miércoles, 15 de julio de 2015

Ruta: Integral por los Galayos

   Sábado  11 de julio,  desde  “El barranco del nogal”,  nos proponemos a dar comienzo la novedosa e inédita integral. Siete montañeros veleños, aspirantes y caballeros, somos los invitados al montano reto: “épica por todos los costados de la fortaleza de los inexpugnables Galayos”. Ultimamos ¿todos los detalles? revisamos  las apretadas mochilas, ajustamos los bastones, nos jalbegamos de crema solar –por lo que pueda pasar- , oteamos a nuestro alrededor ,   “también apretamos los machos” y con muchos ánimos y bríos “para arriba arreamos”.

     Comenzamos la marcha por el abrumador y acogedor encanto “de la calleja pinera”; desde el principio, excelente  armonía  y “un costal de  bolerías”, para animar  a la intrépida cuadrilla. Nos empapamos con la visible tranquilidad y serenidad de la plácida mañana; a nuestro paso,  percibimos  “pequeños detalles para grandes momentos”  en  el continuado  ascenso. Por la ceñida senda, altos pastizales y antes nuestros ojos ¡¡¡un marco inconmensurable!!! Continuamos cogiendo alturas y los pinos solitarios, nos dan señales del inminente collado. Fotos de rigor y echamos un vistazo “rápido”,  para contemplar la grandeza que nos rodea. Después del “primer asalto”,  marchamos por un tramo más cómodo “¿será llano?”; “a la izquierda debemos abandonar la marcada senda”; lustrosos helechos y un manantial fresco, (“¿Nos salimos de Málaga para meternos en Malagón?”)antes de volver a trepar; seguimos los “mojones colocados” entre un sembrado de piedras de todos los tamaños; sobre la marcha “echamos un trago y algo picamos” pero no demoramos. Hacemos “el cabra” a media altura, salvando los “amenazantes piornos” y las entretenidas trochas pedreras; nos acomodamos en la catedral “de piedras formadas”, admiramos la espectacular estampa, inmortalizamos dichos momentos, mientras al abismo nos asomamos. Más tramos enrevesados por  las alturas pedreras;  Andrés “El  Líder”, desciende al conocido collado, sin previo aviso  a buscar “otros hitos”; le voceamos y nada,  “está allí a lo lejos”.  Con la que tenemos montada aquí arriba, Mariano, se va a la búsqueda del extraviado (Más tarde, nos avisan que la vuelta se han dado). Los demás, continuamos buscando “la entrada ideal”. Nos asomamos por verticales precipicios (“sin dejar de volar”) a ver si damos con “la entrada ideal” por las peñas nominadas. Con pericia y más cuidado descendemos por “el Pedroso barranco”; Goyo “El Coloso” lo intenta y “se cuela en la Canal Reseca”. Los demás, decidimos seguir escalando,  “sube hacia arriba y allí nos encontramos” – en la despedida le avisamos- 

     Aquí hago un inciso, para dedicar una “oda al caballero mencionado”. Por unos momentos,  probó la soledad del montañero, con devoción contempló la belleza montañera, sintió la pequeñez ante la brutal inmensidad, cientos de ideas en la cabeza le atormentan, mientras continúa por la empinada odisea; “¿volveré a ver a mis compañeros?” “buitres planean sobre mi cabeza” y desde el trono de piedra con otros montañeros conversa y la surrealista historia les cuenta “no sé dónde estoy, pero me han comentado que aquí  vendrán”.  Su tesón y paciencia le hace enchufarse en “modo espera”.

         Mientras tanto, los demás seguimos por estas alturas “penando”; deshacemos algo del camino andado, pero continuamos trepando; Ricky “El Grandullón” con tesón y hablando “arameo”,  resiste en la abigarrada y abrupta  fortaleza; Domingo “El Maca” con seguridad y arrojo,  nos guía por la ascendente alternativa; hace rato que “el agua racionamos” y por estos lares, hay indicios de cansancio. Hace rato, que hemos sobrepasado “los dos-mil” de altitud, “por la cuenta que nos tiene”, brutales pendientes en tramos cortos, los piornos haciendo mellas en las peladas piernas, pero  presentimos que estamos en  el añorado camino. Nos asomamos a “la ventanilla del ático”. Allí está, Goyo “El Coloso”, desde el altar aéreo, “dando voces a sus fatigados compañeros”; momentos de alegría y risas por las “taitantas anécdotas”, chistes fáciles y bromas por la empedrada vía. Chuchi “Maravillas”, hace arengas de las divertidas historias contadas; admiramos las monumentales vistas desde los balcones empedrados;  recorremos “la inédita senda del cuarzo blanco” y “detrás de aquel peñasco, paramos para alimentarnos”.



      

















































    









      

































        Continuamos “contando la jugada” con mucha “guasa”, compartimos viandas y “lo poco que queda de agua”; bocatas, ensalada pasta, queso “sudao”, fruta fresca y zumo de cebada “mareada,  bien escanciada de tanto sube y baja”. Planificamos la bajada, hacia “el refugio”, por la vía más rápida – en esta ocasión, no vamos al manantial de Los Pelaos a abrevar-. Hacemos otra “pequeña trepada” hacia la conocida portera; aparecen  “amenazas de calambres” por los apretones anteriores; nos recreamos con las honestas vistas de  los descomunales riscos, mientras, de forma precavida, descendemos  por el picado y ameno  pedrerío. En el punto base,  paramos a refrescarnos, el agua también escasea en sus depósitos, a pesar de todo, “son generosos y nos dan un poco”,  “nos abastecen hasta la próxima fuente”, bebidas isotónicas para los combatientes y aunque parezca mentira, Domingo “El Maca”, se “trinca una cola”. En el fugaz descanso, atónitos contemplamos “la exhibición cabrera” –velocidad, saltos y frenadas-  también la de los arriesgados escaladores en los picos más elevados. Reemprendemos la marcha por el laberinto de las “zetas adoquinadas”, paramos un par de veces “a echar un trago de agua y las botijas llenar”. Con alegría y más satisfacción, marchamos por el carril galayar, atestiguando la grandeza que ante la retina de los  sentidos se nos presenta;  Chuchi “Maravillas”, exaltando la acontecida jornada; Goyo “El Coloso”, con el título honorífico de “montañero mayor”; Domingo “El Maca” portando los galones y amenizando la etapa; Ricky “El Grandullón”, dando las gracias “por el montañero  palizón”. Sin más novedad y poco más que contar (“pero mucho para guardar y recordar”) nos recreamos “echando un vistazo hacia atrás”, entramos en “el torrado pinar” y en el punto de partida, damos la etapa por concluida. Los "desertores"  Mariano y Andrés, a la sombra del chiringuito nos aguardan y por lo que se ve, no lo han pasado “tan mal”.

      Después de la épica de los Galayos, baño en las heladas aguas y cebada fresca para regar la mencionada hazaña.











  

















 






































     Resumiendo ruta circular de 20 kilómetros. Hemos partido desde “El Nogal del Barranco”, Carril de los Galayos,  Collado del Yelmo, Cabeza de Covacho, Fuente de Los Malagones, Las Berroqueras, Peña “La Gallina”, Canal “La Reseca”; “Paso del Cuarzo Blanco”; Puerta Falsa, Refugio Víctory y Carril de Los Galayos- El Nogal del Barranco.


      Buen día…………….SALUD.



   “mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

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