lunes, 15 de julio de 2019

Ruta: Circular Cerrera, Cuestas y Sendas


Domingo, catorce de Julio, cuatro caballeros veleños y Fernando el benjamín aspirante, nos damos cita en el habitual punto de encuentro. Con las burricletas bien dispuestas, pero sin  la ruta pactada, buscamos “consuelo” por los territorios cerreros  de Mejorada.

Todavía a estas alturas del cuento, me pregunto ¿por qué tendría  que valer la pena? ¿Por qué todavía permanecemos  en la brecha? ¿Por qué continuamos saliendo cada domingo y durante “días sueltos” cuando nuestras obligaciones  nos lo permiten? Quiero dejar claro, que sólo  estoy hablando desde una  visión cicloturista y mi particular experiencia:  por mucho que montemos durante la semana, por muchos años que llevemos practicando mtb, por muchos retos y épicas conseguidas, por muchos kilómetros anuales que hagamos, por cientos de  marchas (carreras para otros) a las que nos inscribamos, por los  incontables puertos que coronemos, por las mejores medias que obtengamos en cada salida, por lo bien equipados que vayamos etc, hacemos cicloturismo sin más. Conseguimos “picos” de forma “aceptables” según la “dedicación”  (cantidad-calidad), tampoco tiene mucho misterio, la vela ya está inventada. Pero con los años, me he dado cuenta que está el componente personal que desarrollamos/fortalecemos  con esta práctica deportiva, como la constancia, esfuerzo, paciencia,  fuerza de voluntad, organización, planificación (gestión del tiempo) , toma de decisiones,  solidaridad, perseverancia, disciplina,  respeto por la naturaleza (por supuesto, por las personas) , compañerismo, amistad,  trabajo en equipo, bienestar emocional y según algunos manuales,  mejora de nuestra salud,  toda una declaración de intenciones para conseguir la superación personal. “No hay atajos para llegar a los lugares que merecen la pena”, “no escalas montañas para que todo el mundo pueda verte sino para que tú puedas ver el mundo ”.

Comenzamos la jornada cabalgando hacia  la real cañada, bien agrupados  atravesamos los llanos del “Baldío” y “para desayunar” ,  nos trasteamos  “El Bonal” a medio gas, todavía en plena calma, ataviado  de paz. Por las villas vecinas, nos encontramos con el amigo   Roberto “El Bueno” que según nos comenta, ya tiene “los deberes hechos”;  a pesar de todo,   le invitamos a hacer “unos senderitos”, sabemos que se queda “con las ganas” pero tiene encargado  “algunas tareas de casa”. Abandonamos los núcleos urbanos cercanos  y en parajes más vistosos nos adentramos; salvamos una caterva de cuestas cerreras, pasos empinados y algunos desniveles menos benévolos que nos ponen a prueba;  una vez más, profanamos los laberintos de angostas sendas, mientras  nos recreamos con los suaves olores del monte que se desprenden entre  los muretes de piedras.  Disfrutamos salvando dificultades empedradas, volamos por “el tobogán del pozo”, aireando los sentidos, echando la mente a divagar  y deleitándonos dentro del  afortunado rincón. A nuestro paso, praderas resecas, “El Marrupejo” repleto de arena,  una desolada  postal con  los restos de hierba a ras  de tierra y salteadas sombras nos alivian de las tímidas  temperaturas que no arrancan a elevar. Sobre la marcha, “sin apenas hacer hambre” echamos un tentempié de “bocao”, pero  el amigo Gabriel “Machaque” no perdona “el bocata” aunque todavía no sea la hora.




















Reemprendemos la marcha, replegando las estampas cerreras; Fernando de fuerzas sobrado; Gabriel  “sufriendo”,  hace unas horas ha llegado  de vacances y se queja que la forma le ha abandonado,  bastante mérito tiene con haberse apuntado a “este sarao”; Jesús “El Serrano” se defiende y tiene ganas de marcha para alargar la etapa; Luci “Froome”, se exhibe por los continuos subes y bajas, pero llaneando tampoco se queda atrás. En la villa zorrera recargamos las botijas, para no tener sorpresas en la vuelta; rematamos “la merienda” y los sabios del lugar nos avisan  “cabra coja no quiere siesta y si la tiene, cara le cuesta”. Pues lo dicho, tomamos en serio dichos consejos y  no dejamos de pedalear, viramos por detrás de la ermita para “evitar la prueba burriclista” que en esta jornada se celebra. Sobrevolamos los cerros de “Las Piedras Caballeras” que en sus puntos más “críticos” apenas nos ofrecen resistencia y desde Gamonal , afrontamos la parte más llana; ritmo constante, polvo con el aire de cara, los pestosos  baches del carril y el sol que amenaza con atizar,  son los ingredientes que añadimos para engordar la dominguera etapa. “La paciencia  y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el que las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen”. Hasta la próxima.  
  
 



















Resumiendo, ruta circular de 58 kms, los caminos transitados han sido: Cañada Real Leonesa Oriental, Camino de Los Huertos, Camino del Bonal, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino del Hituero, Antiguo Camino de Segurilla-Sotillo, Vereda de Cervera (“Cien años”), Camino de Meregil, Sendero del Pozo, Camino de Los Dornajos, Camino de Marrupe-Sotillo-Hituero-Segurilla-Mejorada-Gamonal- Carril de Las Mulas- Camino Real- Velada.

Buen día………SALUD.


“….mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…..”

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