martes, 8 de septiembre de 2020

Ruta puertos: La Cabrilla, El Arenal, La Centenera.

Sábado, cinco de septiembre, en esta ocasión,  ponemos el punto de partida en la acogedora y atractiva  villa de  El Arenal (Ávila); tenemos ruta montañera con kilometrada incluida, subida al puerto de La Cabrilla (1989 metros altitud). El inicio de la ruta lo situamos desde el ayuntamiento, Plaza España, a la izquierda de un pilón de dos caños, cogemos la calle Ávila que nos llevará al frontón (ahora techado) y tomando este punto como referencia, viramos otra vez a la izquierda, para adentrarnos en el itinerario planificado.

Nada más comenzar, ya apreciamos la pendiente repentina y constante (8 kms aprox.), entre casas aisladas, generosos huertos y variedad de árboles frutales. A nuestro paso, fuertes repechos hormigonados, entre castaños y robles resguardados; seguimos la ruta bien balizada, con señales (PR-AV 44) paneles informativos y carteles “artesanales”. En esta exigente ascensión (ritmo alegre), nos adentramos en el auténtico esplendor del pinar (cruzamos pista forestal), a través de una trazada y piso irregular; cada paso que damos se hace “más dificultoso” según vamos sumando metros de desnivel. Nos guiamos por los pinos del Tío Marisana, -el pino del ahorcado-, el imponente Collado de las Aguilillas, la fuente de la víbora y tras disfrutar de las genuinas vistas a media ladera, apretar en el penúltimo escalón, arribamos en el El Puerto de La Cabrilla. Sumando distancias y desnivel, continuamos “cerrando el corral”,   cresteamos por encima de los prados de la Cabrilla/ Los Llanos hasta llegar al Puerto del Arenal, Refugio de  Las Campanas, Senda la Rubía, Collado de La Centenera, Pista forestal El Arenal.

                                           
                                           
                                       
    

                                          


                                       


                                 
                                 

                
                                   
                                             

                        

                       


                                           
 



      



               

         
                  


Además de lo gratificante y reconfortante que es realizar este tipo de travesía, desde el plano general es muy sencillo simplificar (ver resumen, datos GPS, etc.), pero detrás de tantos datos cuantitativo, los kilómetros recorridos (más o menos duros, más o menos exigentes, más o menos aburridos/entretenidos…) están cargados de pequeños detalles (como la vida misma) que hacen más grandes -si cabe- a las personas, detalles que aparecen cuando menos te los esperas, distintos para cada uno de nosotros/as y por las múltiples formas de captarlos, vivirlos y sentirlos.  Minúsculos detalles, cargados de sencillez y simplicidad que van edificando algo colosal, “los pequeños detalles hacen grandes momentos”. Por ejemplo, el día antes, elaborar un listado de “cosas imprescindibles” que tenemos que llevar en la mochila, retrata a una persona detallista, organizada y metódica. Describir, sentir el generoso frescor de la mañana, captar la sentida y esmerada caricia a un noble caballo, disfrutar por el enrevesado y empinado pinar; saber distinguir/degustar los embriagadores olores que nos rodean, degustar el exquisito sabor de la fruta recién cortada (“pillín”); admirar la aplastante habilidad de las cabras montesas; observar, expectantes el pesado despegar del buitre leonado;   apreciar la tranquilidad que se apodera de nosotros y que planea en todas las direcciones  sobre nuestras cabezas; admirar el entorno natural y de “mágico” etiquetar: "pequeños detalles que suman inolvidables momentos". Valorar,  como el regalo más preciado, un simple trago de agua, compartir “dulces y otros alimentos” entre compañeros; reconocer el gran valor de cada piedra que va construyendo el camino; encaramarnos en  la majestuosa balconada  y jugar a reconocer otros puntos más altos, el laberinto de caminos,  valles, llanuras y  pantanos que captamos con nuestros objetivos. Agradecer, el reparador esfuerzo -con ganas de más-, saber alimentar los sentidos con las mejores vistas, parajes y grandiosas panorámicas que salen a nuestro encuentro. Deleitarnos,  con las dificultades del camino y apreciar cualquier piedra o “palo con forma” como “la mejor reserva cinco estrellas” para acomodarnos a  comer; investigar,  el comportamiento de la esquiva víbora que se “escurre” entre las piedras y matojos; disfrutar del atronador silencio que campa a sus anchas por la sublime rinconada de las imperturbables montañas; captar los más discretos fotogramas del tupido castañar, pasear con humildad por las serenas callejuelas y reconocer la impresionante belleza que nos acompaña en la enésima jornada montañera: “Los pequeños detalles crean grandes sentimientos”. “La vida es como una montaña. A pesar de querer llegar a la cima, hay que saber que lo importante se queda en la experiencia del camino seguido, los obstáculos, las vistas y por encima de todo, el encuentro de uno mismo”. Hasta la próxima. 

                         
                                                                
                                     
                                    


                       











 

Resumiendo, ruta circular-circular de 22 kms (2000 m altitud y 1200 m. desnivel + aprox.). El Arenal, Puerto de La Cabrilla, Collado de los Llanos, Puerto de El Arenal, Refugio de Las Campanas, Collado de La Centenera, El Arenal.  


   Pd: Fernando, Gustavo, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (4).


Buen día…………..SALUD.


“…..mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario