miércoles, 17 de mayo de 2017

Ruta: Montesclaros-Aldea Arango-Parrillas


Domingo, catorce de Mayo, nueve caballeros veleños nos damos cita en el habitual punto de encuentro. Con las burricletas bien dispuestas,  pero sin etapa concreta, no parece que tengamos claro el itinerario, “nos vamos para Montesclaros”, sin saber por dónde y luego, ya vemos para donde tiramos. Antes de partir, la burricleta de Ilde “El Suegro”, da con la llanta en el suelo, “se ha desinflado en el coche” y en un periquete solucionamos el tempranero entuerto.

Iniciamos la jornada, por la vacía avenida hacia la gran cañada; cabalgamos bien agrupados, en modo distendido y  con amenas  chácharas,  entretenidos; a nuestro paso, el árido terreno  bien compactado  con  abundantes charcos, que las generosas lluvias nos han regalado. Por las huertas zorreras, contemplamos sus  árboles frutales y las revitalizadas viñas que se asoman al  plácido camino; por estos lares, cambiamos de “tercio” y decidimos “calentar las piernas” por la antigua subida de “las colmenas”. Algunos compañeros, no recordaban los pronunciados repechos, pero merece la pena mecernos por estos tranquilos vericuetos; esperamos y nos agrupamos, antes de lanzarnos por “La Herrería” en “un topabajo”.  Volvemos a salir a la anchurosa vía pecuaria y en este punto,  dos compañeros (Eduardo y El Maca) nos dejan,  quieren maquillar la ruta,  más cerca de casa; los demás, seguimos custodiando y vigilando vetustos y olvidados caminos; sin novedad, cruzamos el animado riachuelo, nos colamos en las inmediaciones de los  establos bien cuidados, atravesando parajes relajados y de encinas colmados. A estas horas, por estos privilegiados rincones,  todavía resuenan en mi cabeza los contundentes  acordes y magistrales  letras del concierto medinero de la noche pasada; “....oscura como la noche se acerca la soledad y por las calles se oyen palabras de libertad….” “aguas azules y claras, vientos que vienen del sur, falsas promesas al aire…”, “donde el cielo es azul, los niños quedan sin sonrisa…” “pensaba una noche a solas, si yo llegaría al cielo…” “…siempre que te miro, me recuerdas al ayer….” “…yo quise subir al cielo para ver y bajar al infierno para comprender….” “….velocidad, velocidad  ni el viento te puede alcanzar….” Ostras, que se me va “el santo al cielo”, pero no puedo dejar de “divagar”, mientras  nos estiramos por la tendida y rasgada  subida, para adentramos en  la ceñida vereda, perfumada por los  coloridos cantuesos ,  una callejuela de  jaras frescas,  las empapadas chaparreras y el embriagador  olor de la hierba fresca, nos hacen el paseíllo hasta la aldea montesa. En su ilustre plaza, paramos a repostar y abrevar; fruta fresca, pasas, dulces y algún   bocata, componen el menú de la escuadra veleña; minutos de asueto y buena armonía antes de  preparar  la partida.






  






































Reemprendemos la etapa,  por la vía asentada en la gratificante umbría; pasos asilvestrados y eso que pasamos de vez en cuando; altos hierbajos nos tapan el camino marcado, pero tiene su particular encanto, esta  enmarañada manta de hierba tapizada; a nuestro paso , caminos embarrados, más charcos y sin problemas el arroyuelo salvamos,  para continuar por pasos ganaderos, abrir algunas porteras y recrearnos por el tupido bosque arbolado; atrás, dejamos establos abandonados y el antiguo asentamiento de Aldea Arango. Desde este punto, la pista es más llevadera y está mejor compactada; “planeamos” por el remanso y transparente  encinar  y cruzamos la carretera, con las ideas más claras de dónde queremos aterrizar. Desde el  continuo sube y baja, miramos hacia el horizonte,  la estampa serrana nos aturde y embelesa con su peculiar  contoneo y sutil belleza; superamos algunos repechos por los “pelados cerros” en su día abrasados por el fuego traicionero. En este espacio elevado, afrontamos la rápida bajada, atrapando el aire límpido  y columpiándonos sobre el   “hilo del vértigo”, para después entrar en la callejuela empedrada y llegar a la villa parrillana. Tomamos el camino más directo y llevadero, ya que hay síntomas de fatiga y los calambres amenazan; mientras,  Roberto “El Bueno”  hace pruebas con una montura “más alta”, éste se empeña y en breve cambia. “Volamos” por la conocida vía, reduciendo y bajando la marcha cuando es necesario, sin dejar de mirar hacia atrás;  también, volvemos a cruzar el río Guadyerbas en otro punto más alejado que esta mañana temprano; recorremos el paraje adehesado y lujosamente calmado, avistando aguiluchos tanteando el terreno desde el cielo y unos cuantos buitres,  dando cuenta de un suculento banquete; recorremos las parcelas de “Trujillano”, siendo solidarios y manteniendo uno de nuestros preceptos, “no abandonar al compañero”. Por la estirada pista, se produce “una bacanal burriclista”, hay cambios de monturas y la surrealista escena,  parece una comedia  de tomas falsas; Gabriel “Lamparillas” encaramado en el tercer anfiteatro; Cristóbal “El Nazareno”, toma las riendas “de un poni de juguete” arrastrando los pies por el suelo, e Ilde “El Suegro” en  la montura “del yerno” se acomoda y no le pone "ningún pero". Sin más novedad, cada cual sube como puede la última pendiente y el efecto "novedad", parece que da alas a mis compañeros; felicitamos a Nicolás “Charcos” por su “esfuerzo, pundonor  y ganas de superación”, llegando  por “Los Perales” al punto de partida, paramos  unos minutos a estirar  y comentar las mejores jugadas y “el corral cerrado” durante la jornada. Hasta la próxima.

 































































Resumiendo, ruta circular de 55 kms, los principales caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Los Huertos, Camino de Las Colmenes (Cerro Arriero), Camino de la Herrería, Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Talavera-Montesclaros. Camino de Montesclaros-Aldea Arango-Parrillas; Camino de Arenas de San Pedro-Parrillas-Navalcán-Arenas-Velada.

Pd: Cristóbal, muchas gracias por la aportación fotográfica (2)


Buen día………..SALUD.



“mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,  no tengo tiempo ni sitio….” 


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