Domingo,
cuatro de abril y como acertadamente
dice el refrán, “en abril….. también hay que salir” y como dicta uno de nuestros preceptos, “aunque llueva,
nieve, haga frío, caigan cuchillos
afilados….” en casa no nos quedamos. Nueve caballeros veleños acudimos al
habitual punto de encuentro, con las burricletas bien dispuestas y prestas para
la amenazante contienda, escuchamos “algunas propuestas”. Por lo que pueda pasar, al final nos quedamos
por “las cercanas fronteras”.
Iniciamos la marcha hacia la vecina aldea
gamonina, cuando caen los primeros chispazos, aunque ninguno hacemos caso en un día nada claro; intimidatorios nubarrones nos avisan, ¿nos libraremos del inminente chubasco? Por la retaguardia y con prisas, Gabriel “Lamparillas” también se
incorpora a la aguerrida cuadrilla. Antes de iniciar la escalada por la pina pista,
Andrés “El Líder” improvisa, y por el cerro gamón, nos prepara la entretenida
ascensión; conquistamos los monumentos vecinos, nos divertimos por sus acogedores pasillos, mientras algunos
compañeros “se detienen a tantear el pelillo”. Por estos lares, se cumplen las
climáticas predicciones, “comienza a llover”, contábamos con esta certeza antes
de partir ¿alguno pensando en
retroceder y huir? Por la senda de la Encarnación, momentos de alegría y diversión y
en la ermita en ruinas, nos resguardamos en la tupida chaparra, para
enfundarnos los trajes de agua. Nos recreamos con la tímida lluvia, la vista
cerrera se engalana con las nubes bajas y con las benévolas gotas de agua y el olor a tierra mojada “nos da alas”.
Continuamos con la conocida trepada hacia Mejorada, los intermitentes chubascos
no nos amedrantan, además, se agradece y
hace más épica la etapa; salvamos los tendidos repechos y en la cima, nos
agrupamos y a todos esperamos. Nos lanzamos cuesta abajo y les invito a mis
compañeros a “perdernos por los senderos zorreros”; tiene su particular
encanto, cabalgar con la amenaza “desde lo alto” y con las sendas “recién
regadas”, haciendo las delicias de la osada escuadra; extensos prados con sus verdosos tintes, presumiendo; acogedores cercados de piedra marcando
nuestro paso y tonos amarillentos dando brillo al suntuoso camino y de la
modesta lluvia ni rastro, ya ni nos acordamos. Arribamos en la ermita de la
villa y aquí, decidimos hacer “el descanso”, pero con prisa que nos enfriamos
–todos acordamos- inmortalizamos dicho momento, entre bromas y buena armonía,
comentamos temas variados: trajes de verano, comida familiar y escritos sobre los caminos cerrados, mientras nos
alimentamos.
Reemprendemos la marcha, por las callejuelas de Mejorada, salimos por la vía asfaltada, algunos compañeros “se han quedado helados”, según comentan; si tiramos
por aquí, ya veréis como nos calienta la repentina cuesta. Bajamos planeando
por “la mataburras”, acompañados de la armoniosa mañana y las agradables temperaturas que flirtean a media altura; la
vereda de los pinos es la próxima estación, “dicho y hecho”, se nos abren las
puertas del mágico rincón; chaparras caladas, angostos pasos, inconscientes gazapos juegan cerca de nuestras ruedas y un arcoiris de efímeras sensaciones, dando vida a los ocultos parajes
“soñados”; paramos a inmortalizar los grandiosos momentos y las coloridas postales y desde la parte trasera, la segunda ¿o tercera? liebre,
echamos a la talega. El iluso tobogán,
hace las delicias de los caballeros convocados, cruzamos arroyos de aguas
escasos y desde la frondosa arboleda, el jovial trino de los pájaros, ponen la melodía
a nuestra andanza. Salimos al camino más ancho, esperamos a “algún rezagado” y
desde aquí, la marcha aligeramos; atravesamos el extenso “Baldío” a buen ritmo,
“me da, que la amenaza pronosticada, se ha quedado en aguas de borrajas”; por nada del mundo, me hubiera gustado
quedarme en casa. Parafraseando al pensador, “El
gran desafío para un héroe -dijo el enano- se encuentra en el corazón, no en el
adversario”. La eterna amenaza no ha conseguido doblegar el coraje y raza veleña y sin más novedad, entramos victoriosos, después de la disfrutona jornada. “El Gran Maestre” aprieta para llevarse la
etapa del agua, Eduardo El Carpin le ataca “este hoy no gana” y entre risas y
bromas, piden “la foto finish” a los jueces de mesa. Algunos compañeros se
lamentan de la corta etapa, pero “peor hubiera sido quedarse en casa y con
ganas”. Hasta la próxima.
En definitiva, ruta circular de 36
kilómetros, los caminos transitados han sido; Camino de Velada a Gamonal; senda
de la cruz del niño, senda de la Encarnación, camino de Gamonal a Mejorada;
Camino de Mejorada a El Casar, Senda de Ontalba, Camino de Mejorada a
Montesclaros (La Herrería); Senda de los pinos, Camino de los Huertos, Cañada
Real Leonesa Oriental-Velada.
Buen
día……………..SALUD.
“mil caminos
por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni
sitio….”
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