martes, 6 de junio de 2017

Ruta: El Alto de La Labranza

Domingo, cuatro de junio y una agradable mañana “parece que nos acompaña” en la festiva jornada; siete caballeros veleños nos damos cita en el habitual punto de encuentro, mientras  otros tantos,  a un evento solidario han marchado. Tenemos “resaca futbolera” y comentarios varios,  por parte de los más “ilustrados”; con las burricletas bien dispuestas, parece que se va diseñando el calendario de “las grandes hazañas  y largas  etapas”, para la jornada de hoy,  tenemos  el asalto “al  Alto de La Labranza”.

Iniciamos la etapa, dirección hacia la oriental cañada; al principio “cabalgamos” un poco estirados, ya que algunos compañeros, el itinerario diseñado no “lo veían nada claro”. Ante nosotros, se extiende un decorado “abrasado” por las altas temperaturas que nos “asolan” hace días; marchamos bien hermanados,  “sin prisa pero sin pausa”, nos echamos “algunas risillas”,  comentando temas varios por el monotemático terreno amarillento. Por estos “territorios  de dios”,  el Gran Maestre se disfraza de Pedro “Hierros” y deleita  a los convocados con un despliegue de fuerza y honor,  dejándose  ver,  los resultados de “sus entrenos en solitario”. Atravesamos la villa calerana y otras más cercanas,  dando cuenta de diferentes escenarios agropecuarios; grandes parcelas  sembradas  de “albejones” y refrescada alfalfa, mientras  los fogosos aspersores dan vida a los cultivados maizales. También,  dejamos atrás, casas de labranza con sus cuidadas huertas  ¿ y cuántos metros de acequias?  “Taitantas granjas” que a estas horas, se dejan ver  bastante atareadas; saludamos a senderistas y otros “burriclistas” que se cobijan en el  sombrajo de la espesa chopera,  estirada  por la concurrida vía. Sin novedad, arribamos en “La Ciudad de la Cerámica”, “paseamos” por el carril bici; para la escuadra veleña, una situación  poco común, fuera de lo normal,   mientras Goyo “El Coloso” me echa la bronca en tono irónico. Cruzamos el confluido puente romano, hacia el parque de los pinos, para llegar a la circunvalación del “Puente atirantado”; en este punto, un quinteto de compañeros deciden acortar la etapa  y  “abortan  la primera  ascensión”; Roberto “El Bueno” y  “El Relatero”,  lo vemos claro y “parriba arreamos” por la trocha bien marcada “por senderistas y otros deportistas”; sin dificultad,  nos enfrentamos a “la temida cuesta” (la recordaba más larga) primero,  haciendo pericias por el tramo agrietado, después “apretando los dientes” –pero sin forzar- , salvando algunas curvas y   disfrutando de sus vistas entre paredes de retamas floridas. En un “periquete” coronamos y echamos unos minutos para llenar la andorga e hidratarnos; dulces, fruta fresca y pasas para reponer fuerzas y emprender el camino de vuelta a  casa.







  





































Reemprendemos la marcha, deshaciendo “la rasgada bajada” para coger “la urbanita avenida” y rodar por el margen del “polémico río”,  mientras cabalgamos con soltura y mucho brío  por la esbelta arboleda,  nos defendemos  del “feroz  ataque ” de  un ejército de mosquitos. Antes de cruzar la carretera, nos encontramos con un trío de compañeros descarriados,  bien liderados por “El Maestro”,  que nos dan novedades y por el torrado camino de Espinosillo hacemos más ameno el paseíllo. En la fuente cegada, bien me aconsejan y repongo la botija de agua fresca “por si acaso,  no quiero sorpresas”; entramos en la pista asfaltada y más cómoda  del canal, “algunos parecen que quieren volar”, sobre la marcha, la fuerza del agua escuchamos  y Domingo “El Maca” en cabeza “no le hacen falta relevos” ,  marca un ritmo alegre y despierto; saludamos a varios burriclistas que por estos lares se prodigan, a la vez que nos despedimos del aventurero trío. Con mi escudero Roberto por los entresijos de  “La Portiña” nos perdemos, con la intención de escalar “el mini-puerto”; a nuestro paso, en la confortable subida,  danzamos por las curvas cerradas, nos merendamos los continuos repechos, mientras la fortaleza de la Atalaya cada vez está más cerca y nosotros más elevados; coronamos con éxito y una vez más “nos graduamos”; cruzamos la villas vecinas de Segurilla y Mejorada, con algunas paradas y pruebas “para revisar”. Decido acompañar al compañero gamonino y se hace tan ameno y agradable el camino, que sin darnos cuenta,  los cerros caballeros hemos sobrevolado y de  “los cuatro repechos” ni nos hemos enterado. Por el encorvado camino, apreciamos  de donde venía “el chirrío escondido” y el amigo Roberto, me invita a su taller a inspeccionar; “en diez minutos no suena más”. Pues eso,  con probada  eficacia, esmero y un abundante  grasa (eso,  que no se respire miseria) la prueba en tres kilómetros antes de llegar  casa. “Rober”, muchas gracias una vez más. Sin más novedad, por el antiguo camino, se supera con nota  la prueba mecánica y la de la kilometrada. Hasta la próxima. 







Resumiendo, ruta circular de 70 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Carril de La Raya de Chozas, Cordel de Calera, Alberche, Talavera La Nueva-Talavera de La Reina- Subida al Alto de La Labranza; Cordel de Las Merinas; Camino de Espinosillo; Canal Bajo del Alberche- La Portiña-Segurilla. Camino de Segurilla-Mejorada-Gamonal-Velada.


Buen día………SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

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