miércoles, 22 de julio de 2015

Ruta:Alto del Nogal (Candeleda)

     Domingo diecinueve de julio, algo más temprano de lo habitual, hemos quedado en el pactado punto de encuentro;  seis caballeros veleños, animosos y dispuestos,  somos los congregados para  el épico  reto montañero. Con las burricletas bien pertrechas y  con los aperos acuestas,  nos enfilamos  a buscar la épica a  Candeleda.

     Comenzamos la jornada,  cruzando las calles más céntricas de la villa de Velada, hacia otras vías  “en taitantas batallas reconocidas”; como es normal,  de todo un poco vamos hablando “en modo distendido” de paso, aprovechamos “para calentar”. Atrás dejamos antiguas labranzas y establos abandonados; por el plácido encinar, una manada de cérvidos se mueven con sigilo y agilidad, también, un lustroso ejemplar de jabalí se exhibe “atravesando las alambreras” de las  adehesadas parcelas. Cruzamos el arenoso río, mientras somos testigos del  tangible reposo que nos recibe por el  conocido camino; en  la “gran cañada”, nos camuflamos con el  “paso de la trashumancia”. En la agradable mañana, rodamos agrupados, olores frescos en las inmediaciones “del pantano” y algo más “fuertes del ganado ovino encerrado”; circunvalamos  la villa navalqueña, hacia el camino hormigonado  y  al fondo, contemplamos la transparencia y nitidez de la espigada sierra. Nos montamos en la fugaz bajada hacia “las mansas aguas empedradas”; Diego “Sin Miedo”, muy precavido – por si baja  con furia  el río-  “ha echado unas chanclas”, para mejor cruzar; unos afrontan “tal empresa” sobre las piedras y otros “sin descalzar”.  Quitamos la cordada de la rústica portera y una vaca “bien armada”, al cuidado de  su cría, desconfiada nos aguarda; el ceñido  callejón de jaras rompe la serena monotonía y Pedro “Hierros” se lleva la estocada de la alterada avispa; seguimos abriendo porteras, saltamos “alguna alambrada” y después de pasar “la casona”,  revisamos los planos digitales y  “resolvemos la duda asaltada”. Martín “El Fiero”,  “el arroyo que buscamos está en aquella arboleda”, con seguridad, nos  comenta; cruzamos “el arco del triunfo” ¿preludio de lo que nos ha de aguardar más allá? A nuestro paso, vastos campos de pastizales y la carretera que tenemos que  salvar, cada vez está más cerca. Entramos en un laberinto de huertas, aspersores a pleno rendimiento, abasteciendo a  las generosas plantaciones de tabaco y pimientos; sin novedad, cabalgamos por las frescas callejuelas y “por la parte de atrás” arribamos en  la localidad de Candeleda. Fotos de rigor, también  “repostamos algo antes de comenzar a escalar” hacia “la majada del nogal”.




    















































































     Continuamos la marcha, hacia la postal empinada; Goyo “El Coloso”, que sólo se va a asomar “y cuando le apetezca se da la vuelta” (Al final, llegó hasta el Refugio Alborea, según nos narró al finalizar la etapa). Los demás,  iniciamos  “la interminable subida” por “el camino del llanazo” ¡¡¡vaya broma que nos están gastando con este apodo!!! Comenzamos con alegría y buen ritmo, “cada uno como pueda” es la consigna establecida (¿con parada incluida?); un bosque de robles nos marca “la subida por la pista”; escuchamos las melodías de la animada garganta, como banda sonora de “la estirada cuesta”. Diego “Sin Miedo” y Pedro “Hierros”, ponen una marcha más,  “están preparando otras exigentes pruebas”; los demás, nos adentramos en el frondoso pinar, salvamos los tramos más abruptos y complicados, a la vez que con la grandeza del  paisaje  nos vamos deleitando (“unos más que otros”). Gabriel “Lamparillas”, también se ve “con fuerza” y con brío tira “parriba”; llegamos al cruce señalado, “creía que aquí esperábamos”; doy  unas voces (¿nadie me oye?), para ver si  han ido a visitar las inmediaciones del  refugio, “pero nada, estos ya van lanzados”. Sin muchas prisas por mí parte –y atendiendo a los mandamientos veleños-  espero a Martín “El Fiero”; después de un buen rato,  llega “algo descolorio  y sufriendo, pero  estoicamente aceptando el  bravo reto ” (En cuatro días, como un toro estás, ya verás) Subimos, sin prisa, pero sin pausa, nos cobijamos  al  agradable  sombrajo de los pinos, rescatamos los embriagadores aromas de las magnas  alturas, también llenamos de agua fresca las botijas y las adaptadas piernas hace ya tiempo que no se enfrían; salimos al extenso “pelado”, majestuosas postales nos rodean y  el  penúltimo arreón, nos encarama  en “el alto del nogal”. Aquí,  nos aguardan nuestros compañeros y un “invitado más”, antes de despedirnos  se intercambian  experiencias y hazañas burriclistas “de otras ligas”. Más fotografías para intentar detener la volátil mañana  y  atrapar a la presumida belleza,  que de las alturas del collado se adueña. Investigamos “para buscar la lujosa bajada”, “el chino bien la marca”, pero entre la frondosa arboleda y “el huerto  de helechos”, tapada está; el campechano cabrero (sobre un asno) también  nos señala  la dirección a llevar. Nos adentramos en la suntuosa y escalonada  trocha, unos tramos  montados y también por precaución, otros tantos desmontados, “algunas liebres intentan entrar al saco”, mientras  disfrutamos  de unas  postales “de dibujos animados”. Después de la arriesgada pantalla, nos aguarda  la animosa vereda pinera; reino  y trono para las hadas y elfos del bosque de los sueños  y un placentero “parque de atracciones” para los ávidos sentidos y para los veleños elegidos; comentarios superlativos resuenan por la jovial senda, a la vez que coleccionamos  más  momentos divertidos. Atrás dejamos rincones con encanto y de magia sembrados;  salimos a la ancha vía y en una rápida bajada, exaltados  y victoriosos  por la exitosa hazaña, llegamos a las naturales charcas. Aquí,  nos aguardan las familias –como estaba prevista la jornada- para rematar “la faena”; baño en las reconfortantes  aguas, pinchos y variedad de comida y helados refrigerios para coronar la etapa  con una excepcional armonía.




    


























































     Resumiendo, ruta lineal de 65 kilómetros. Los caminos transitados han sido, camino de Velada a Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de la Tabla, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Talavera a Navalcán, Camino de Valcasillo, Camino de Navalcán a Candeleda, Camino de Los Llanazos-Alto del Nogal-Senda del Nogal-Candeleda.

     Pd: Pedro, gracias por tu aportación fotográfica (1)

     Buen día………….SALUD.


“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 




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