Domingo, trece de mayo, en nuestro
habitual punto de encuentro, seis caballeros veleños, acudimos a la festiva
llamada burriclista; en esta ocasión, notables ausencias en la cuadrilla, por
motivos justificados, ceremoniales y
familiares. Los que estamos, con las burricletas bien dispuestas y prestas para
nuestra enésima “contienda”, hoy
afrontamos el asalto a la fortaleza de “La Bermeja”.
Iniciamos la etapa, casi como las
últimas jornadas; calentamos por la Real Cañada, escalamos “La Gamonosa” (a
este paso, la allanamos), y a estas
horas, vamos estirando la red de caminos
y colocando “las tachuelas” que tenemos que trepar. Cruzamos, sin apenas hacer ruido por los dormidos pueblos vecinos, con ganas de
encontrarnos pasos más “movidos” y entretenidos; a nuestro paso, banderas
tapizadas de colores vivos, ondeando por
los cerros y praderas que vamos “cabalgando”; ríos de hierba, inundando los
caminos y prados viriatos para la
ocasión, engalanados, mientras, todos
los compañeros vamos comentando “la suerte, con las lluvias de este año”.
Descendemos por “los quebrados Dornajos” y allá abajo, El Gran Maestre y Nicolás “Charcos” (“sin
dudarlo”) se atreven a cruzar montados por el arroyuelo del Marrupejo florido y empedrado, a costa de llevar “los pinreles
mojados”. Poco a poco, vamos sumando desnivel
por el distraído y alegre encinar;
pintorescos subes y bajas, que encontramos acurrucados en los sobrecargados
cerros; desde “cuatro caminos a Marrupe” por “la pista cansina”, avistando al
fondo, el imponente paisaje del Piélago. Nos adentramos en la vía hormigonada,
que disimuladamente va cogiendo altura, más fotografías para “recordar” y avistamos
las pintorescas panorámicas, bien custodiadas por un ejército de
chaparras, enebros y las floridas jaras.
En el marcado cruce, el amigo Nicolás, “se huele la tostá” y con acierto, en
este punto decide claudicar y a casa marchar; los demás, nos metemos en el
angosto laberinto de caminos, salvamos duros repechos de hormigón, también
desafiamos a “la cuesta pelleja” y otros tramos bien empinados “que
también nos vamos merendando”. Lo mejor
de este recóndito rincón, la tranquilidad que rezuma del tupido bosque y el vistoso silencio atronador, que recorre cada poro del
hechizado callejón; vamos sumando cuestas de todos los colores y en la ficticia
explanada, Ilde “El Suegro”, nos anima
y anuncia “que no nos queda nada”.
Domingo “El Maca” tiene sus dudas, “la rodilla parece que no tira”; al final, “a pata coja va a coronar”, gracias,
que el amigo Gabriel “Machaque”, llevaba
la pócima mágica de untar. Pues lo dicho, nos adentramos en el plácido
castañar, sobre una alfombra de hojas secas y una pista compactada, parece que estamos en otra dimensión y me da,
que disfrutamos de “la romántica ascensión”; más fotografías, cerradas curvas y
más tramos empinados hasta “el seiscientos abandonado”; desde aquí, bien
resguardados por la tupida arboleda, hacemos un último esfuerzo y de uno en
uno, vamos conquistando la escondida
cima. Como es habitual, paramos a repostar, dulces, fruta fresca y algún bocata
que también salen de la talega; minutos
agradables comentando la jugada y
sobre el encomiable lugar, que es una pasada para los sentidos,
disfrutar y soñar.
Reemprendemos la marcha, pactamos la
vuelta, pero antes, nos recreamos con el conocido paisaje que nos rodea y aprovechamos “el
vehículo olvidado” para hacernos una fotografía “peliculera”; “Grease” en versión burriclista. Hacemos un
descenso moderado hasta La Hinojosa, tanteando el terreno y de las genuinas
vistas disfrutando; abrevamos en el centenario pilón y diseñamos “un topabajo”, entre
muretes de piedra y vallados bien balizados hasta el cordel de ganados. Desde
aquí, domamos algunos tramos más complicados y en San Román, arribamos, encaramados en un florido tobogán; continuamos
“cerrando el corral” por “las siete
puertas”, cabalgando con alegría,
sorteando los estrechos guardaganados y contemplando la grandeza que nos regala el soleado día.
Atrás, dejamos Pepino, mientras continúa
“engordando el cuentakilómetros”,
y hacia “La Portiña” nos
enfilamos a buen ritmo por el transitado camino. Desde este punto, entramos en
el estirado canal, controlando la marcha, pactando la velocidad y vigilando la
retaguardia, aunque Ilde “El Suegro”
tiene ganas de “fiesta” y siempre mete “un punto más”. Sin más novedad,
nos apretamos por “la cuesta del polígono”, cruzamos Gamonal “voceamos al amigo
Roberto” y por el puerto de “La Jineta”, llegamos al punto de partida, con un
buen sabor de boca por la etapa planificada y los rincones recorridos: “Todo lo
que siempre has querido, está detrás del muro del miedo”.
En definitiva, ruta circular (Goyo,
circular, circular) de 75 kms. Los principales caminos transitados han sido;
Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla. Camino del
Hituero, Antiguo Camino de Segurilla a Sotillo, Senda de Cervera, Camino de
Meregil, Camino de Los Dornajos, Camino de Segurilla a Marrupe-Hinojosa-Navamorcuende-
Cabeza Bermeja, Camino de Almendral-Hinojosa- San Román- Cordel de Las Merinas-
(San Román-Pepino) Camino de Pepino-Talavera de la Reina-La Portiña. Canal Bajo
del Alberche, Polígono Torrehierro- Camino Gamonal-Velada.
Pd: Ilde, muchas gracias por tu
aportación fotográfica (4).
Buen día…………..SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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