Domingo, cuatro de junio y una
agradable mañana “parece que nos acompaña” en la festiva jornada; siete
caballeros veleños nos damos cita en el habitual punto de encuentro, mientras otros tantos, a un evento solidario han marchado. Tenemos “resaca
futbolera” y comentarios varios, por
parte de los más “ilustrados”; con las burricletas bien dispuestas, parece que
se va diseñando el calendario de “las grandes hazañas y largas etapas”, para la jornada de hoy, tenemos el asalto “al Alto de La Labranza”.
Iniciamos la etapa, dirección hacia la
oriental cañada; al principio “cabalgamos” un poco estirados, ya que algunos
compañeros, el itinerario diseñado no “lo veían nada claro”. Ante nosotros, se
extiende un decorado “abrasado” por las altas temperaturas que nos “asolan”
hace días; marchamos bien hermanados, “sin
prisa pero sin pausa”, nos echamos “algunas risillas”, comentando temas varios por el monotemático
terreno amarillento. Por estos “territorios de dios”,
el Gran Maestre se disfraza de Pedro “Hierros” y deleita a los convocados con un despliegue de fuerza y
honor, dejándose ver, los resultados de “sus entrenos en solitario”.
Atravesamos la villa calerana y otras más cercanas, dando cuenta de diferentes escenarios
agropecuarios; grandes parcelas
sembradas de “albejones” y refrescada
alfalfa, mientras los fogosos aspersores
dan vida a los cultivados maizales. También, dejamos atrás, casas de labranza con sus
cuidadas huertas ¿ y cuántos metros de
acequias? “Taitantas granjas” que a
estas horas, se dejan ver bastante
atareadas; saludamos a senderistas y otros “burriclistas” que se cobijan en el sombrajo de la espesa chopera, estirada por la concurrida vía. Sin novedad, arribamos
en “La Ciudad de la Cerámica”, “paseamos” por el carril bici; para la escuadra
veleña, una situación poco común, fuera
de lo normal, mientras Goyo “El Coloso” me echa la bronca en
tono irónico. Cruzamos el confluido puente romano, hacia el parque de los pinos,
para llegar a la circunvalación del “Puente atirantado”; en este punto, un
quinteto de compañeros deciden acortar la etapa y “abortan
la primera ascensión”; Roberto “El Bueno” y “El Relatero”,
lo vemos claro y “parriba arreamos” por la trocha bien marcada “por
senderistas y otros deportistas”; sin dificultad, nos enfrentamos a “la temida cuesta” (la
recordaba más larga) primero, haciendo pericias
por el tramo agrietado, después “apretando los dientes” –pero sin forzar- ,
salvando algunas curvas y disfrutando de sus vistas entre paredes de
retamas floridas. En un “periquete” coronamos y echamos unos minutos para
llenar la andorga e hidratarnos; dulces, fruta fresca y pasas para reponer fuerzas
y emprender el camino de vuelta a casa.
Reemprendemos la marcha, deshaciendo “la
rasgada bajada” para coger “la urbanita avenida” y rodar por el margen del “polémico
río”, mientras cabalgamos con soltura y
mucho brío por la esbelta arboleda, nos defendemos
del “feroz ataque ” de un ejército de mosquitos. Antes de cruzar la
carretera, nos encontramos con un trío de compañeros descarriados, bien liderados por “El Maestro”, que nos dan novedades y por el torrado camino
de Espinosillo hacemos más ameno el paseíllo. En la fuente cegada, bien me
aconsejan y repongo la botija de agua fresca “por si acaso, no quiero sorpresas”; entramos en la pista
asfaltada y más cómoda del canal, “algunos
parecen que quieren volar”, sobre la marcha, la fuerza del agua escuchamos y Domingo “El Maca” en cabeza “no le hacen
falta relevos” , marca un ritmo alegre y
despierto; saludamos a varios burriclistas que por estos lares se prodigan, a
la vez que nos despedimos del aventurero trío. Con mi escudero Roberto por los
entresijos de “La Portiña” nos perdemos,
con la intención de escalar “el mini-puerto”; a nuestro paso, en la confortable
subida, danzamos por las curvas
cerradas, nos merendamos los continuos repechos, mientras la fortaleza de la
Atalaya cada vez está más cerca y nosotros más elevados; coronamos con éxito y
una vez más “nos graduamos”; cruzamos la villas vecinas de Segurilla y Mejorada,
con algunas paradas y pruebas “para revisar”. Decido acompañar al compañero
gamonino y se hace tan ameno y agradable el camino, que sin darnos cuenta, los cerros caballeros hemos sobrevolado y de “los cuatro repechos” ni nos hemos enterado.
Por el encorvado camino, apreciamos de
donde venía “el chirrío escondido” y el amigo Roberto, me invita a su taller a
inspeccionar; “en diez minutos no suena más”. Pues eso, con probada
eficacia, esmero y un abundante grasa (eso, que no se respire miseria) la prueba en tres
kilómetros antes de llegar casa. “Rober”,
muchas gracias una vez más. Sin más novedad, por el antiguo camino, se supera
con nota la prueba mecánica y la de la
kilometrada. Hasta la próxima.
Resumiendo, ruta circular de 70
kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa
Oriental, Carril de La Raya de Chozas, Cordel de Calera, Alberche, Talavera La
Nueva-Talavera de La Reina- Subida al Alto de La Labranza; Cordel de Las
Merinas; Camino de Espinosillo; Canal Bajo del Alberche- La Portiña-Segurilla.
Camino de Segurilla-Mejorada-Gamonal-Velada.
Buen día………SALUD.
“mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo
tiempo ni sitio….”
No hay comentarios:
Publicar un comentario