Domingo
catorce de febrero, mañana ventosa y en el habitual punto de encuentro, a la
hora acordada, “ni el chino, todavía ha abierto”, ni señales de los demás
compañeros; Roberto “El Bueno” y “El Relatero”, fieles acudimos a la semanal cita, ante la “desbandada burriclista” ¿qué habrá sido de
esta cuadrilla?, “tampoco pinta tan mal el enmarañado día”; ¿subimos a la atalaya por la Portiña? le
propongo a mí compañero de fatigas.
Iniciamos la jornada, queremos evitar los
caminos embarrados y más blandos, por los recientes aguaceros donados;
no es mala opción la moqueta del canal “para rodar”; entretenidos marchamos y “de todo un poco hablamos” para hacer más
ameno el camino asfaltado y sin darnos
cuenta, en el resguardado canal nos colamos. A nuestro paso, enrollados en la
manta de la agradable mañana, atisbamos
granjas ganaderas, los abandonados secaderos de tabaco y a un grupo de
burriclistas, también saludamos. Nos guiamos por la ancha acequia, cruzamos los
“tramos mejorados” y “por otros, que no recuerdo (ayer) haber pasado”, íbamos bien
enfrascados en la “cháchara
multitemática” y “como sigamos a este paso, antes de tiempo terminamos”.
Sin novedad, dejamos el monótono canal,
cuando abrimos las puertas de las
recreativas sendas; no perdemos de vista el generoso caudal y el perseguido
torreón, allá en lo alto nos aguarda, vigilando con gran expectación; madrugadores
pescadores, “carreristas fondistas” y
algún osado burriclista, maquillando los parajes de la desconfiada jornada. Nos recreamos por la
entretenida vereda y “nos toca escalar con esta gran ventolera” –para hacer la
etapa más épica- ; nos enfrentamos a la ascensión del conocido “minipuerto”,
con tesón y esmero, desafiamos al aire molesto
y la presencia de “cuatro gotas
descarriadas”, tampoco nos amedrantan; la escalada, se hace más corta de lo normal, a pesar
de las temidas amenazas y en el tramo más empinado, también damos la talla “para coronar la imponente atalaya”. Fotos de rigor delante de "la garita" y nos bajamos con
prisa, “que aquí, el látigo del enfurecido Eolo, bien atiza”; nos entretenemos por la
villa cagarrache, jugamos con “ la bomba” en la tradicional fuente; el
amigo Roberto a los mansos caballos les
deleita con un cuento y para
entretenernos un poco más, remendamos calmados vallados “para estirar el corral”. La explosión primaveral deja al descubierto
coloridos cuadros y la agradable sensación de “relajación” por los verdosos
prados cercanos; Tanteamos un lugar
resguardado para repostar y en los muros de la piscina, “rebuscamos en el fondo de las
mochilas”; compartimos viandas y picamos
del menú variado, a la vez que nos hidratamos, “mientras continuamos rajando”.
Reemprendemos la marcha, atrás dejamos las
villas vecinas y en el cruce de caminos, viramos “hacia territorios gamoninos”; nos adentramos en los sigilosos parajes
de los cerros caballeros ¡¡¡cuánto me engatusa la privilegiada estampa!!!; por estos lares, hacen acto de presencia pastosos
charcos y agua salpicando a nuestro paso y “nos tragamos los pertinentes repechos”, bien
“contados” por algunos compañeros. Cuando abrimos el pesado portón, sobre
nuestras cabezas, se tiñen “terribles amenazas”, por la siniestra oscuridad mostradas; el
cielo ennegrecido “parece, que sobre
nosotros se va a desplomar y el guerrero
Eolo, ahora nos arrea con más agresividad; momentos de diversión por la angosta
vereda –aunque nos empuja para atrás- seguimos
“estarciando” nuestro sereno escenario con
los descomunales nubarrones, que tímidamente se animan a descargar. Desde la
barrera, divisamos a lo lejos –y no
tanto- grandes cortinas de agua jarreando “de la que nos estamos librando” –comentamos, mientras nos deleitamos por la entretenida
bajada hacia la localidad de Gamonal; en
el “penoso” descenso –por la fuerza del
viento- “te has empeñado en
mojarte”, entre risas, me recuerda mí valeroso escudero. Arribamos en el monumento de la conocida "Piedra" y desde aquí, después de la exitosa
jornada, nos despedimos hasta la semana próxima.
En definitiva, ruta circular de 52
kilómetros, los principales caminos transitados han sido; Carril de las Mulas,
Carreterín Alberche, Canal Bajo del Alberche- Portiña- Atalaya (Segurilla); Camino
de Segurilla-Mejorada-Gamonal; Senda de la Encarnación, “Colá” de Gamonal- Piedra Llana y Camino de Gamonal- Velada.
Buen día……………SALUD.
Pd: Roberto, muchas gracias por tu
aportación fotográfica (6)
“mil caminos
por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni
sitio….”
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