Domingo
(17-03-2024), -bajo mínimos- dos
caballeros veleños nos presentamos en el habitual punto de encuentro. Con
nuestras burricletas prestas y bien dispuestas, ni desmontamos, “somos los que
estamos”. Tampoco, hacen falta
propuestas, la montura de Roberto “El Bueno”, apunta hacia territorios
cerreros; ya toca, dejarnos de circuitos
con asfalto e itinerarios llanos. Tenemos ganas, muchas ganas de paisajes abiertos y de
montaña.
Comenzamos
la etapa circunvalando la villa, dirección hacia “la gran Cañada”; por estos
lares, pasos agrietados, agua corriente, también estancada y barro “endulzando”
el olor campo. Sobre la marcha, amenas conversaciones, antes que el terreno comience a empinarse. Desde “el púlpito
arriero”, impresionantes vistas nevadas de Gredos, luciendo con todo su esplendor. Bicheamos por pasos
irregulares, disfrutando de la multitud de
alicientes cerreros, que el generoso rincón nos brinda.
“Contrareloj”
en el descenso “limpio y efímero”, para aterrizar en el acicalado y compactado
cordel; el conquistado Piélago, nos reta desde la distancia, antes de
adentrarnos en la acogedora senda, amenizada con la bulliciosa melodía del
bravío arroyuelo. La romántica subida nos aguarda, con el camino reposando “en
un riachuelo”; los convocados, disfrutamos de lo lindo, nuestro hábitat está en
los pasos asilvestrados y más agraciados. ¿La subida? Al tran-tran, ¡¡¡que ni
tan mal!!!!, será por la emoción de salir a andorrear. Oteamos a nuestro
alrededor, preparando “otros aperitivos” para las próximas jornadas; entre
“pitos y flautas”, sin fatigarnos,
coronamos, mientras nos columpiamos por la encorsetada estampa.
Sin
novedad, cruzamos la villas vecinas, para acompañar al amigo gamón –va con
hora- ; a nuestro paso, la primavera se deja ver en la antesala, antes de la
llegada “oficial”; por “el parque de
atracciones”, nos desenvolvemos con solvencia, los continuos subes y bajas nos
abren sus coloridas puertas, para
alegrar nuestra presencia. Desde la Atalaya, ¡¡precaución!!, el camino está
demasiado rasgado, con algunos tramos blandos, teniendo en cuenta a los
posibles burriclistas que suban, con la alfombra repleta de cantos rodados que sorteamos con estilo y
pericia.
Según
el horario estimado “por la dirección”, llegamos dentro del tiempo pactado;
despedida hasta las próximas jornadas, pero antes de clausurar, “estiro la
ruta” con una hora de propina. Me adentro, entre las dehesas locales, a mi
paso, aire cristalino y un apacible silencio, gobernando la llanura del
apaciguado camino. Antes de volver a casa,
unos minutos para respirar, recrearme “en directo” con las
espectaculares vistas de la blanquecina sierra, para “embobarme” entre las encinas.
Destacar
de la ruta, la fantástica estampa que nos brinda el campo; arroyuelos bien
cargados, cunetas todavía de agua repletas, además, de ver los paisajes luciendo sus mejores
galas coloridas. “La primavera, que
cante o que llore, no viene nunca sin flores.”
Resumiendo,
ruta circular de 57 kms. Los principales caminos transitados han sido; Camino
de Los Perales, Camino de Mejorada, Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Los
Huertos- Cerro Arriero-Los Pinos- Camino de la Herrería, Cañada Real Leonesa
Oriental, Senda del Ruiseñor, Subida del
Vertedero-Segurilla-Mejorada-Gamonal-Camino de Montenuevo-Casa Quemá-Carril de
las Mulas-Velada.
Buen
día…………SALUD.
“….mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio….”
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