martes, 15 de mayo de 2018

Ruta: Subida a la Cabeza Bermeja


Domingo, trece de mayo, en nuestro habitual punto de encuentro, seis caballeros veleños, acudimos a la festiva llamada burriclista; en esta ocasión, notables ausencias en la cuadrilla, por motivos justificados,  ceremoniales y familiares. Los que estamos, con las burricletas bien dispuestas y prestas para nuestra enésima “contienda”,  hoy afrontamos el asalto a la fortaleza de “La Bermeja”.

Iniciamos la etapa, casi como las últimas jornadas; calentamos por la Real Cañada, escalamos “La Gamonosa” (a este paso,  la allanamos), y a estas horas, vamos estirando la red  de caminos y colocando “las tachuelas” que tenemos que trepar.  Cruzamos, sin apenas hacer ruido por  los dormidos pueblos vecinos, con ganas de encontrarnos  pasos más “movidos” y  entretenidos; a nuestro paso, banderas tapizadas de colores vivos,  ondeando por los cerros y praderas que vamos “cabalgando”; ríos de hierba, inundando los caminos y prados  viriatos para la ocasión, engalanados, mientras,  todos los compañeros vamos comentando “la suerte, con las lluvias de este año”. Descendemos por “los quebrados Dornajos” y allá abajo,  El Gran Maestre y Nicolás “Charcos” (“sin dudarlo”)  se atreven  a cruzar montados  por el arroyuelo del Marrupejo florido y  empedrado, a costa de llevar “los pinreles mojados”. Poco a poco,  vamos sumando desnivel por el distraído y alegre  encinar; pintorescos subes y bajas, que encontramos acurrucados en los sobrecargados cerros; desde “cuatro caminos a Marrupe” por “la pista cansina”, avistando al fondo, el imponente paisaje del Piélago. Nos adentramos en la vía hormigonada, que disimuladamente va cogiendo altura, más fotografías para “recordar” y  avistamos   las pintorescas panorámicas, bien custodiadas por un ejército de chaparras, enebros y las  floridas jaras. En el marcado cruce, el amigo Nicolás, “se huele la tostá” y con acierto, en este punto decide claudicar y a casa marchar; los demás, nos metemos en el angosto laberinto de caminos, salvamos duros repechos de hormigón, también desafiamos a “la cuesta pelleja” y otros tramos bien empinados “que también  nos vamos merendando”. Lo mejor de este recóndito rincón, la tranquilidad que rezuma del tupido bosque  y el vistoso  silencio atronador, que recorre cada poro del hechizado callejón; vamos sumando cuestas de todos los colores y en la ficticia explanada,  Ilde “El Suegro”, nos anima y  anuncia “que no nos queda nada”. Domingo “El Maca” tiene sus dudas, “la rodilla parece que no tira”;  al final, “a pata coja va a coronar”, gracias,  que el amigo Gabriel “Machaque”, llevaba la pócima mágica de untar. Pues lo dicho, nos adentramos en el plácido castañar, sobre una alfombra de hojas secas y una pista compactada,  parece que estamos en otra dimensión y me da, que disfrutamos de “la romántica ascensión”; más fotografías, cerradas curvas y más tramos empinados hasta “el seiscientos abandonado”; desde aquí, bien resguardados por la tupida arboleda,   hacemos un último esfuerzo y de uno en uno,  vamos conquistando la escondida cima. Como es habitual, paramos a repostar, dulces, fruta fresca y algún bocata que  también salen de la talega; minutos agradables comentando la jugada  y sobre  el encomiable lugar,  que es una pasada para los sentidos, disfrutar  y soñar. 
   





































Reemprendemos la marcha, pactamos la vuelta, pero antes, nos recreamos con el conocido  paisaje que nos rodea y aprovechamos “el vehículo olvidado” para hacernos una fotografía “peliculera”;  “Grease” en versión burriclista. Hacemos un descenso moderado hasta La Hinojosa, tanteando el terreno y de las genuinas vistas disfrutando; abrevamos en el centenario pilón y diseñamos “un topabajo”, entre muretes de piedra y vallados bien balizados hasta el cordel de ganados. Desde aquí, domamos algunos tramos más complicados y en  San Román,  arribamos,  encaramados en un florido tobogán; continuamos “cerrando el corral”  por “las siete puertas”,  cabalgando  con alegría, sorteando los estrechos guardaganados y contemplando la  grandeza que nos regala el soleado día. Atrás, dejamos Pepino, mientras continúa  “engordando el cuentakilómetros”,  y   hacia “La Portiña” nos enfilamos a buen ritmo por el transitado camino. Desde este punto, entramos en el estirado canal, controlando la marcha, pactando la velocidad y vigilando la retaguardia, aunque Ilde “El Suegro”  tiene ganas de “fiesta” y siempre mete “un punto más”. Sin más novedad, nos apretamos por “la cuesta del polígono”, cruzamos Gamonal “voceamos al amigo Roberto” y por el puerto de “La Jineta”, llegamos al punto de partida, con un buen sabor de boca por la etapa planificada y los rincones recorridos: “Todo lo que siempre has querido, está detrás del muro del miedo”. 

 























En definitiva, ruta circular (Goyo, circular, circular) de 75 kms. Los principales caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla. Camino del Hituero, Antiguo Camino de Segurilla a Sotillo, Senda de Cervera, Camino de Meregil, Camino de Los Dornajos, Camino de Segurilla a Marrupe-Hinojosa-Navamorcuende- Cabeza Bermeja, Camino de Almendral-Hinojosa- San Román- Cordel de Las Merinas- (San Román-Pepino) Camino de Pepino-Talavera de la Reina-La Portiña. Canal Bajo del Alberche, Polígono Torrehierro- Camino Gamonal-Velada.


Pd: Ilde, muchas gracias por tu aportación fotográfica (4).


Buen día…………..SALUD.

           
“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”




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