Domingo, veintinueve de septiembre, en
el lugar de costumbre, cinco caballeros
veleños acudimos puntuales a nuestro punto de encuentro (otros tantos, nos aguardan en Segurilla); con las
burricletas bien dispuestas, las cabezas despejadas –por la cuenta que nos
tiene-y las piernas “avisadas”, nos
disponemos a realizar “la gran etapa”, la clásica de las clásicas, la más
exigente en nuestras proximidades, simplemente
una ruta de etiqueta y altura.
Último test, antes de afrontar el gran reto de la próxima semana
(La conquista de El Barco de Ávila). Esta prueba, es la vara de medir, la que nos acaricia o nos
atiza con ganas, la que nos encumbra o
nos hunde, la que nos posiciona y coloca
a cada uno en nuestro lugar. Examen “de
repaso” con "las preguntas" que nos vamos a encontrar -la próxima semana- , que nos evalúan, para poner en práctica los
pequeños detalles que marcan la diferencia y que conviene recordar, en esta “etapa de repaso”. Cada cual tiene “su ritmo
constante”; sobre todo, es una etapa de resistencia, en la cual, vamos a estar bastantes horas
sobre nuestras burricletas, dando pedales por lugares desconocidos e inhóspitos, por lo que, hay que beber y comer constantemente
(“hidratarnos sin sed y comer sin
hambre”) para evitar sorpresas y recibir visitas inesperadas (“El tío del
mazo”); no menos importante, es el saber gestionar las fuerzas, (“por mucho
correr no amanece más temprano”); “los
convocados”, sabemos que no va a ser “una charlotada cualquiera”, nos vamos a
enfrentar a exigentes cuestas, puertos y desniveles considerables , además de la larga kilometrada que nos aguarda; no van a
faltar momentos de sufrimiento, exigencia, sudor y “lágrimas”, antes de recoger
los mejores frutos de la cosecha. “El éxito en la vida no se mide por lo que
logras, si no por los obstáculos que superas”: “El cincuenta por cierto del
éxito es ser positivos, el resto es dedicación”.
Comenzamos la jornada, dirección la
cañada, bien agrupados de todo un poco
hablamos (mecánica, rutas y bolerías varias), sin forzar nos enfrentamos a la
impasible muralla de la Gamonosa “las
buenas obras con la fresca”; recorremos la
sentida serenidad del callejón cerrero,
nos refugiamos en el amable frescor de la mañana por la vía bien compactada;
atravesamos las villas vecinas y en Segurilla, a nueve caballeros aumenta la
cuadrilla. Sin “apearnos de nuestras monturas,
ni pararnos”, saludos, novedades y arreando “palante”; nos adentramos
en el discontinuo tobogán, camuflado entre encinas; salvamos los correspondientes tramos empinados, otros, más nobles, repechos limpios unos, agrietados
otros, para sumar desnivel poco a poco. Sin prisa, pero sin pausa, alegramos la
marcha, “allá en lo alto brillan las antenas” parece que están cerca, algunos
pensamos, otros lo sueltan. Sin darnos
cuenta, cruzamos Marrupe y por la pista
hormigonada, continuamos “sumando”; un paisaje de encinas y enebros, nos
abren paso por el discontinuo y riguroso camino; animando, las primeras cuestas que nos ponen a prueba,
para calentar, ya que el festival está a punto de comenzar.
Desde La Hinojosa, ya es otro cantar;
un puerto exigente que nos quiere doblegar, fuertes pendientes sobre hormigón
rugoso y quebrado; a nuestro paso, una
reconfortante arboleda que nos guía,
pero que “apenas apreciamos”; bastante tenemos con centrarnos en la escalada y
no perder la pista balizada. “Vas disfrutando del silencio” me comenta mi amigo
Roberto “El Bueno”, sí, y bregando con “los puñeteros repechos”; más adelante,
en lo más alto, ondea la cima, pero
todavía no vemos el momento de llegar. La primera línea, desaparece por las frondosas
curvas , mientras vamos espantando moscas con ….las manos (Cómo
fastidian en pleno esfuerzo), el amigo Gabriel “Machaque”, se baja de su
burricleta, para echarse “repelente”, “para esto lo traigo en la mochila”.
