Sábado, tres de octubre, como viene
siendo “tradición” en los últimos años, el primer fin de semana de este mes,
tenemos marcada la fecha para “la gran batalla”. A las seis y media de la
mañana, cinco caballeros veleños acudimos a nuestro habitual punto de
encuentro. Con las burricletas bien dispuestas
- o eso al menos creemos- y
prestas para la épica contienda, los aquí
presentes, nos mostramos expectantes, ilusionados y de ánimos
sobrados, por la inédita y novedosa
aventura que nos aguarda por tierras extremeñas; mochilas en orden, luces a
punto y bien ataviados, porque a estas horas, tenemos ocho grados de temperatura, aunque la
sensación térmica es menor de lo que marca “el contador”.
En primer lugar, mención especial a dos
amigos, que por distintos motivos de última hora -muy a su pesar- no nos
pudieron acompañar: Gabriel “Machaque” , que en diez kilómetros
de ruta, había partido la cadena dos veces ¡¡¡¡ya es mala suerte!!! A pesar de
los arreglos y apoyo técnico, a petición suya, se percató que no podía
continuar, y nos animó a seguir a los demás. Martín “El Fiero”,
tu responsabilidad, coherencia y solidaridad te honran y merecen toda nuestra
admiración: “La humildad es sinónimo de calidad de persona….” También, a
aquellos compañeros, que por otros motivos no pudieron venir, a pesar de que
les hubiera gustado realizar dicha etapa. A vosotros, de sobra sabemos, que os
apetecía este reto ¡¡¡¡¡Muchas gracias por vuestras llamadas y preocuparos!!!!!
Comenzamos la etapa, todavía en plena
noche cerrada, por El Camino Real que nos llevará más allá de Las
Ventas de San Julián, pasando antes por la pedanía de La Corchuela.
Nos adentraremos en la anchurosa vía del Cordel de Las Merinas, Cañada de
Portugal y también transitamos por un laberinto de caminos y cordeles, que nos
introducirán en la reconocida y espectacular dehesa extremeña. Bordeamos Navalmoral
de la Mata, también cruzamos por Casatejada, Toril, para enlazar con
el Cordel de Plasencia. En varias ocasiones, cruzamos la vía férrea
-punto de referencia y guía-, también la autovía, lo que nos permitiría
realizar nuestra ruta, en su totalidad, por caminos, en algún punto “pisamos”
la carretera, pero sólo, para unir pasos hacia el destino marcado. Tuvimos la
gran suerte, de rodar unos kilómetros por la Vía Verde de Monfragüe, muy
bien conservada y entretenida, desde aquí, ya empezaríamos a sumar a la
kilometrada, el desnivel positivo acumulado, porque hasta entonces, habíamos
rodado prácticamente en llano. Dimos un giro, para no entrar en Malpartida
de Plasencia, por un marcado cordel (Del Valle) y enlazamos con el camino
de Jarandilla a Plasencia, el cual nos llevaría por una maraña de caminos
bien balizados y antes de entrar en la ciudad placentina, de “postre” un
sendero-trialera para rematar la faena. Entramos triunfantes a la plaza -el
punto pactado de llegada- , donde nos aguardaban nuestros familiares; pasamos
revista, damos novedades, foto de rigor y a comer “ el picnic casero” al aire
libre, “para orearnos”. Brindamos y “nos regamos” con refrescos y “zumo de
cebada” bien fría, para celebrar la enésima épica de la escuadra veleña. Por la tarde, café para reposar y ruta turística por el centro de la ciudad
para concluir la jornada.
En definitiva, ruta lineal de 128
kilómetros (850 metros aprox. desnivel +), los principales caminos transitados
han sido: Camino Real, Cordel de Las Merinas, Cañada de Portugal, Cordel de
Plasencia (Caminos de Casatejada, Sotillo, La Bazagona), Vía Verde de
Monfragüe, Cordel de Malpartida- El Valle, Camino de Jarandilla-Plasencia.
Pd: Raquel, gracias por tu aportación
fotográfica (3).
Buen día…………SALUD.
“…..mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,
no tengo tiempo ni sitio….”.
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