Domingo
(30-06-2024), dos caballeros veleños nos presentamos al habitual punto de
encuentro; con las burricletas prestas y bien dispuestas, para afrontar otra jornada combinada. Previa consulta
y acuerdo, se decide subir al “Cerro del Mogorro”, aunque, por motivos varios, tenemos notables
ausencias de “guerreros” que habían firmado realizar esta exigente etapa.
Comenzamos
la ruta, bien ataviados, el frescor de la nubosa mañana “nos obliga” a llevar
algunos “complementos de largo”. Cabalgamos animados por la estirada cañada,
conversaciones varias según se van sucediendo paisajes ya cosechados y otros,
repletos de pastos, antes de arribar en la villa calerana. Desde aquí, nos
adentramos en la Vía Verde, a nuestro paso, tramos espesos y cerrados de cañas,
caminos casi “perdidos” por los frondosos marullagos y hierbajos que se asoman
a la pista; túneles a “oscuras”, el prominente viaducto y el ligero ascenso
hasta llegar a la localidad de
Aldeanueva.
Desde
este punto, callejeamos “hasta estar dentro de ruta”. Cambio radical del
paisaje, entretenido, amplios cercados de almendros, por el ascendente terreno
vamos salvando y esquivando charcos de distintos tamaños y también nos
embarramos. Encajonados entre altos cerretes, un mar de encinas, retamas y
jaras en un entorno poco transitado y visiblemente asalvajado. Olivares “en
vertical”, adornados de piedras, “¿cómo
se las apañarán aquí para recoger las aceitunas?” mientras divagamos con las
tareas recolectoras. Un cementerio de almendros secos en la cuneta y antiguas
casas, son fieles testigos del paso del tiempo…..y antes de arribar en “La
Nava”, afrontamos los primeros repechos mañaneros más serios.
Ya,
desde esta localidad, nos configuramos en modo escalada, callejeamos por sus
tranquilas calles, antes de adentrarnos en la durísima cota. La primera
–hormigonada- con un desnivel del 24%, la zigzagueamos, nos retorcemos por la pared vertical, “como
protocolo” antes de salir a “la subida
oficial”. “Lo mejor”, que la han arreglado y el firme está más sentado. Pero
los repechones están ahí y tenemos que domarlos. “Los Master 50” damos la talla
“con oficio y paciencia” vamos escalando, aunque parece que no avanzamos y “al
dichoso almendro nunca llegamos”. No hay descanso, ni tramos más benévolos en
la dichosa ascensión, para mayor información. Cuando “salimos de este susto”,
pasos más agradecidos que nos permiten contemplar las espectaculares vistas,
antes de conquistar el deseado “Torreón”. En este punto, paramos para
hidratarnos y reponer fuerzas, inmortalizamos “el sufrido momento”, mientras
nos deleitamos con el entorno que nos rodea….y antes de emprender la marcha, “nos abrigamos” para no coger frío en la
empinada y rápido descenso.
¿El
camino de vuelta? Más relajados realizamos la fugaz bajada, ahora sí, nos
recreamos de las genuinas vistas a media altura. Dentro de la localidad, el
amigo Alberto “El Maestro Ceramista”,
nos llama por teléfono y le facilitamos las coordenadas y en el punto
dónde nos vamos a encontrar. Mientras tanto, por estos arreglados caminos rurales, continuamos “bajando”, antes de adentrarnos de nuevo en la Vía Verde
(Estación de Fuentes). Unos metros más adelante, nos encontramos con “el
caballero descarriado”, que nos cuenta sobre su incorporación tardía. ¿Por la
vía? Más burriclistas, andarines –la mañana lo permite- y paisajes que pasan a
toda prisa delante “del trío”, con ritmos bastantes alegres, "El Ceramista" en cabeza, a velocidad de crucero, "ni pide relevos", capturamos los
fotogramas anteriores y los que podemos, que nos llevan hasta la entrada del canal. Desde aquí, “dirección a casa”, más relajados en el
último alto con “meta volante”, Roberto
“El Bueno”, como una bala al esprint, se
hace con el premio del “Mogorrín”…. Despedida en la población gamona y para los
veleños, otra Gineta antes de finalizar la etapa.
Destacar
de la ruta, en primer lugar, la
exigencia de la ruta en general, considerando el tramo desde Aldeanueva a La
Nava; con paisajes abigarrados y bastantes heterogéneos tanto por su orografía
como por la variedad de arboleda (almendros, olivos, encinas, pinos) y cunetas
repletas de jaras y retamas floridas. No menos destacable, la espectacular y
exigente subida desde el pueblo al cerro del Mogorro y sus admirables vistas en
360º, mejor subir y no esperar a que os lo cuenten. “La fuerza de voluntad es
mucho más poderosa que cualquier estímulo externo.”
Pd:
Roberto, muchas gracias por tu aportación fotográfica (6).
Buen
día……….SALUD.
“…mil
caminos por andar y mucho tiempo perdido sin saber a dónde ir, no tengo tiempo
ni sitio…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario