Domingo, treinta de junio, con la
temida ola de calor azotando en primera
línea, atacando con tesón a la vasta
comarca y toda su periferia y las disparadas temperaturas “abrasando” a las extensas llanuras
. Huyendo de la calurosa jornada, marchamos a Arenas de San Pedro ¿quién ofrece
otra alternativa mejor? Cuatro
caballeros veleños, bien dispuestos y
pertrechos, otra semana más, nos aventuramos por territorios montañosos, en busca de nuevas sensaciones y un ambiente más fresco.
En esto de definir conceptos, se da la
dificultad añadida de querer concretar y en particular, de acertar con
rigurosidad y exactitud milimétrica,
para intentar poner de acuerdo a
escépticos eruditos, legos en la
materia, detractores frustrados, doctos estudiosos
y personas de opiniones varias. En este caso, ¿qué estamos diciendo cuando queremos definir la belleza? (ahí es nada, 2500 años después, sin llegar a un acuerdo). En primer lugar,
dar y “querer encontrar” la definición
de “un vocablo”, resulta bastante
complicado, ambiguo , laborioso y no digamos “el querer consensuar en una
comunidad”. ¿Hablamos de una cualidad
tangible o inmaterial? ¿Quizás una noción abstracta? ¿Podemos
hablar de una apreciación subjetiva u objetiva? ¿Tal vez, una categoría mística, romántica o filosófica? ¿Se trata, de un concepto
superficial o cargado de profundidad? ¿Es una ilusión, un sentimiento o una
incontrolable emoción? ¿Hablamos del
mismo concepto de belleza, cuando se lo atribuimos a un caballo, a un vehículo, a un
paisaje de montaña o, a una persona? “La belleza exterior atrae, pero la belleza
interior cautiva”. Y tú, ¿Cómo definirías la belleza?
En el pactado punto de encuentro de
Arenas (Enfrente de “La Bombonera”), hablamos sobre la ruta propuesta y otras alternativas que nos ofrece la
empinada orografía del terreno arbolado:
conclusión, para disfrutar, cuestas y
puertos no han de faltar. Con Medina “El Estratega” liderando la etapa, buscamos
elevados parajes y estampas que nos “dejen sin habla”; Diego “Sin
Miedo”, de alegría no cabe en su gozo,
ganas tenía de volver a “su querida
Sierra de Gredos” y mi amigo Gabriel “Machaque”, aguerrido caballero que sabe sufrir en las más duras batallas y,
mil veces a las dificultades
sobreponerse; ya se escuchan sus gritos
de guerra, TULÉ-TULÉ-TULÉ por las indómitas alturas.
La ruta marcada, es un recital de joviales y espectaculares sendas, estratégicamente escondidas en la umbría
del frondoso bosque; las generosas
temperaturas y el placer de
cabalgar a la sombra , otro regalo para deleitarnos en esta etapa montesa; interminables subidas que nos ponen a
prueba e imposibles rampones
mantenidos del 20% que nos exigen lo
mejor de uno mismo, entre resoplidos y
apretones. Atravesamos imponentes arboledas, primero de pinos para coger
altura, más adelante, el grandioso
robledal nos tiende su mano y nos obsequia con su genuina postal, cargada de encanto, supone un refugio para ilusos y desamparados.
A nuestro paso, multitud de pilones
desbordados de agua fresca para abrevar, amenas conversaciones, agradables momentos y
risas que no pueden faltar; comentarios delirantes ante la majestuosidad
del izado paisaje, intuimos que
provocados “por el mal de altura”.
Un ejército de moscas cansinas “nos atacan e incordian” rondando nuestras
sudadas caras, cuando estamos
escalando, en pleno esfuerzo y entregados en las
dificultosas cuestas. Pero, ¿cómo no vamos a volver? No hemos finalizado y la
próxima ruta ya estamos planificando,
otra y otra más, sin calendario nos vamos a quedar; un torrente de emociones
nos embriaga en la acogedora soledad del pinar. Nos sentimos afortunados, privilegiados, ante la acreditada belleza que se extiende a nuestro paso;
balcones colgantes, que nos invitan a
recrearnos con sus espectaculares vistas, en medio de la nada, inundados en la
quinta maravilla. En estos bendecidos lares, nos adueñamos de la palpable
tranquilidad, de los profundos suspiros que rezuman de su silencio y de la pureza del aire limpio, que por la tupida arboleda se recrea. Nos
encontramos con Lhesem “La Gacela del Sáhara”, que de turismo anda (“¿Habrá
venido corriendo desde Velada?”), buscando la mejor charca para pasar la
festiva jornada; le damos novedades y continuamos con nuestra marcha. También,
afrontamos, largos y divertidos descensos por los calmados rincones; saboreamos
los productos delicatesen de chocolate, miel y vainilla que encontramos en los
lujosos tramos; volamos con
elegancia, como las estilosas rapaces,
recuperando el resuello y las piernas, mientras nos recreamos por la idílica
postal, que la sierra nos tiene preparada como un exquisito manjar. Salimos
airosos de multitud de lides sangrientas, sabiendo sufrir con honor,
combatiendo con dignidad y arrojo;
cuando flaquean nuestras fuerzas, ahí está el compañero para darnos
ánimos y aliento, caemos una vez y nos levantamos cinco. Nunca nos damos por
vencidos, hablamos de nuevos retos, empapados en sudor, sonreímos, brindamos
con zumo de cebada fresca y buenos
aperitivos, para recrearnos con la
última batalla: “Piensa en toda la belleza que queda a tu alrededor y sé
feliz”. Hasta la próxima.
Resumiendo, ruta circular de 52 kms ( 1200
metros desnivel +) los principales caminos transitados han sido: Senda de los
pescadores, camino de los Llanos, Camino de la Pregonera, Camino de
Arenas-Poyales (GR 293), Camino de las Manzorreras, GR 180 (Poyales- Guisando),
Camino del Portezuelo a Guisando- El Hornillo (GR 293)-Camino de La Francisca,
El Hornillo-Arenas de San Pedro.
Buen día……………….SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…..”
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