martes, 9 de mayo de 2017

Ruta Circular San Román de Los Montes.

Sábado, 6 de Mayo, con motivo de la festividad romera del domingo y como  viene siendo ya  habitual, adelantamos un día  la salida burriclista. Cinco caballeros veleños nos reunimos en el pactado punto de encuentro, mas Ilde “El Suegro”,  que en Cervera  saldrá a nuestro encuentro. En principio,  la ruta era a La Hinojosa, plan de gran recorrido, pero por la falta de efectivos, lo dejamos para otra ocasión, “cuando hagamos más pelotón”.

Iniciamos la marcha, con las temperaturas más bien “bajas” con  una sábana de niebla sobre nuestras cabezas y envolviendo a los serenos cerros;   escalamos “la muralla de la Gamonosa”, que se hace más dura a “primeras horas” y sin calentar; admiramos la estampa cerrera,  acurrucada  entre la espesura de la  niebla y  el clamor del aire limpio que se pasea por las humedecidas cunetas. Salvamos los pequeños repechos que salen a nuestro encuentro, mientras al amigo Roberto “El Bueno”,  le ha dado “con que voy alto”, nos imparte lecciones sobre la “tabla exccel” y con la altura,  “erre que erre”. Cruzamos las villas vecinas, pero en esta ocasión, optamos por la alternativa de hormigón, a la vez que recordamos,  cuando este camino era “de tierra y apelmazada arcilla” ¡¡¡¡cuántos años han pasado!!! A nuestro paso, avistamos  extensos prados “recién regados”, decenas de cabezas de ganado  pastando y en el telón de fondo,  un cielo oscuro y encapotado; rodamos alegres, mientras hacemos bromas y otros tantos comentarios animados, por parte de Andrés “El Líder” y sus fieles “soldados”. En la villa montesa, nos reunimos con Ilde “el esperado” y por “la cuesta del cura”, entre cercados de piedras y un callejón encinado,  hacia el abismo nos lanzamos, guardando las formas y avisando, que “puede haber”   otros burriclistas  escalando.  Sin novedad, arribamos en “Pepino” y a los amigos Jesús y Andrés despedimos, quieren acortar el camino y  en este punto,  los demás también modificamos el recorrido. Nos adentramos en “la vía de las porteras”, sobre un terreno perfectamente asentado y bien compactado,  que  las recientes lluvias, con esmero  han cuidado; a nuestro paso, Martín “El Fiero” con coraje y valor  se bate en duelo con la gigantesca encina, resultado final, aquella por los suelos y en pedazos  partida. Continuamos nuestra andanza por la llanura sembrada, salvando “guardaganados enrejados”  y cabalgando bastante animados; a la salida de este camino, viramos a la izquierda y después de la pertinente cuesta, nos adentramos en la pista cerrada de los enebros, primando un rincón de fábula; escondido entre un recital de cerros, en  un bosque  de vistosos enebros, moles de piedra forradas  de musgo colorido y las melodías clandestinas de algunas “avecillas”,  nos agasajan por el tendido camino. Después de bregar con la cuesta hormigonada, llegamos a Marrupe, la explanada y en el pilón empedrado, paramos a repostar; compartimos viandas, y tiramos del menú tradicional;  dulces, pasas y fruta fresca para la andorga llenar, mientras asistimos a una nueva lección de “la altura ideal”, “libro, entrepierna, sillín, bla-bla…..” en otra clase magistral.  

 




































































































Reemprendemos la marcha y en el camino de vuelta,  a mis compañeros de fatiga, les propongo “rememorar una antigua senda” y como les "va la marcha" y  no saben decir que no, “pues aceptan”; nos debimos de pasar la entrada y como resultado, vueltas a las andadas, “estamos sin cobertura”, con las burricletas del ramal, por unos cerros de altura; tomillos, retamas y un mosaico de piedras descolocadas  con  los pertinentes saltos de vallas; ya sabéis, para mantener las buenas costumbres, nos lo tomamos con humor y calma por la abigarrada postal; a lo lejos, avistamos el camino buscado y desde aquí, hacia Sotillo nos enfilamos. Optamos por la alternativa más divertida, los continuos subes y bajas para “castigar un poco más la patas”; por estos lares, un tobogán de sensaciones se dispersa en todas las direcciones; agradables olores a monte recién regado, encinas bien caladas  y un  campo bendecido por los generosos aguazos regalados, mientras no dejamos de salvar repechos y escalar. A Ilde “El Suegro”,  a pesar que pedía alguna tregua, no se le resiste ninguna cuesta, “aunque todavía le falta algo de fuerza” según  nos comenta; pasamos por el puente del Marrupejo “el reformado y el más viejo” y después,  escalamos por la senda recientemente adecentada y asfaltada que nos guía hacía la villa de Segurilla. En este punto, el amigo Ilde,  nos deja y se dirige hacia su parcela donde en familia le esperan;  el trío restante, decidimos acompañar al caballero gamonino, para guardarle y custodiarle por el intrincado camino; atravesamos los afamados  cerros  con sus bien colocados “cuatro repechos” coronados con éxito, aunque tanto “rompepiernas” ya va haciendo mella, según se comenta… mientras, al amigo Roberto, le ha dado por jugar al escondite y al despiste, ya sólo nos queda el veloz descenso para la etapa rematar. Sin novedad, "aterrizamos" en la localidad gamonina, entramos en “el hogar de los amigos” para tomar unos refrigerios con sus respectivos pinchos y brindar por la jornada acontecida. Después de unos minutos de asueto y abrevar, marchamos bien tranquilos y “a gustito” para llegar a nuestro destino y  estirar. En estos momentos, damos novedades al “Presi” y a Gabriel “Lamparillas” que se han acercado, a interesarse por la etapa y a preguntarnos  ¿qué tal,cómo nos ha ido?








































































En definitiva, ruta circular de 65 kilómetros, los principales caminos transitados han sido: Camino de Velada-Mejorada-Segurilla-Cervera de los Montes-Pepino-San Román de Los Montes-Marrupe-Segurilla-Cerro El Bujo-Camino de Cervera-Sotillo de Las Palomas-Segurilla-Camino del Hituero-Segurilla-Mejorada-Gamonal-Velada.


Buen día………….SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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