Domingo (20-2-2022), seis caballeros veleños nos presentamos en el habitual punto de encuentro. Con las burricletas bien dispuestas y preparadas para afrontar la nueva propuesta. Dos caballeros de alto rango (Presidente y adelantado mayor), marchan a ver los almendros en flor; para los demás, Francis “El Paciente”, propone la ruta navalqueña; visita a los antiguos molinos de agua, ubicados a la orilla del río Tiétar.
Nos
recibe la apacible mañana, templadas temperaturas, agradables y previsión de
jornada soleada. Cabalgamos bien agrupados, animados y amenas conversaciones por el variado y
entretenido recorrido. Durante la marcha, atravesamos el caudaloso río (por dos
puntos distintos), nos adentramos en el idílico encinar, con tramos helados y
una capa fina de aguazo, sobre estirados retales; fomentamos la armonía y el
buen rollo por los pausados parajes.
Sobre
la marcha, tramos quebrados, otros más llanos y también, nos toca escalar
puertos “de segunda” de la aldea vecina. Hacemos “empujabike” entre piedras y
espesas retamas y las genuinas vistas que nos deleitan por las inmediaciones del río Tiétar,
encajonadas entre bucólicos paisajes, agrestes alturas, aparcados en la lúcida
tranquilidad del lugar. Afortunados, de
disfrutar de la asilvestrada experiencia, de los privilegiados rincones
acamados en el regazo del “encabritado” riachuelo.
Arribamos
en los antiguos molinos, colosales obras maestras de “otros tiempos” no tan
lejanos, con accesos de cuento, disimulados, entre sus fantásticos recovecos. Echamos un
vistazo a los impasibles monumentos, nos empapamos con la serenidad y quietud que impregna la agraciada
guarida; celebramos la agradable mañana,
metidos “en medio de la nada”, rodeados del palpable aire limpio y demás
placeres, que se mecen por estas “bajuras”.
Escalamos
y bregamos por estos lares, nos esperamos y agrupamos para cabalgar hermanados.
El Lobo Gamón, con soltura tira del
grupo, relevos sobre la marcha para acomodarnos y “no quemarnos”; Martín “El
Fiero”, roza el notable alto, antes de comenzar la época de pretemporada. Nos
volvemos adentrar por el remanso adehesado, ni rastro de “bichos” por el
plácido terralgo y para clausurar, “con los brazos abiertos nos recibe la
criminal.”
Excelente
jornada, destacar, los recónditos rincones asentados a las orillas del río
Tiétar; increíble, las sensaciones que
se respiran, la amabilidad y generosidad
del placentero lugar, de propina
nos agasajan con su etérea y sublime belleza. “Algunos paisajes son un enigma,
otros, una explicación.” “Ningún espacio natural digno, pedirá que se le
agradezca aquello que nada le cuesta.”
En definitiva, ruta circular de 53 kms. Los principales caminos transitados han sido: Camino Real, Camino de la Calancha, Camino de Arenas-Parrillas-Navalcán, Camino de la Tabla, Cañada Real Leonesa Occidental, Camino de Talavera-Navalcán-Valcasillo-Candeleda-Camino Molinos Montoya-Motores, Camino de Candeleda-Navalcán-Parrillas-Navalcán-Arenas-Velada.
“…..mil caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir,
no tengo tiempo ni sitio….”.
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