Domingo dos de septiembre, para esta
jornada, tenemos planificada “la
enésima” visita a la Sierra de Gredos;
hace tiempo, marcamos en nuestro
calendario “presenciar el paso de la vuelta ciclista” desde la mítica altura:
El Puerto el Pico, es el gran asalto. Seis caballeros veleños, nos desplazamos
hasta Arenas de San Pedro, “Los Castaños” es el punto pactado, para etapas “de
altos vuelos”.
Comenzamos la jornada, “visitando” las
principales calles de la villa y acurrucados en nuestras “monturas” por las
bajas temperaturas; entre parcelas arboladas
y chalés coquetos, escuchamos los
acordes del alegre riachuelo. Desde el minuto uno, nos
mimetizamos con soltura y aplomo con el deslumbrante paraje; abusamos de la sentida
tranquilidad, del frescor que nos regala la placentera mañana y de la exagerada
armonía que respiramos por el tupido
pinar. El grupo de veleños, mostramos nuestras preferencias de temporada, los excesivos
comentarios y las caras de felicidad, por sí solas hablan y nos delatan.
A nuestro paso, divertidas sendas, repechos varios, angostas acequias de agua cristalina que dan
vida y colorean a las afortunadas villas
y un vergel de castaños que nos mantienen entretenidos por la continuada
escalada, hasta coronar en la localidad
de “El Arenal”. Desde aquí, suenan
gaitas, dulzainas y “tambores de guerra” porque “tenemos concierto en el puerto del Arenal”; entramos “en territorio
comanche”, los agraciados paisajes, ¿serán una trampa? ¿Alucinaciones quizás? No
hay publicidad, ni anuncios, ya que “esto va a ser un no parar”; descomunales
rampas de hormigón, colosos muros que nos ponen a prueba una vez más, desde el quince hasta el veintisiete de
desnivel, según nos informan los compañeros “que llevan sofisticados artilugios” para tomar el pulso a la
pendiente criminal. Pero, que sin saber estos números, también se va muy a
gusto y a veces, es mejor no conocer, “ojos que no ven, corazón que no siente”
(aunque las piernas sí) . Lo digo, por eso de evitar sobresaltos y sustos. Nos
retorcemos como culebras por el placentero castañar; encabeza “el
infierno” Medina “El Estratega”, Alberto
“El Maestro Ceramista” lo da todo a su par, para no variar. Destacar, al amigo Luci “Fromme”, por su entrega y tenacidad, otro día
más, que viene sin descansar, sin
comentarios. Martín “El Fiero” por algo
luce este apodo, nada le amedranta y
brega con firmeza y seguridad, como en las épicas batallas; aunque, cuando se entera de los dígitos escalados, se
lleva las manos a la cabeza. Diego “Sin Miedo”, titula con nota alta, a pesar
de su ausencia, por sus merecidas
vacaciones (¡¡qué ganas tenías de volver a tú querida sierra!!! Gañán) y que
esta “encerrona” de subida desconocías.
Después del empinado susto, cabalgamos por parajes más “serenos y tranquilos”,
aunque pican “parriba”, no “nos sofocamos”, ni el atractivo pinar escucha
nuestros lamentos y quejidos. Salimos a la vía asfaltada, que por “la fiesta ciclista”, se nota algo más transitada; también coronamos “El Alto de la Centenera” y en un
“tobajo”, planeamos los paisajes más ensalzados del lugar; somos testigos, de como poco a poco los pinos nuevos van asomando
y de las genuinas vistas que nos brinda el Barranco de Las Cinco Villas. Todo un lujo
para los sentidos, para los paladares más exigentes y exquisitos, el degustar estos rincones idílicos.
Por estos lares y en pleno delirio
terrenal, recibimos una llamada de Ilde “El Suegro”, en esta ocasión, ha
cambiado la burricleta, por su moto y “Costy” su esposa, para disfrutar de la festiva etapa. Después de gestionar los
tiempos y el lugar, quedamos para después de bajar, encontrarnos en la localizada señal.
Nosotros, como vamos con tiempo, también queremos conquistar “El Pico”; no se
hable más y a escalar. A nuestro paso, ya se respira el mágico ambiente; más
ciclistas escalando, las cunetas de gente
abarrotadas y vitoreando y
animando a los que por aquí pasamos. Como no podía ser de otra manera,
“otro calentón” antes de coronar el mítico puerto, bien engalanado y ataviado
para la merecida ocasión. En la cima, salen a recibirnos los amigos gamoninos
(El Lobo y Óscar “Boliche”), “no os
perdéis ni una” entre risas nos comentan y nos agasajan con alabanzas y fresco
zumo de cebada. Fotografías de rigor para el recuerdo, mientras nos empapamos
del buen rollo y de la armónica atmósfera que se respira en las encantadas
alturas. Después de refrescarnos y coger aire, nos recreamos por la concurrida
bajada y del movimiento coordinado por la
multitud de visitantes, que
van cogiendo posiciones, para disfrutar del conocido evento
internacional. Nos “instalamos” en un altar privilegiado, ¡¡¡¡este punto, es el
no va a más!!! Con tiempo de sobra, nos hubiera dado tiempo “a subir otro
puerto”. Merece la pena la espera; llamadas que nos avisan que ya salieron de
Talavera, incluso desde el móvil “lo vemos en directo”; risas y bromas, agradables momentos entre
amigos y compañeros que hacen de esta
pausa “algo más de una hora”, bastante entretenida y amena en pleno pulmón
de la agraciada sierra. Es todo un espectáculo ver la perfecta y numerosa comitiva multicolor (cuerpos de seguridad,
equipos de apoyo y logística particular de los equipos) que desfilan por la empinada carretera.
También, nosotros recibimos aplausos y
saludos por parte del singular cortejo y una fotografía de regalo que nos “tiran” desde el coche de “movistar” (“en esta página
la podéis capturar” –movistar likes-). El fugaz
paso de los principales protagonistas –los ciclistas-, es sencillamente
llamativo y sensacional; independientemente de “lo que pueda haber
detrás”, tienen todo mi reconocimiento, respeto y admiración como profesionales
y ejemplares personas, dignas de apreciar y estimar.
Después del paso de la caravana móvil,
a nosotros nos toca pedalear “un poco más”; es casi todo bajada y algún repecho
tendremos que afrontar, nos avisa el amigo Alberto. Recogemos y plegamos la abarrotada sierra y a nuestro
paso, nos encontramos con decenas de burriclistas que “han pensado” como
nosotros y también se han acercado a “ver la vuelta”. Esta circunstancia, nos
favorece y volamos con el inesperado pelotón por la vía de La Morañega a media
ladera, contemplando las genuinas vistas que nos albergan, pero a estas horas, “con algo de prisa”. En un plis-plas y sin
apenas hacer ruido, salvamos este escollo y la última bajada, la tenemos reservada
por el acogedor pinar. Sin más novedad, rodamos con alegría sobrada hasta que
arribamos en el punto de partida.
En definitiva, ruta circular de 50
kms, los principales caminos transitados han sido: Camino de Las piscinas
naturales, Los Torrejones, El Tejar, La Malana, El Arenal, Camino del Puerto de
El Arenal, Puerto de La Centenera, Puerto El Pico- Camino de la Centenera,
Camino de la Morañega, Camino de los Marianistas- urbanización de Los Castaños.
Pd: Gracias al vehículo de movistar likes por su aportación fotográfica
(1)
Buen día………SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”
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