Domingo cinco de julio, “una nueva ola de calor” es la amenaza para la
festiva jornada. Diez caballeros veleños y “Blázquez” el gamonino, que también se une a las andanzas de los
imprevisibles caminos. Varias son las
ofertas sobre la mesa, por mayoría, nos
vamos a la orilla del río Tiétar; el destino “es el molino”, rincón desconocido
para algunos de los presentes.
Comenzamos la etapa, danto vida y colorido
a las calles de Velada, por la “calle mártires”
abandonamos la adormilada villa. Bien agrupados “de todo un poco vamos
comentando” por la “achicharrada”
estampa adehesada; cruzamos el arenoso río,
tratamos sobre la jornada en familia (para dentro de quince días), a
nuestro paso, el ganado vacuno todavía “repanchingado” en el
inmutable encinar. Circunvalamos la villa navalqueña, en estas, un par
de compañeros “han ido a abastecerse de agua fresca”, “hemos quedado en las
piscinas” (al final, ha sido más arriba). Salvamos los repechos hormigonados y
delante de las privilegiadas vistas nos colocamos; la bajada fugaz, antes de
adentrarnos en los ardientes parajes del averno; pasos quebrados, regueras secas y rasgadas
–nos hacen elegir la mejor trazada- .
Por la postal de los pastizales y altas retamas, disfrutamos el ameno descenso,
hasta que arribamos en el “rincón molinero”.
Admiramos la prodigiosa construcción pétrea, recorremos sus recovecos,
somos testigos del paso de las aguas silenciadas e inmortalizamos los
dóciles momentos. Aprovechamos, para repostar en el plácido e insonorizado
lugar, compartimos viandas y continuamos “tramando”,
las próximas hazañas.
Reemprendemos la marcha, ahora nos toca “la escalada cerrera”, pues
eso, “cada uno como pueda”; resulta
hasta entretenida, por las piedras
sueltas y las continuas regueras, ¡¡¡tenemos que ir en alerta!!! Salimos a la
pista más ancha, todavía estamos “en versión parriba”; “unos meten el turbo”, “otros dándolo todo”, “más de uno, con un sofocón”, “y el Gran Maestre en burro”.
Nos agrupamos, hasta que estamos
“todos”; partimos, con una marcha más y por el
llano camino, se levanta un alud de polvo en nuestro jocoso cabalgar; cruzamos las calles de Navalcán y
“el tramo de asfalto tenemos que evitar”.
A estas horas, “bien que atiza el Lorenzo” y
hasta sin maillot va Martín “El Fiero”. Por la avenida del
sosegado encinar, se levanta un
remolino, “alguno mete otro hierro más”
y esto es un no parar; ¿se quieren foguear?
“llevan prisa, se tienen que ir a
bañar”. Nos hacemos con los arenales tendidos en la “fogosa dehesa”; Domingo "El Maca" y el que relata ,no hemos entrado en "planeada escapada", pero, por aquí andamos, de cháchara y sin
perder de vista la retaguardia –algunos, ya estarán en casa- ; a lo largo de
la marcada vía, la mayoría nos vamos juntando; los demás, “para adelante van arreando” -
Diego “Sin Miedo”, nos va informando. Bien agrupados, “en modo distendido”, “fatiga,
sol y algún herido” en el encendido camino,
antes de apretar en el último repecho; hacemos una “bajada extra” para ir a buscar
al “sufrido maestro”. Después de este
desenlace, los compañeros veleños, avisan al “Gran Maestre”, para que no ataque
“para ganar la etapa”……Sin más novedad, podemos contar otra jornada más………….
Resumiendo, ruta circular de 52 kilómetros, los caminos transitados han sido: Camino de Velada a Arenas-Parrillas- Navalcán; Camino de la Tabla, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Talavera a Navalcán; Camino de Navalcán a Candeleda, Camino de Valcasillo, Camino Molino Montoya-Camino Valcasillo, Camino de la Fuente Alta; Camino de Navalcán a Talavera, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de los Veratos, Camino de Navalcán-Parrillas Arenas a Velada.
Buen día……………SALUD.
“mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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