lunes, 10 de septiembre de 2018

Ruta: Subida Puerto de El Pico con la Vuelta Ciclista


Domingo dos de septiembre, para esta jornada,   tenemos planificada “la enésima”  visita a la Sierra de Gredos; hace tiempo,  marcamos en nuestro calendario “presenciar el paso de la vuelta ciclista” desde la mítica altura: El Puerto el Pico, es el gran asalto. Seis caballeros veleños, nos desplazamos hasta Arenas de San Pedro, “Los Castaños” es el punto pactado, para etapas “de altos vuelos”.

Comenzamos la jornada, “visitando” las principales calles de la villa y acurrucados en nuestras “monturas” por las bajas temperaturas; entre parcelas arboladas  y chalés  coquetos, escuchamos los acordes  del  alegre riachuelo. Desde el minuto uno, nos mimetizamos con soltura y aplomo con el deslumbrante paraje; abusamos de la sentida tranquilidad, del frescor que nos regala la placentera mañana y de la exagerada armonía que respiramos  por el tupido pinar. El grupo de veleños, mostramos nuestras preferencias de temporada,  los excesivos  comentarios y las caras de felicidad, por sí solas hablan y nos delatan. A nuestro paso, divertidas sendas, repechos varios,  angostas acequias de agua cristalina que dan vida y colorean a las afortunadas  villas y un vergel de castaños que nos mantienen entretenidos por la continuada escalada,  hasta coronar en la localidad de  “El Arenal”. Desde aquí, suenan gaitas, dulzainas y “tambores de guerra” porque “tenemos concierto en  el puerto del Arenal”; entramos “en territorio comanche”, los agraciados paisajes, ¿serán una trampa? ¿Alucinaciones quizás? No hay publicidad, ni anuncios, ya que “esto va a ser un no parar”; descomunales rampas de hormigón, colosos muros que nos ponen a prueba una vez más,  desde el quince hasta el veintisiete de desnivel, según nos informan los compañeros “que llevan sofisticados  artilugios” para tomar el pulso a la pendiente criminal. Pero, que sin saber estos números, también se va muy a gusto y a veces, es mejor no conocer, “ojos que no ven, corazón que no siente” (aunque las piernas sí) . Lo digo, por eso de evitar sobresaltos y sustos. Nos retorcemos como culebras por el placentero castañar; encabeza “el infierno”  Medina “El Estratega”, Alberto “El Maestro Ceramista” lo da todo a su par, para no variar. Destacar,  al amigo Luci “Fromme”,  por su entrega y tenacidad, otro día más,  que viene sin descansar, sin comentarios.  Martín “El Fiero” por algo luce este  apodo, nada le amedranta y brega con firmeza y seguridad, como en las épicas batallas; aunque,  cuando se entera de los dígitos escalados, se lleva las manos a la cabeza. Diego “Sin Miedo”, titula con nota alta, a pesar de su ausencia, por  sus merecidas vacaciones (¡¡qué ganas tenías de volver a tú querida sierra!!! Gañán) y que esta “encerrona” de subida  desconocías. Después del empinado susto, cabalgamos por parajes más “serenos y tranquilos”, aunque pican “parriba”, no “nos sofocamos”, ni el atractivo pinar escucha nuestros lamentos y quejidos. Salimos a la vía asfaltada, que  por “la fiesta ciclista”, se nota  algo más transitada; también  coronamos “El Alto de la Centenera” y en un “tobajo”, planeamos los paisajes más ensalzados del lugar; somos testigos, de  como poco a poco los pinos nuevos van asomando y de las genuinas vistas que nos brinda el  Barranco de Las Cinco Villas. Todo un lujo para los sentidos, para los paladares más exigentes y exquisitos,  el degustar estos rincones idílicos. 

















































Por estos lares y en pleno delirio terrenal, recibimos una llamada de Ilde “El Suegro”, en esta ocasión, ha cambiado la burricleta, por su moto y “Costy” su esposa, para disfrutar  de la festiva etapa. Después de gestionar los tiempos y el lugar, quedamos para después de bajar,  encontrarnos en la localizada señal. Nosotros, como vamos con tiempo, también queremos conquistar “El Pico”; no se hable más y a escalar. A nuestro paso, ya se respira el mágico ambiente; más ciclistas escalando, las cunetas de gente  abarrotadas y vitoreando y  animando a los que por aquí pasamos. Como no podía ser de otra manera, “otro calentón” antes de coronar el mítico puerto, bien engalanado y ataviado para la merecida ocasión. En la cima, salen a recibirnos los amigos gamoninos (El Lobo y  Óscar “Boliche”), “no os perdéis ni una” entre risas nos comentan y nos agasajan con alabanzas y fresco zumo de cebada. Fotografías de rigor para el recuerdo, mientras nos empapamos del buen rollo y de la armónica atmósfera que se respira en las encantadas alturas. Después de refrescarnos y coger aire, nos recreamos por la concurrida bajada y del movimiento coordinado por la   multitud de  visitantes, que van   cogiendo posiciones,  para disfrutar del conocido evento internacional. Nos “instalamos” en un altar privilegiado, ¡¡¡¡este punto, es el no va a más!!! Con tiempo de sobra, nos hubiera dado tiempo “a subir otro puerto”. Merece la pena la espera; llamadas que nos avisan que ya salieron de Talavera, incluso desde el móvil “lo vemos en directo”;  risas y bromas, agradables momentos entre amigos y compañeros que hacen de  esta pausa  “algo más de una hora”,  bastante entretenida y amena en pleno pulmón de la agraciada sierra. Es todo un espectáculo ver la perfecta y numerosa  comitiva multicolor (cuerpos de seguridad, equipos de apoyo y logística particular de los equipos)  que desfilan por la empinada carretera. También, nosotros  recibimos aplausos y saludos por parte del singular cortejo y una fotografía de regalo que nos “tiran”  desde el coche de “movistar” (“en esta página la podéis capturar” –movistar likes-). El fugaz  paso de los principales protagonistas –los ciclistas-, es sencillamente llamativo y sensacional;  independientemente de “lo que pueda haber detrás”, tienen todo mi reconocimiento, respeto y admiración como profesionales y ejemplares personas, dignas de apreciar y estimar.

Después del paso de la caravana móvil, a nosotros nos toca pedalear “un poco más”; es casi todo bajada y algún repecho tendremos que afrontar, nos avisa el amigo Alberto. Recogemos  y plegamos la abarrotada sierra y a nuestro paso, nos encontramos con decenas de burriclistas que “han pensado” como nosotros y también se han acercado a “ver la vuelta”. Esta circunstancia, nos favorece y volamos con el inesperado pelotón por la vía de La Morañega a media ladera, contemplando las genuinas vistas que nos albergan, pero a estas horas,  “con algo de prisa”. En un plis-plas y sin apenas hacer ruido, salvamos este escollo y la última bajada, la tenemos reservada por el acogedor pinar. Sin más novedad, rodamos con alegría sobrada hasta que arribamos en el punto de partida.

 






































En definitiva, ruta circular de 50 kms, los principales caminos transitados han sido: Camino de Las piscinas naturales, Los Torrejones, El Tejar, La Malana, El Arenal, Camino del Puerto de El Arenal, Puerto de La Centenera, Puerto El Pico- Camino de la Centenera, Camino de la Morañega, Camino de los Marianistas- urbanización de Los Castaños.

Pd: Gracias al vehículo de  movistar likes por su aportación fotográfica (1)


Buen día………SALUD.


“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”

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