Domingo,
treinta y uno de enero, continuamos con temperaturas suaves y mañanas
agradables. En el punto de partida, hoy toca pasar lista y recogida de firmas
de los congregados, para reivindicar los caminos “porque sí” cerrados. Nueve
caballeros veleños acudimos a la habitual cita, con las burricletas bien
dispuestas y prestas para lo que acontezca, según el alto cargo, “nos vamos de
visita al sapo”.
Iniciamos la jornada, hacia los cuadros de
la vega es la dirección correcta; nos enfilamos por “la Laguna del Conejo”,
hacia la tupida dehesa; rodamos bien agrupados y de todo un poco vamos
“rajando”; me adelanto para las pertinentes fotografías y se palpa la buena
armonía de la animosa cuadrilla; pasos asilvestrados ( este tramo, poco
transitado) y por el temporal pasado, rasgado en la cuesta abajo. Más adelante
nos dan el alto, “El Carpin” la cadena ha “quebrado”; nos ponemos en marcha,
unos dan indicaciones, otros buscamos las herramientas y Roberto “El Bueno” remata la mecánica faena,
mientras, Diego “Sin Miedo” muy tempranero, para tirar de merienda, abre su tartera. Solucionado el “entuerto”, nos
ponemos en movimiento, por la senda bien marcada, disfrutamos de la serena mañana; sin problemas, vadeamos la laguna, que en temporadas
pasadas, inundaba hasta las alambradas; abrimos las porteras pertinentes,
pasamos por las casas de Quejigoso y más adelante, la jefa nos vuelve a
deleitar con la misma cantinela “este camino es privado”, aunque eso no es lo
que dice “el catastro calerano”, amablemente le recordamos. Buscamos la vía de
servicio, por el camino de Betania, nos adentramos en la vereda de la
Raya; momentos de diversión y furor en el ceñido tramo; huele a primavera
recién llegada, la hierba fresca y las frondosas chaparras aliñando la singular
estampa
y las ninfas del monte, danzando alegres al paso de la jovial escuadra.
Nos relajamos por el ancho camino, momentos para la expansión y el recreo, “aunque algunos divagan y no saben ni por dónde se andan”; por el puente de la
victoria, entramos en la localidad de Alcañizo y El Gran Maestre marcha en cabeza, porque también es profeta en su aldea. En este punto, un trío
de compañeros, por varios motivos, deciden dar media vuelta; los demás, hacia
“El Sapo”, nos alejamos; seguimos abriendo porteras, mientras recordamos las
anécdotas de la subida a la encina vigía
y las apariciones del guarda con
su escopeta. A nuestro paso, desfilan multitud de fotogramas vivos y coloridos, extensas siembras de cereales bien cuidadas, un batallón de encinas
vigilando el enigmático rincón, los latidos del silencio embriagador y la
espectacular visión de los jabalíes y sus crías, recorriendo la silenciada dehesa a toda prisa.
Perdidos en los amables parajes, acordamos
la parada obligada “al solecito a
comer el bocadillo”, no se hable más y debajo de la menuda encina, paramos a
repostar. De fondo, las amenas melodías
de los pajarillos, escuchamos; abrimos
los zurrones y tiramos del menú tradicional; fruta fresca, dulces, pasas y
algún bocata, mientras nos deleitamos desde la particular terraza, algunos “deliran” y se acuerdan de la hamaca y de una tortilla de
patatas.
Reemprendemos la etapa, por el enmarcado
cuadro, saludamos a “otro burriclista” y más gente andando; por la parte de
atrás arribamos a Oropesa, en esta ocasión,
no visitamos la ermita (“de turismo, otro día”) y cogemos el camino de la vía.
Alegramos la marcha por la parte llana, avistamos los verdosos vallados al camino asomados, en
el soleado día “cuántos paseantes” y un rebaño de ovejas, “nos ataca” y pega un susto a Diego “Sin Miedo” que va
delante. Por la pista ganadera, “casi
tocamos la siembra”, salvamos algunos charcos embarrados y “menos mal que todavía no ha
llovido tanto”- comentamos. Cruzamos el carril ferroviario y a nuestro paso,
más granjas y establos dando vida al monótono decorado plano; llegamos al tramo
asfaltado y desde aquí, nos vamos hacia Horcajo. “Tienen su encanto estos caminos aledaños”, por la
retaguardia ya parece que flaquean las fuerzas, cuando Nicolás “Charcos”, nos
recuerda, “que ya hemos entrado en España”; de tanto disparar fotografías, se me ha encasquillado el artefacto fotográfico, nos entretiene el bullicioso ganado
pastando, la presencia de una liebre acelerando y Domingo “El Maca” que
“intenta la escapada”, “ya va tarde a las cañas”, entre risas le recordamos,
sin olvidarnos de la parte de
atrás, “parece, que la campana han
tocado”. En el camino Real, paramos y nos agrupamos, bajamos alguna marcha y en
modo distendido, rodamos bien hermanados; sobre la marcha, lindamos y deslindamos
antiguos caminos y sin más novedad,
llegamos al punto de partida para estirar.
Resumiendo, ruta circular de 56 kilómetros,
los caminos transitados han sido; Cañada Real Leonesa Oriental, Carril de las
Mulas, Camino de Cornocosillo, Camino de Alcañizo, Camino de Quejigoso, Camino de Navalcán, Vía de Servicio, Camino
Betania, Camino La Raya del Monte, Camino Calera, Talavera –Alcañizo. Camino
del Torrico (Dehesa del Sapo), Camino Oropesa; Camino Torralba-Alcañizo-Calera.
Camino de Aravalles, Camino de Oropesa a Velada, Camino Real de los Veratos a
Velada.
Pd: El viernes (29-1-16) coincidí con
Fernando “El Grande”, hicimos una etapa cerrera y de senderitos por “el
circuito” de Mejorada, veredas de la Encarnación y de Los Lobos. Todo un lujo y privilegio el compartir
estos kilómetros con tal insigne
personaje, digno de admiración como deportista y ejemplar como persona.
Buen día………..SALUD.
“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde
ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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