Domingo, quince de septiembre, sin la
hora cambiada todavía, en el lugar de
costumbre, ocho caballeros veleños acudimos a la cita burriclista; bien
dispuestos y pertrechos con nuestras burricletas,
en el cartel de la ruta se anuncian, pueblos y
kilómetros, teniendo en cuenta el próximo reto. Un quinteto, optamos por la
larga alternativa, los demás compañeros, quieren una jornada más tranquila.
Inmediatez, prisas, mucho ruido –en
sentido amplio- y “experiencias en
diferido”, conviven con nosotros en nuestro día a día; no es lo mismo, querer que
hacer; no podemos aprender primero a correr que andar; por la misma
razón, no es lo mismo “voy” que salir;
nada tiene que ver, ser actor principal con ser un espectador más; por supuesto, desde
“el trono del sofá” no podemos jugar a
ser héroes, ni por las altas cumbres volar, ni mucho menos, agradables sensaciones experimentar, ni tan siquiera imaginar la magia de un determinado momento ni lugar. Tampoco, nuestro “super-móvil
inteligente” nos va a guiar hacía el más
allá, ni por nosotros va a “cabalgar”; no es lo mismo estar, a que te lo cuenten los que allí nunca estuvieron. “La
vida no tiene sentido, se lo das tú, con lo que haces, con lo que te apasiones,
con tus ilusiones. Tú, construyes el universo a tu medida”. “La suerte es el esfuerzo
enmascarado. Cuanto más te esfuerces,
más suerte tendrás”.
Iniciamos la jornada, por el camino de
“Los Perales” dirección Mejorada; en el punto de mira , la fortaleza de “La
Gamonosa” para abrir boca; después de la lluvia de la noche pasada, es todo un
placer, degustar los deliciosos olores que rezuman de los calados cerros; nos
recreamos con la amable sensación de frescor,
que parece nos va a acompañar durante esta expedición. Cabalgamos bien
agrupados, en armonía por la compactada
pista, comentando asuntos varios;
atravesamos las villas vecinas, siendo
testigos de los rastros de las “fiestas de Segurilla”. Por estas ínsulas, como es pronto todavía, nos
ponemos en contacto con “el comando de Talavera” que a las nueve salían”, para informarles
que marchamos por el camino de Cervera; “sin prisas pero sin pausa”, reducimos “algo” la marcha, “éstos, nos van a alcanzar”. Bromas y risas por el asfaltado
camino, que poco a poco se va empinando;
parece que el agua caída, además de refrescarnos, nos da alas y más alegría; atrás, –sin apenas
darnos cuenta- dejamos la localidad de
Cervera y bajando hacia Pepino cogemos aire por la agradecida y tupida
callejuela y nos adentramos en el paraje de “las siete puertas”. Un valle de
calma y tranquilidad encontramos por la parcela de Doña Germana, mientras seguimos contando “porteras”,
reduciendo la marcha y mirando para atrás, “todavía no les vemos, ¿por dónde
vendrán? Nosotros a lo nuestro, en breve nos alcanzarán. San Román dejamos a
nuestras espaldas, para empezar a escalar; por el rincón de los enebros, la
belleza y la quietud cabalgan a nuestro lado;
suben las pulsaciones por el maravilloso lugar y “embrujados” por su hechizo no dejamos de pedalear. Coronamos con éxito,
nos agrupamos y mientras esperamos, también llegan los compañeros talaveranos
(Diego “Sin Miedo”, Antonio Median y Cristóbal “El Nazareno”); más distendidos,
por el camino nos damos novedades y nos
comentan sobre “el calentón” que se han pegado para llegar. Más adelante, en el
pilón de Marrupe, paramos a repostar. Unos minutos de relax, nos hidratamos y
algo picamos, para reponer fuerzas y
afrontar la segunda parte de la etapa. En este punto, también aparecen Ilde “El
Suegro” y Jesús “El Serrano” (los del turno de las nueve) ; Roberto “El Bueno”,
también nos deja y desde aquí, por caminos varios, emprendemos la vuelta.
Los demás, reemprendemos la
marcha; por el idílico lugar, nos
montamos en un remanso de paz y tranquilidad,
un mar de encinas ondean a
nuestro paso, estrechas sendas van abriendo la colmada dehesa y un raposo con
prisa, en pleno deleite se nos
atraviesa. Cuando salimos al marcado camino, por la parte delantera “a destajo”
se pedalea; no hay tregua por las anchuras de la cañada, ni por sus rasgados toboganes,
por lo que, arribamos y cruzamos Sotillo, “casi sin llamar”. Desde
aquí, por la vía más salvaje y “querida” por la cuadrilla; continuos subes y
bajas por los despejados y limpios cerros, planeamos sin alas por los puntos
más rápidos y las empinadas cuestas del Marrupejo, también son un caramelo dulce “para los más picaos”. Más adelante, custodio la retaguardia
y espero para ir todos acompañados; el amigo Gabriel “Machaque” me dice que
“parece que he pinchao”; dos veces damos
aire a la rueda, mientras nos llaman “los adelantaos”, damos novedades de la
avería y en “La Cruz de los
Arrepentidos”, montamos el taller de campaña; la cubierta ni rastro de
“pegamento”, “¿cómo iba a sellar?”, poniendo la cámara nueva tenemos que arreglar. Como vamos bien
de tiempo, queremos alargar la etapa; “escuchando misa” cruzamos Segurilla, también
dejamos atrás Mejorada para apostar por
el camino de Gamonal; recorremos los reconocidos caminos, bien
estudiados y tantas veces cabalgados que hasta los baches y regueras contamos;
salvamos los correspondientes repechos y por la bajada arreglada, disfrutamos y
en menos de “ná” entramos en Gamonal. Circunvalamos
dicha localidad, hacia los territorios
del “indio”, subimos el menhir, nos
colamos en el callejón de las dehesillas
y salimos a la laguna del conejo para hacer más tiempo y sumar kilómetros; por
estos lares, cerramos y echamos el candado al corral y damos por finalizada la jornada. Hasta la próxima.
Resumiendo, ruta circular de 77 kms
(1.100 metros desnivel +) los principales caminos transitados han sido: Camino de Los
Perales, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla-Cervera de Los Montes-Pepino-San
Román de Los Montes- Marrupe-Cervera-Navamorcuende-Sotillo de Las Palomas
(Cañada Real Leonesa Oriental)- Camino Antiguo de Segurilla-Camino del Hituero-
Segurilla-Mejorada- Gamonal- Monte Nuevo- Las Dehesillas- Velada.
Buen día…………….SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…..”
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