que nos quieren llamar”; por la fugaz bajada hormigonada, nos adentramos en el sendero asilvestrado, por el nítido silencio custodiado y de reconfortantes jaras perfumado; tramos agrietados, otros más complicados, algún barranco también encontramos y una liebre que salta y al “morral” la echamos. Por la enmarañada vereda, recorremos encinares reposados, con amarillas capas arropados, a la vez que el astro rey “bolas de fuego” nos va lanzando; mientras, la profecía de las altas previsiones vamos recordando. Gabriel “Lamparillas” repica su grito de guerra “TULE, TULE, TULE, AAAAINNNNS” a la vacada que de los improvisados bebederos no se apartan; cruzamos pasos por las altas hierbas cegados “y el aviso falso y alerta de las garrapatas” también nos acompaña y por la balizada vía, llegamos a la puerta de atrás. Entre lujosos vallados de piedra y la espesa arboleda, arribamos en la señalada villa montesa; tanto aquí, como en Montesclaros, reponemos las botijas de agua fresca, nos refrescamos y entre todos nos bañamos, pasando momentos agradables, de risas, generando buen rollo y armonía entre los caballeros congregados. Afrontamos más tramos empinados, surcamos territorios recientemente cosechados, largos callejones encinados y altos pastos que se dejan ver detrás de los llamativos cercados. Después del segundo chapuzón del día, por el camino de “Los Caleros”, aparecen los primeros signos de fatiga, apretamos en el tramo empinado sin dejar de mirar hacia atrás y por el camino adornado de las aromáticas jaras “volamos” sin más. Despedimos al trío talaverano y Alberto “El Maestro Ceramista” quiere acompañarles “a su casa” y también nos insta a la kilometrada, “otra vez será”; los demás, sobrevolamos los especiales parajes adehasados, cubiertos de altos y abrasados pastos; aligeramos el paso, cruzamos el vacío río y desde aquí, alguno mete una marcha más y “a llanear”; Martín “El Fiero” y el amigo Alberto, se "retan" y quieren probar ¿quién da más? Por el amplio terralgo, entre polvo y el fuego abrasador, (“cuando más calienta”) no damos tregua y apretamos “lo que podemos” para clausurar la épica jornada. Hasta la próxima.
Resumiendo, ruta circular de 70 kilómetros,
los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Oriental, Camino de
Los Huertos, Senda del Arriero; Camino de La Herrería; Cañada Real Leonesa
Oriental, Camino de Mojosal, Cañada Real Leonesa Oriental
(Sotillo-Navamorcuende) Camino de Navamorcuende-Buenaventura-Montesclaros-Talavera-Velada,
Camino del Torilejo-Velada.
Buen
día……..SALUD.
“mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo
tiempo ni sitio….”
No hay comentarios:
Publicar un comentario