miércoles, 26 de agosto de 2020

Ruta nocturna: La Calzada Romana

 

Sàbado, veintidós de agosto, hoy tenemos ruta nocturna, clásica, “con pedigrí”, bastante historia, paso obligado de la trashumancia  y con encanto a raudales. Desde  Cuevas del Valle (848 m)  al Puerto del Pico (1395 m), por La Calzada Romana. Se trata de un camino utilizado desde hace siglos, para comunicar las dos submesetas; todavía, hoy se utiliza como cañada (actualmente Cañada del Puerto el Pico), como paso trashumante de ganado desde las comunidades extremeñas y castellano-manchegas hasta la provincia de Ávila. Nos decantamos por una jornada corta en kilómetros (10), pero añadiendo el ingrediente de la noche para andar, para disfrutar de los pequeños detalles, sentir el frescor -casi frío- serrano, recrearnos con  las impresionantes vistas del “Barranco”, admirar  la belleza de la localidad (Cuevas del Valle), alargar las amenas conversaciones entre los convocados, bromas, risas, recuerdos y el paseo nocturno (“como si fuéramos al parque de la Vega a comernos un helado”) para ir entretenidos en plena faena, sumando desnivel, casi sin darnos cuenta. La excepcional compañía, hace la caminata más llevadera y amena;  a nuestro paso, salvamos algunos rampones considerables, asentados por la  moqueta empedrada,  algunas bien plantadas, otras sueltas y también amontonadas; impresionante,  el silencio que nos ofrece la agradable noche estrellada, el reconfortante frescor que nos acompaña durante toda la jornada y las impresionantes vistas de las villas iluminadas. También, apagamos los focos, para disfrutar “a pelo” del cielo estrellado, algún destello  fugaz también avistamos, mientras nos quedamos ojipláticos y “pasmados” en medio del gratificante escenario. ¿Qué son esos brillos? Son pájaros, no, parecen luciérnagas; no, son “cabras nocturnas” reposando en zonas más altas,  que nos alertan y ofrecen una estampa privilegiada durante la placentera marcha. Un agradable paseo por el parque natural, bajo la infinita bóveda celeste, adentrados en el refugio estrellado,  para recargar las pilas al aire libre, envueltos en un armonioso y embriagador entorno.


                       

                       

                       

                      

                  

                


                   

                   

                  



                    


              

                   

                   

“El tiempo es algo que pasa y no se recupera, así que aprovéchalo bien, pues al final no hay botón de reinicio”. En verdad, el tiempo es efímero y no vuelve más, por lo que, vamos a aprovecharlo para disfrutar “de estos edificantes momentos”, en buena compañía, con las personas que queremos y apreciamos, plantando agradables oportunidades , buscando aventuras, escribiendo emocionantes historias y dejando nuestra huella personal, única e irrepetible. Tenemos una  facilidad aplastante  para complicarnos nuestra existencia, de preocuparnos por “absurdeces” que no nos llenan, que nada nos aportan -sino quebraderos de cabeza-  y a ningún lugar nos llevan; a menudo, nos preocupamos -demasiado- por cosas materiales, artificiales  y desviamos el foco de aquellas otras más importantes  y gratificantes. También, solemos  cometer errores, malgastando nuestro valioso tiempo en discusiones vacías, buscando soluciones mágicas, creando enfrentamientos que no nos llevan a ninguna parte, sembrando envidias, discordias, rencores y enfrentamientos varios y cuando nos queremos dar cuenta “el tiempo ha volado”. “El mejor maestro es el tiempo, sin necesidad de que le hagas preguntas te da las mejores respuestas”. Igual que no es lo mismo ser que  estar, tampoco es lo mismo ver que sentir y a menudo, nos preocupamos más por  tener que de ser;  por lo que, desde estas líneas abogo por lo sencillo y lo simple, lo natural, actividades al aire libre, compartir momentos con una agradable compañía, coleccionar experiencias -pocas pero de calidad- y preocuparnos más por  el desarrollo personal, para ser y crecer. “Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”.  

 

                        




                           
                          

                          

                     


En definitiva, ruta lineal (ida y vuelta) de diez kilómetros, (600 m. aprox. desnivel +). Itinerario, Cuevas del Valle, Calzada Romana, Puerto del Pico.


Pd: Alberto, Raquel, muchas gracias por vuestra aportación fotográfica (4).

 

Buen día…………..SALUD.

 

“…..mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo ni sitio….”.

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