Domingo,
treinta y uno de diciembre, último día
del año y para no perder las buenas costumbres,
salida burriclista, para comenzar el señalado día con ánimo y rebosante
alegría. Por motivos varios y bajas de última hora, sólo Roberto “El Bueno” y
“El Relatero”, acudimos al pactado
punto de encuentro; “pues nada, marchando una de Enebros”.
Iniciamos
la jornada, temperaturas soportables nos acompañan y no podemos dejar de
recordar, el temporal de frío que nos atacó el año pasado en esta misma fecha;
por el camino del “Barbú”, cabalgamos
jubilosos y con brío, y ante nosotros se alza “la torreta de la Gamonosa”. Primera prueba para apretar y calentarnos las
piernas; escalamos al tran-tran, examinando minuciosamente el tramo empinado, contemplando los cerros
adormilados, mientras vareamos las colmadas cortinas del silencio. Nos
recreamos por el tupido callejón, salvamos los tímidos repechos y de “puntillas
y sin hacer ruido” cruzamos los pueblos vecinos. Desde este punto, ponemos
“salsa de colores” para la etapa elegida; nos adentramos en la serena oquedad,
de piedras y encinas atiborrada y continuos subes y bajas, acurrucados en medio de la nada; no perdemos
detalle del asilvestrado paraje, tampoco dejamos de “confesarnos”, hasta
flirteamos “con el día de jubilarnos” del mundo burriclista, somos realistas y
sabemos que este día tiene que llegar (Pero, esperamos que nos quede mucho
tiempo) . Somos estado de ánimos y un torrente de emociones que se “escurren y divagan” por
estos privilegiados rincones; a nuestro paso, saludamos a otros intrépidos
burriclistas, oteamos arroyos y pilones “todavía de agua sedientos” y la lustrosa vacada por los
calmados montes, desperdigadas. Por el
monótono camino, detrás de un manto de espesa niebla y allá en lo más alto,
“intuimos” las izadas antenas; sin dejar de “cascar”, hacemos la entrada triunfal en la aldea de
Marrupe, unos minutos de parada en el rebosado abrevadero y desde aquí, hacia
el ficticio sendero.
Cogemos “carrerilla” por la concurrida pista y
unos metros más adelante, se nos abren las puertas del edén inundado de vistosos enebros; salvamos la empinada cuesta,
sin dejar de intentarlo, claudicamos y “ponemos el píe en el suelo”, mientras
se abre el telón y nos colamos en el aclamado vergel; muretes de piedras bien
alineadas protegiendo la excelsa ciudadela y un ejército de colosales enebros custodiando el
excelente lugar. Revestido con sus mejores galas, “barbas de viejo” colgantes
que llegan hasta el suelo y retales del deslumbrante musgo, perfumando y dando colorido al idílico
cobijo. A nuestro paso, animadas melodías, elfos, duendes y la osada
ninfa, correteando por la vereda esquiva,
también nos alegran la vista;
inmortalizamos tramos de dibujos animados, entre desconfiados pedruscos, raíces
empapadas y ahondadas regueras, que dificultan el paso y lo hacen más
complicado. También, nos esmeramos por la continua cuesta, bien resguardada
entre amplias parcelas y vallados de piedra que nos llevan a “Cervera”. El
parque infantil, es el lugar elegido para repostar, compartimos dulces y
viandas, parada rápida, que se nubla y helados nos podemos quedar. Por el
asfaltado camino rural, escalamos hasta
“el depósito” y por “el parque de atracciones” de la senda de los leñadores, nos perdemos
“como exhalaciones”. A la llegada a Segurilla, “llevo el culo al aire”,
mi compañero Roberto, me avisa; “el culotte” estaría desgatado y una “nalga
de reojo” va asomando. Cruzamos las villas cerreras –también Mejorada- , que se
están preparando y engalanando “para sus
populares carreras” de fin de año. Después de tanto “andorrear”, tomamos el
camino gamón, con éxito y furor nos
enfrentamos “a sus cuatro repechos”,
bien repartidos por la apaciguada vía; después del señalado arreón y en
pleno descenso, mi compañero de fatigas,
me señala la ubicación “del secreto
chozo de pastor” y en un “topabajo”, sin más novedad, arribamos en la
villa de Gamonal. Felicitaciones y buenos deseos –para el nuevo año- entre nosotros y para nuestros familiares,
amigos y compañeros: “El universo encuentra distintas formas para incrementar
nuestra prosperidad”.
En
definitiva, ruta circular de 53 kilómetros, los principales caminos transitados
han sido: Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino del Hituero, Antiguo
Camino de Segurilla a Sotillo, Senda de Cervera- Camino de Los Dornajos, Camino
de Segurilla a Marrupe-San Román de los Montes- Senda de Los Enebros- Cervera
de los Montes-Segurilla. Senda de Los Leñadores (Contrabandistas)-
Segurilla-Mejorada-Gamonal-Velada.
Pd:
Roberto, muchas gracias por tu aportación fotográfica (7)
Buen
día…….SALUD.
“mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo
tiempo ni sitio….”
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