Domingo
(19-11-2023), dos caballeros veleños nos presentamos en el habitual punto de
partida; más tarde, el amigo Roberto “El Bueno”, saldrá a nuestro encuentro.
Con las burricletas prestas y bien dispuestas, afrontamos otra semana, la rutinaria salida semanal. Previo acuerdo,
sin dudar ni pensarlo, partimos hacia Sotillo.
Iniciamos
la jornada, con suaves temperaturas y un ligero aire de cara, que nos “peina y
orea”, aunque las previsiones, ya nos avisaban de una mañana soleada. Alargamos “la circunvalación” para coger
carrerilla y pillar a “La Gamonosa” a traición; después de “taitantas veces”,
escalamos “con soltura” el conocido muro, y
rápidamente, por el entretenido
tobogán, cogemos calor para toda la
etapa. Atravesamos las villas vecinas, sin apenas hacer ruido, dando “los
buenos días” a los madrugadores vecinos.
Por
el vetusto camino, rescatamos las mejores postales del privilegiado paisaje
cerrero; escarpadas praderas, salpicadas
de colores varios, la límpida sierra al fondo, luciendo transparente y clara;
el calmado encinar, “chorreando” y
perfumado por “el aguazo” que nos ha dejado la madrugada. El archiconocido y
loado arroyo del Marrupejo, con sus mejores galas, presumiendo
con todo su esplendor; corrientes vivas y con fuerza,
que se escurren por el abigarrado rincón, mientras nos “remangamos el
mono de faena”, para adentrarnos en el
escondrijo más asilvestrado del revirado
y elevado entorno.
A
nuestro paso, subidas de piedras sueltas, estiradas regueras, para extremar la precaución en las rasgadas
bajadas; largos muretes empedrados, bien engalanados con el refulgente musgo y
encantados callejones, camuflados entre un castillo de cuestas y tramos más
rápidos. Bordeamos la localidad “palomera”, para afrontar las empinadas
pendientes de hormigón y otros tantos repechos, acurrucados en la
placentera umbría. No pasan
desapercibidas, las demás torretas, izadas entre enebros y encinas,
que vamos conquistando antes de arribar en Cervera. Francis
“Sevilla” (El Marqués de las Cinco Villas) con su flamante burricleta, está de
estreno y se exhibe en las bajadas y
pasos más irregulares, para probar y
domarla.
En
este punto, unos minutos para reponer
fuerzas y comentar sobre la soleada etapa. Partimos, para encontrarnos “en lo alto del depósito”
con nuestro “empadronado” amigo. Desde aquí, por la vía más rápida, saludamos a
bastantes burriclistas –la mañana invita-, amenas conversaciones por la florida
estampa, mientras continuamos otoñeando
por los compactados caminos que transitamos; sábanas de hojas caídas y un mosaico de
colores extendidos por el variado
itinerario. Anchas pistas locales y estanques repletos de agua, que “fotografían” a sus vecinos más cercanos,
antes de clausurar la entretenida jornada.
Destacar de la ruta, la mañana primaveral con la que nos hemos encontrado y el fantástico recoveco del antiguo camino, pasos estrechos, con el arroyo del Marrupejo “a timbote” de agua y la tranquilidad y quietud de camino hasta Sotillo. “Los guerreros más fuertes son estos: el tiempo y la paciencia.”
Resumiendo, ruta circular de 57 kms. Los principales caminos transitados han sido, Camino de Los Perales, Camino de Velada-Mejorada-Segurilla, Camino del Hituero, Antiguo Camino de Sotillo-Cervera-Segurilla-Mejorada-Camino de Los Huertos (“La Asfaltá), El Baldío, Camino de La Mojeda, Cruz de Los Charquillos- La Calancha-Camino Real.
Buen
día…………SALUD.
“……mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio…….”
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