Continúa “el calvario” por las duros desniveles (con tramos, que rondan los veinte), tantas veces “sufridos”, fieles a esa
relación “amor-odio”, sabiendo que con
cada pedalada avanzamos y estamos más cerca de la “dichosa explanada”; exigentes y “fornidas” paredes nos quieren doblegar según avanzamos; con
el calor que hace y la temperatura que
llevamos, con los tramos de sombra nos aliviamos. Sucesión de empinadas curvas y encajadas en medio de la nada, la recta final, se nos alegra la cara; nos
levantamos, nos retorcemos, ya vemos a nuestros compañeros y una vez más,
coronamos. Nos agrupamos y proseguimos la marcha; todavía continuamos ascendiendo,
pero en una versión más amena y llevadera; robles y pinos jalonan nuestros
pasos, impresionantes vistas mientras vamos cogiendo altura; un último esfuerzo y conquistamos el paraje
estelar. Echamos un vistazo, para seguir disfrutando del valle y las genuinas
panorámicas que “abarcamos”. Reponemos fuerzas, a base de fruta frescas,
pasas, dulces y algún bocata, nos hidratamos para recuperarnos del titánico
empeño, mientras comentamos la jugada, sintonizamos las antenas; foto de rigor,
compartimos impresiones con otros
burriclistas, antes de preparar la partida. "La vida es el examen más difícil. Mucha gente suspende, porque trata de copiar a otros, no se dan cuenta que cada uno tiene sus propias preguntas."
Reemprendemos la marcha, disfrutando y
“relajando” por la estirada bajada; a nuestro paso, la senda rasgada por el brillante
robledal; sobre la marcha, unos minutos
para llenar las botijas de agua fresca; un mar de castaños, robles y pinos, perfuman el fugaz descenso; una pareja de
ardillas corretean a nuestro alrededor, también, avistamos a las ninfas montañeras y como toda la mañana, saludamos a otro grupo
de burriclistas. Cruzamos Navamorcuende “sin mirar”, alegres “volamos” por la cañada, salvando los
“repechillos” que encontramos; tenemos una jornada calurosa y a estas horas, van haciendo acto de presencia, los primeros amagos de tirones y calambres en
algunos compañeros, según nos comentan. Sotillo, también dejamos atrás, y una
vez más, por la vía más animada, entretenida
y más dura, para no variar. Nos
perdemos por el bosque de encinas, salvando “la propina extra” de los tramos más duros (“con lo que llevamos”);
discontinuos subes y bajas por las inmediaciones del inframundo del Marrupejo;
recogemos los caminos que nos quedan y a los burriclistas que encontramos “les
mandamos a casa”, “¿a estas horas dónde irán?”. Atrás, dejamos la villas vecinas y para que no vaya
sólo el amigo Roberto, le llevamos hasta “su casa”, tendrás queja gañán; más
cuestas para rematar la faena, “Las Piedras Caballeras” nos hacen la ola y el
paseíllo, porque vamos dando la talla. Hablamos de las buenas sensaciones,
todavía no nos hemos vaciado y esto es buena señal, manifestamos en presencia
de “La Atalaya”. Sin más novedad, visitamos Gamonal, despedimos al caballero
gamón, subimos “La Gineta” y Velada, para clausurar la última estación del “rutón”.
En definitiva, ruta circular de 88 kms
(1750 metros desnivel +) los principales caminos transitados han sido; Cañada
Real Leonesa Oriental, Camino de Velada-Mejorad-Segurilla, Camino del Hituero,
Camino Antiguo de Sotillo, Senda de Cervera, Camino de Meregil, Camino de Los
Dornajos, Camino de Segurilla a Marrupe-Hinojosa-Almendral de La Cañada- Alto
del Piélago (Antenas)- Camino del Campamento-Puerto de Navamorcuende, Camino de
Buenaventura-Sotillo- Cañada Real Leonesa Oriental-Sotillo, Segurilla, Camino
del Hituero-Segurilla- Mejorada-Gamonal-Velada.
Pd: Roberto, muchas gracias por tu
aportación fotográfica (1).
Buen día…………….SALUD.
“….mil caminos por andar y mucho
tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio…..”
Mis 2 webs (sin publicidad) pueden interesar a ustedes: yofrenoelcambioclimatico.blogspot.com (MENOS es MEJOR) y plantararboles.blogspot.com, un manual para reforestar, casi sobre la marcha, sembrando semillas de árboles autóctonos en zonas deforestadas, baldías, más o menos cercanas al lugar de su recolección. Salud, José Luis Sáez
ResponderEliminarJose Lus, muchas gracias por compartir los enlaces. Felicidades por la iniciativa, está genial. Lo anotamos y tenemos en cuenta. SALUD.
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