La villa vecina de Gamonal me abre sus afectivas puertas en
la placentera mañana;
localidad
hospitalaria, de gente honrada, de
familiares muy cercanos
y
grandes amigos de fatigas, de batallas
vividas y sonados triunfos conseguidos;
a
cada paso que doy por sus recatadas
callejuelas, hacen sentirme en casa.
Pedaladas al aire libre, envuelto en agradables pensamientos, volando
alto;
hilos de agua, guiadas por el serpenteante canal, enormes eucaliptos
vigilando, en guardia;
la primavera brotando, muestra sus
mejores galas con retales floridos,
desde el abismo del silencio, con alegres melodías me agasaja la
orquesta alada.
Unos, salen a “entrenar”, otros a
disfrutar y algunos, a dejarse llevar,
para ir más allá;
inmensas vistas, sensaciones placenteras
y pasos tranquilos por caminos lúcidos y
coloridos.
Esquivo tramos embarrados, me deleito
con los colmados charcos y con los inundados sembrados;
contrastes de tonos vivos y bondadosas emociones, desparramadas por la
calmada vía.
La imponente sierra de Gredos, brilla con su colosal presencia, sobresale el
idílico escenario;
de soslayo, nos prepara su desfile,
avisa sin hacer ruido, ya se percibe la genuina llamada.
Me pierdo entre mis devaneos, recojo las
alfombras empapadas y la verdosa estampa,
que me acompañan por la sencilla pantalla y que voy dibujando
mientras cabalgo en solitario.
Sueños de tonos claros pasean a mi lado, recortando hitos que marcan
el camino señalado,
a la vez, que las fuerzas se van
consumiendo por la compactada avenida;
Acostumbrados a grandes épicas, tiramos
de galones y la sobrada experiencia,
para gestionar el brío y salir airoso de
la vuelta al ruedo y no quebrar en el intento.
Buen día…………….SALUD.
“….mil caminos por
andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…”
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