miércoles, 5 de octubre de 2016

Ruta: La conquista de Trujillo

     Siendo un sábado “cualquiera”,  día uno de octubre, era la fecha  señalada para el utópico reto – allá en su día-    planteado hace por ahora dos años, el asalto a Trujillo la gran fortaleza extremeña. Las seis horas de la mañana,  la hora acordada para “la gran batalla”;  trece caballeros burriclistas, entre veleños, gamoninos e invitados, éramos los convocados para abrir pasos y despertar los caminos “apagados”. Dos horas  más tarde, pasando  Navalmoral, saldrían cinco compañeros más, que también nos quieren acompañar y las tierras de Pizarro conquistar.

     Antes de iniciar la jornada, fotos de rigor de la llegada a la parrilla de salida  y la del expectante grupo titular; antes de salir de casa, iba a tener el primer “percance” –para dar más emoción-, el candil que no quiere alumbrar, ¿por qué será? Roberto “El Bueno” y su hermano Oscar “Boliche” serían mis ángeles de la guarda y mis guías, durante, la todavía noche cerrada: Muchas gracias una vez más. Qué sensación tan rara,  “no poder alumbrar mi trazada” y  por la falta de autonomía para campar a mis anchas y poder divagar. Por El Camino Real, la serpiente iluminada se va adueñando de la complaciente quietud  y de la espesa y fresca  oscuridad que va  tiñendo de alegría e ilusiones los irreconocibles rincones. Cruzamos La Corchuela y entre el silencio perdido, más sorpresas nos depara la espesa penumbra del camino, somos testigos de la berrea  ¿a lo lejos? y sus inconfundibles bramidos. Somos los encargados de dar vida al nuevo día y el “perezoso” amanecer nos rebosa de paz y alegría; a lo largo de la jornada, paseamos la bandera veleña por caminos de dominios públicos, pistas asfaltadas y anchas vías pecuarias que se adentraban por agrestes parajes y en  la exquisita y reconocida dehesa extremeña ; también escalamos el temido puerto –después de llevar, casi 90 kms-  y otros tantos repechos de vistosa dificultad, sobre todo, cuando ya hemos pasado “el centenar”; éramos realistas, sabíamos que no iba a ser fácil misión. Para llegar a nuestro destino y conseguir el  objetivo, tuvimos que pasar por distintas localidades; La Corchuela, Las Ventas de San Julián, Navalmoral de la Mata,  Almaraz, Las Casas de Miravete –a 1 km- y Jaraicejo. También , a lo largo del recorrido, encontramos pequeños obstáculos, en modo de averías –con la seguridad que nos da la presencia de  nuestro amigo Roberto, asunto resuelto -, alguna caída –sin importancia-,  recogimos todo el polvo que había por los estirados secarrales, tuvimos que soportar el aire de cara –un día más-, las altas temperaturas  que el incomprendido otoño nos tenía reservadas  y ver como las fuerzas iban menguando según nos íbamos acercando al destino esperado. No menos importante,  era el saber administrar las fuerzas y comer bien (Antonio ¡¡¡ese bocata de jamón!!! e hidratarse  para “no tener sorpresas”, ya que la kilometrada y las horas que teníamos previstas estar sobre nuestras burricletas, iba a ser  algo a tener muy en cuenta; nada que no supiéramos antes de iniciar dicha empresa. Pasamos momentos divertidos, risas y bromas, que  no pueden faltar durante tantas horas; supimos sufrir con dignidad y resignación, aguantar el duro  tirón, sobreponernos a los momentos de fatiga y bajón que pudieran derribar y aniquilar  al  animado pelotón. Apenas unos kilómetros antes de entrar en la localidad trujillana, el amigo Diego “Sin Miedo” me hizo el siguiente comentario, “hace dos años, hacer esta ruta era una locura”, a lo cual le comenté; “que estaba a punto de ser historia” (Ya que, “hasta el rabo todo es toro”) ahora era cuestión de disfrutar y  “otras  aventuras  buscar”.


     




























































































































































































     La llegada, fue un momento de éxtasis, felicidad  y  algarabía, por todo lo expuesto y vivido –complicada tarea la de  redactar e ilustrar  casi 140 kms- pero el recuerdo jamás se borrará; entrada triunfal en la plaza conquistada; recibimiento y felicitaciones por parte  de familiares y retoños; y  el quinteto de compañeros “nos aguardaban a la entrada tomando unas cervezas” para entrar juntos en la plazuela (Perdón, con tantos medios, habrá que mejorar la comunicación).  Una vez reunidos todos, fotos de rigor, a los pies del conquistador y “El Gran Maestre” liderando la ceremonia de la conquista de la ciudadela y todas sus fortalezas. Trujillo ya es historia; VELEÑOOOOOOOOS ¿CUÁL ES VUESTRO OFICIO? AU, AU, AU.  Vítores, aplausos y felicitaciones, también por parte de  curiosos y turistas que no sabían por donde la fiesta les venía.
     Pedimos posada, ducha para reponernos, refrescos y  zumo de cebada fría  para brindar y una buena comida para todos, en muy buena armonía, no podía faltar. Por la tarde, más brindis por la hazaña lograda, amagos de siestas ¿sería el cansancio que acechaba? Visita turística y de paisanos, pasamos infiltrados para hacernos con el reconocido castillo. Disfrutamos de las calles de Trujillo y de una divertida actuación callejera, cuyo estribillo todavía me resuena; “La Tierra sin fronteras, la tierra sin fronteras, la tierra, la tierra, la tierra  sin fronteras……..”, no está nada mal, como lema para esta nueva épica y otras tantas ya consagradas.   

      Desde estas líneas, felicitar a TODOS los compañeros y amigos que formaron parte de esta “utópica”  gesta –en su día- , podría resaltar la multitud de virtudes que os hacen grandes personas  a  cada uno de vosotros, pero me quedo con la admiración y estima que os profeso. No hubo ni diplomas, ni certificados, ni clasificaciones , tampoco trofeos, ni reconocimientos sociales,  ni cheques millonarios, ni grandes medios para cubrir la épica, tampoco nos hacían falta. Ya pusimos nosotros los principales ingredientes, motivación y un surtidor de ganas e  ilusión. Como dice un proverbio; “si quieres ir rápido camina solo,  si quieres llegar lejos  ve acompañado”, muy bien acompañado –añado yo- .
También, dar las gracias a los familiares, parejas e hijos, por aguantarnos y acompañarnos de una forma u otra en nuestras aventuras, andanzas y locuras burriclistas.



 


















































      Resumiendo, ruta lineal de 137 kilómetros, los caminos transitados han sido: Camino Real de Los Veratos; Camino de Velada a Corchuela; Cañada San Marcos, Cañada de los Gallegos, Camino de Navalmoral, Vía de Servicio, Antigua N-V, Cañada del Puerto de Miravete- Trujillo. 




    Pd: Diego, Melissa, Andrés, Cristobal, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (7).


    Buen día……….SALUD.


     

“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 

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